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ZARAUTZ

Zarautz es, ante todo, un popular destino de veraneo. La localidad es hogar de la playa más larga del País Vasco español y también de famosas olas que atraen a surfistas de todo el mundo. Si estás buscando un destino playero con un ambiente un poco más relajado que el de San Sebastián, pero que disponga de todas las comodidades, entonces Zarautz puede ser la elección perfecta para ti.

La pequeña localidad de Zarautz, ubicada en la costa vasco-española, es especialmente famosa por una cosa: su playa de 2,5 km de longitud. Esta gran extensión de arena, conocida como “la reina de las playas”, ha atraído a turistas y veraneantes desde el siglo XIX, cuando la reina Isabel II de España eligió Zarautz como su residencia de verano. Poco después, comenzó a llegar también la aristocracia y, con ella, la construcción de grandiosas mansiones en primera línea de playa. Sin embargo, en los años 70 y 80, Zarautz poco a poco se fue convirtiendo en un destino de veraneo más asequible y, desafortunadamente, la mayoría de los edificios palaciegos construidos por la aristocracia en el siglo XIX fueron destruidos para dejar espacio a hoteles y edificios de apartamentos modernos.

Durante la mayor parte del año, Zarautz es una localidad tranquila y relajada, sin estrés ni bullicios. Sin embargo, durante los meses de verano, su población de unos 22.000 habitantes prácticamente se triplica y el ambiente cambia completamente. En Zarautz los visitantes encontrarán todas las comodidades que necesitan y es además un muy buen lugar para practicar deportes acuáticos, especialmente surf. Si tienes ganas de aprender, hay varias escuelas de surf en Zarautz.

Un Poco de Historia

Zarautz fue fundado en 1237 y, durante siglos, la pesca fue la principal actividad económica de la localidad. Cuando alrededor del siglo XVI la ballena del Cantábrico comenzó a desaparecer, los de Zarautz se vieron forzados a dedicarse a otras actividades, tales y como, agricultura, construcción de barcos, etc. Se rumorea que el astillero de Zarautz construyó el barco que dio la primera vuelta al mundo, el Nao Victoria, bajo el mando de Juan Sebastián Elcano, nacido en la vecina Getaria.

Las mejores cosas que hacer en Zarautz

Playa

El principal atractivo de Zarautz lo forman, sin lugar a dudas, sus 2,5 kilómetros de playa de fina arena, la más larga del País Vasco español y una de las más largas de todo el Cantábrico.

La playa es popular no solo entre vascos, españoles y franceses, sino que también recibe visitantes de todos los rincones del mundo: familias con niños, parejas jóvenes y mayores y, por supuesto, surfistas.

La playa está dividida en tres áreas diferentes. La parte oeste está dedicada a familias y bañistas, mientras que el centro es para los surfistas. El extremo este es más tranquilo y menos bullicioso, perfecto para aquellos a los que les gusta enseñar todo en la playa.

La playa está también rodeada por un bonito paseo. A lo largo del camino hay varias esculturas y columpios para niños. El paseo continúa hacia el oeste incluso más allá de Zarautz, hasta llegar a la vecina localidad de Getaria (a unos 4 km).


Biotopo Protegido de Iñurritza

En el extremo este de la playa de Zarautz se encuentra el Biotopo Protegido de Iñurritza, formado por el estuario, las dunas y las marismas. Aunque Zarautz está muy orgulloso de ser hogar del mayor sistema de dunas de la provincia, con 177.200 m2, la mayoría de su extensión está ocupada por un campo de golf. Hay una camino que permite a los visitantes andar a lo largo de la parte pública de las dunas pero, de nuevo, la mayor parte queda detrás de la valla del campo de golf.

El mejor lugar para disfrutar de las vistas del Biotopo Protegido de Iñurritza es la cima del  Monte Talaimendi.


Monte Talaimendi

El paseo que atraviesa las dunas del  Biotopo de Iñurritza continúa hacia el este, cruzando el estuario del río, hasta alcanzar la cima del Monte Talaimendi. En la cima del monte hay un mirador que en sus orígenes fue una torre de vigilancia para la pesca de ballenas. Desde este mirador, podrás disfrutar de unas hermosas vistas del pueblo y la isla de Mollarri.

Mirador de Santa Bárbara

Hay otro lugar muy interesante que ofrece unas hermosas vistas de Zarautz. Este mirador se encuentra en el extremo oeste de la localidad, junto a la ermita de Santa Bárbara. Para llegar a él, comienza acercándote al parque Mutxio o Montetxio, situado a los pies del monte Santa Bárbara. En el parque, encontrarás un camino que va hasta la ermita con el mismo nombre (también es posible llegar en coche). El camino está repleto de hermosos paisajes verdes y rodeado de viñedos de txakoli. Desde la iglesia, es posible disfrutar de unas magníficas vistas de Zarautz y su playa.

Hotel Karlos Arguiñano
En esa misma ladera, hay otro parque llamado Vista Alegre (es también el nombre del barrio). En su punto más alto hay una construcción interesante erigida en 1913 y conocida como “el torreón”. Desafortunadamente, el edificio está actualmente abandonado y poco a poco cayéndose a pedazos.

Casco Viejo

Lo cierto es que no hay mucho que ver en el casco viejo de Zarautz, pero si necesitas un descanso de la playa y el sol, encontrarás un par de edificios interesantes en la zona. El casco antiguo de Zarautz se encuentra en el extremo oeste de la playa. Paseando a lo largo de la calle principal (“Kale Nagusia” en euskera), un edificio que destaca es la  Torre Luzea. Construido en el siglo XV, es un buen ejemplo de arquitectura defensiva vasca. Desafortunadamente, no está abierto al público. Frente a la torre se encuentra el mercado de Zarautz.


En el extremo oeste de la calle principal se elevan dos edificios importantes del siglo XV:  la iglesia gótica de Santa María la Real y la Torre Zarautz. Ambos edificios forman un complejo arqueológico que contiene los restos que muestran la historia de Zarautz del siglo V a.C. hasta la actualidad. La Torre Zarautz es además hogar del Museo de Arte e Historia y es el edificio más antiguo de la localidad.

Otro edificio que merece la pena destacar es el  Palacio de Narros que se encuentra en el extremo oeste de la localidad, en primera línea de playa. Construido en 1536, fue utilizado como residencia de verano por la reina Isabel II de España. En la actualidad, el Palacio de Narros es una residencia privada y solo es posible admirar el edificio desde el exterior. 

GETARIA

Getaria es un encantador pueblo pesquero donde puedes disfrutar de pescado recién sacado del mar Cantábrico, acompañado del vino blanco local, llamado txakoli. Enclavado entre dos bonitas playas, posee también una pequeña isla, perfecta para ir a dar un paseo. Además, se trata del lugar de nacimiento del famoso diseñador de moda Balenciaga y puedes visitar el museo en su honor.

Getaria está situado en el Golfo de Bizkaia, unos 25 km al oeste de San Sebastián. Los paisajes que rodean Getaria son impresionantes: el Casco Viejo, una montaña en una isla, el puerto, las playas (Gaztetape y Malkorbe), el océano, y las ondulantes colinas de la región vitícola del Txakoli de Getaria. Todo ello, hace que Getaria sea uno de nuestros pueblos favoritos en el País Vasco.


Comienza tu visita paseando por la calle principal ( Nagusia Kalea) donde puedes parar a comprar productos locales o comer un pintxo. Al final de la calle encontrarás la  iglesia gótica del siglo XV dedicada a San Salvador. Un detalle interesante del edificio es que su suelo está inclinado debido al terreno rocoso sobre el que se construyó. La calle continúa a través de un túnel excavado bajo la iglesia. Dicho túnel fue en sus orígenes utilizado con fines defensivos, en los tiempos en que la iglesia pertenecía a la muralla que rodeaba el pueblo.

Bajando hacia el  puerto, para en uno de los numerosos restaurantes a probar el pescado a la parrilla y el vino blanco local por excelencia, el txakoli. Te recomendamos pedir salmonetes en el restaurante May Flower, el cual ofrece hermosas vistas del puerto desde su terraza. Si estás buscando algo más lujoso, dirígete a los restaurantes Elkano (una estrella Michelín) o Kaia-Kaipe. Son conocidos por ser lo mejor de lo mejor en Getaria. Sin embargo, independientemente del restaurante que elijas seguro que comerás bien, ya que todos ellos ofrecen la pesca del día. Es imposible equivocarse.



Al final del puerto está el  monte de San Antón, que hasta el siglo XV era una isla. La forma del monte recuerda a la de un ratón y es por ello que es conocido por los locales como ratón de Getaria. El monte de San Antón es un parque natural con una gran variedad de vegetación y animales (especialmente gaviotas). Existen varios senderos que llevan a la cima del monte. En el camino, descubrirás el faro desde el cual se observaba a las ballenas (Getaria fue, como tantos otros en la costa vasca, un pueblo ballenero durante siglos). Si continuas hasta la cima, te verás recompensado con una hermosa vista panorámica del pueblo y la costa vasca.

Los alrededores de Getaria están repletos de viñedos de txakoli. Por supuesto, es posible probar los diferentes txakolis en los bares y restaurantes del pueblo (hay incluso una tienda de degustación en Nagusia Kalea que vende todos los txakolis de la zona de Getaria). Sin embargo, si quieres probar el vino antes de comprarlo o simplemente quieres aprender más acerca del txakoli en general, es mejor idea aventurarse a las bodegas que rodean Getaria. La mayoría de las bodegas están abiertas para venta directa. Algunas ofrecen degustaciones y unas pocas ofrecen también visitas guiadas. Te recomendamos echarle un vistazo a la página web de Getariako Txakolina para obtener información más detallada.

Si estás interesado en diseño y moda, definitivamente te recomendamos visitar el museo dedicado a  Cristobal Balenciaga. Balenciaga, nacido en Getaria en 1895, fue un verdadero innovador de la moda. Fue respetado (y aún lo es hoy en día) a lo largo del mundo de la moda por su técnica y construcción así como por su perfeccionismo. El museo en su honor abrió las puertas en 2011 y está ubicado en dos edificios separados pero conectados entre sí. Uno de ello es un gran edificio moderno, el otro es el Palacio Aldamar, donde Balenciaga pasó la mayor parte de su niñez ya que su madre trabajaba como sastre para los dueños del palacio, los marqueses Casa Torre. Fue ahí donde Balenciaga entró en contacto por primera vez con la alta costura y resulta por ello el lugar perfecto para ubicar el museo en su honor.

Getaria tiene otro hijo famoso, Juan Sebastián Elcano. Elcano fue un explorador que completó la primera vuelta al mundo. Paseando por Getaria, descubrirás un par de monumentos en su honor, como por ejemplo, en la plaza enfrente del ayuntamiento. El monumento más grande se encuentra en la carretera principal que cruza el pueblo, justo antes de la playa de Malkorbe.



HONDARRIBIA

 

No es solamente uno de los pueblos más encantadores del País Vasco sino que además está repleto de asombrosos bares y restaurantes – de hecho, algunos de los mejores de la región. Si estás interesado en la gastronomía vasca, entonces tu viaje no estará completo si no visitas Hondarribia. Su bien conservado casco antiguo, una atmósfera marítima relajada y comida fantástica son solo algunas de las razones que hacen que Hondarribia sea uno de nuestros lugares favoritos.

Las mejores cosas que ver y hacer en Hondarribia 

Hemos seleccionado cuidadosamente las mejores cosas que ver y hacer en Hondarribia. Desde comer pintxos en el barrio de la Marina hasta visitar el Casco Viejo – Aquí encontrarás todo lo relacionado con el turismo en Hondarribia.

Casco Viejo

Dentro del recinto amurallado de Hondarribia se esconde un encantador Casco Viejo. La  Puerta de Santa María era, y todavía es, la entrada principal al pueblo. Esta puerta medieval recibe a los visitantes y los guía a la Kale Nagusia (Calle Mayor), donde se encuentran algunos de los edificios más bonitos del Casco Antiguo. Uno de esos edificios es el  ayuntamiento de Hondarribia, albergado en una construcción barroca del siglo XVIII.

Hay otros dos edificios barrocos que llaman especialmente la atención en la Kale Nagusia. El primero es el Palacio Zuloaga, un palacio urbano del siglo XVIII que en la actualidad alberga la biblioteca municipal y el archivo histórico. El otro es la Casa Casadevante, construida en el siglo XVII y que ahora acoge el Hotel Pampinot (desafortunadamente cerrado de forma temporal).

A tan solo unos metros del edificio Casadevante se encuentra la  Iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano.

La Calle Mayor termina en la  Plaza de Armas, la cual ha sido la plaza principal de Fuenterrabía durante siglos, testigo de celebraciones, recepciones, proclamaciones y muchos otros eventos importantes. La Plaza de Armas está dominada por un magnífico edificio llamado  Castillo de Carlos V, el cual en la actualidad funciona como Parador. Es posible echar un vistazo al interior del edificio incluso sin hospedarse en él visitando el bar, que dispone de una entrada independiente en el lateral del edificio.

Desde la Plaza de Armas, te recomendamos perderte por las calles del Casco Viejo, asegurándote de visitar otras zonas destacadas, como puede ser la Plaza Guipuzcoa. Tras el paseo por el Casco Viejo, puedes finalmente descender poco a poco hasta el barrio de la Marina.

Iglesia de Santa María

La Iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano fue construida en los siglos XV y XVI sobre las ruinas de una iglesia romana y antiguas murallas.

Aunque la construcción del edificio comenzó en 1474, duró mucho más de lo planeado, ya que en aquella época Castilla estaba intentando conquistar el Reino de Navarra. En cierto momento, la renovación de las fortificaciones medievales de Hondarribia era tan urgente que fue necesario trasladar material para la construcción de la iglesia a las murallas.

Finalmente en 1549, tras múltiples batallas, la primera etapa de construcción se dio por terminada y el edificio fue consagrado.

Aunque la iglesia se construyó principalmente en estilo gótico, durante el siglo XVI se añadieron al edificio algunos elementos renacentistas, tales y como la entrada que vemos hoy. Otro de los elementos más destacables de la iglesia es la torre del campanario, en estilo barroco (siglo XVIII) de Francisco de Ibero.

Si tienes la oportunidad de entrar en la iglesia, asegúrate de subir las escaleras y echar un vistazo al hermoso órgano.

Castillo de Carlos V – Parador de Hondarribia

El impresionante edificio que alberga el Parador de Hondarribia fue en sus orígenes una fortaleza construida a finales del siglo X por el Rey Sancho II de Pamplona. En la actualidad se le conoce como Castillo de Carlos V por los trabajos de restauración y extensión ejecutados por Carlos V en el siglo XVI.

Su ubicación en la colina con vistas al Río Bidasoa, Hendaya y la Bahía de Txingudi resulta perfecta para fines defensivos. Por esta razón, el castillo fue principalmente utilizado como cuartel y también como casa del gobernador. Generalmente se dice que el edificio funcionó como “palacio-castillo”.

Los huéspedes más importantes que el Castillo de Carlos V haya visto pasar por sus estancias en tantos siglos de historia han sido probablemente los miembros de la Familia Real Española. En 1660 se hospedaron en el castillo mientras esperaban al casamiento de la hija del rey, la Infanta María Teresa, con el futuro Rey de Francia, Luis XIV. Dicho matrimonio, junto con el Tratado de los Pirineos firmado en la cercana Isla de los Faisanes, puso fin a un largo conflicto entre Francia y España.

Hondarribia fue testigo de muchas batallas debido a su ubicación junto a la frontera con Francia. Esas batallas causaron estragos en el Castillo de Carlos V. A finales del siglo XVIII el edificio fue gravemente dañado por las tropas francesas y permaneció en ruinas hasta que fue rehabilitado y transformado en Parador Nacional en 1968. Desde entonces, funciona como un hotel gestionado por el gobierno español.

El Barrio  de la Marina

El Barrio de la Marina se encuentra situado junto al antiguo puerto (“Kai Zahar” en euskera) y es en él donde los pescadores de Hondarribia vivieron durante siglos. Ubicado entre el  amurallado Casco Viejo y el mar, es una zona repleta de encantadoras casas de estilo vasco con coloridos balcones y contraventanas.

Además de la hermosa arquitectura, el barrio de la Marina es famoso por su alta concentración de bares y restaurantes (mira las secciones Restaurantes y Bares para más información). Siempre hay un ambiente animado en la zona, especialmente alrededor de las calles San Pedro y Santiago. Cuando el tiempo lo permite, las terrazas de bares y restaurantes ocupan las calles, haciendo que el ambiente sean aún más agradable.

Otro

atractivo del barrio de la Marina es el Paseo de Butrón que se extiende junto al agua y al que te recomendamos ir a caminar. Desde el  Paseo de Butrón es posible disfrutar de las hermosas vistas del mar Cantábrico, el estuario del  Río Bidasoa y la bahía de Txingudi con Hendaya (Francia) al otro lado.

Playa

Hondarribia es hogar de una hermosa playa de 800 m de longitud. La playa dispone de servicio de socorristas, baños, duchas y vestuarios, así como algunas actividades para mantener a los niños entretenidos.

Debido a todas las facilidades y sus tranquilas aguas, la playa de Fuenterrabía es muy popular entre gente local y turista, especialmente familias con niños.

También existe un paseo marítimo que rodea la playa y el puerto, continuando en dirección sur junto al agua hasta llegar al Paseo de Butrón en el puerto viejo (“Kai Zaharra" en euskera).

Junto a la playa hay un aparcamiento de pago.

Camino de la Bahía

El Camino de la Bahía es un sendero que se extiende 14 km, comenzando en el extremo este de la playa de Hendaya (Francia). El camino continúa junto al agua hasta llegar al puente que cruza a Irún. Después se adentra en España, atravesando la localidad de Hondarribia.

Siguiendo el Camino de la Bahía junto al agua en Hondarribia, es posible ver la muralla que rodea el  Casco Viejo para cruzar a continuación el  barrio de la Marina. El sendero se prolonga rodeando la  playa para finalmente terminar en el Faro de Higuer.

 

SAN JUAN DE GAZTELUGATXE

La isla de San Juan de Gaztelugatxe parece sacada de un plató de cine. Por esa razón, no es de extrañar que fuese elegida como escenario para la serie de HBO Juego de Tronos. Pero tanto si eres fan de la serie como si no, San Juan de Gaztelugatxe te deslumbrará con su impactante belleza.

Muchos reconocerán San Juan de Gaztelugatxe como la fortaleza Rocadragón de la séptima temporada de Juego de Tronos. Sin embargo, su nombre real se traduce como “castillo de roca” en euskera (“gaztelu” = castillo + “aitz” = roca).

Ubicado en la costa de Bizkaia, 35 km al este de Bilbao, San Juan de Gaztelugatxe es un lugar de visita obligada si vienes al País Vasco. La isla está conectada a tierra firme por un puente de piedra hecho por el hombre. El puente se convierte en un estrecho camino de 241 peldaños que zigzaguea de un lado a otro hasta alcanzar la cima. Una vez allí, verás la iglesia con una campana en su pared frontal. Según la leyenda, si tocas la campana tres veces y pides un deseo, se cumplirá.

La ermita en San Juan de Gaztelugatxe está dedicada a Juan Bautista. Aunque no está comprobado, se dice que él llegó a poner pie en esta isla. Sin embargo, el edificio que vemos hoy en día no es el original. A lo largo de los siglos, ha habido incendios y batallas, y la iglesia ha tenido que ser reconstruida en múltiples ocasiones. Se cree que la primera ermita fue erigida en el siglo IX. En el siglo XII, se convirtió en un convento. Sin embargo, dos siglos más tarde los frailes abandonaron el lugar llevándose todos los objetos de valor consigo.


Más adelante, San Juan de Gaztelugatxe tuvo también un objetivo defensivo, protegiendo el poder del señorío de Bizkaia. Fue utilizado como baluarte contra el rey de Castilla, Alfonso XI. Los siete caballeros de Bizkaia lucharon contra él en San Juan de Gaztelugatxe. Alfonso XI fue humillado y obligado a retirarse.

En 1596, San Juan de Gaztelugatxe fue atacado de nuevo, esta vez por Sir Francis Drake y sus corsarios. Saquearon todo lo que encontraron y mataron al ermitaño que cuidaba del lugar tirándolo desde la parte más alta de la isla.

San Juan de Gaztelugatxe también desempeñó un papel, aunque no fuera principal, durante la Inquisición española. Las brujas y sus reuniones nocturnas conocidas como “akelarres” en euskera, siempre han formado parte de la mitología vasca. Por esta razón, la iglesia católica dedicó mucho de su tiempo durante la Inquisición a la caza de brujas en esta zona. Rumores afirman que muchos de los acusados de brujería eran encerrados en las cuevas de San Juan de Gaztelugatxe.

La iglesia continuó deteriorándose con los años hasta ser finalmente demolida en 1886 y reconstruida completamente. Desgraciadamente, durante el proceso de demolición, todos los objetos y artefactos encontrados en el suelo, tal y como monedas y bolas de cañón, fueron lanzados al agua.



 

SAN SEBASTIÁN 2020

"San Sebastián es una de aquellas poblaciones que he tenido la suerte de visitar en distintas ocasiones, a lo largo del tiempo, y nunca ha dejado de "enamorarme", es una ciudad a la que uno siempre le gusta volver.

En esta ocasión fue justo después del primer confinamiento y fue una excelente experiencia, para ver como se comportaba la gente en otras comunidades del país, además coincidió en unos días de un tiempo maravilloso, de espléndido sol y excelentes temperaturas"

La ciudad de entrada nos ofrece una hermosísima imagen panorámica, quizás porqué, según mi criterio y de algunas personas que conozco bien, una ciudad que tiene bahía, ya tiene una belleza de entrada, y si lo miramos, las ciudades más bellas la tienen. Pero San Sebastián ofrece mucho más, para ello hay que recorrerla para conocerla bien.

Es una ciudad de 183.000 habitantes con una actividad cultural inusual para su tamaño. La belleza de la Bahía de la Concha, conocida como la Perla del Cantábrico, su brutal belleza como anfiteatro frente al mar, con mar y montaña a un solo paso, su calidad de vida, y la fama de su gastronomía la han convertido en los últimos dos siglos en destino turístico de primer nivel. En 2011, fue elegida como el mejor destino de calidad turística de España. 

San Sebastián es un destino gastronómico conocido en todo el mundo, ya que en su territorio aglutina más estrellas Michelin por metro cuadrado que ningún otro lugar de la tierra y ha sido cuna del renacer de la gastronomía vasca a través del movimiento “la nueva cocina vasca”. La calidad de sus materias primas y sus mundialmente conocidos “pintxos” hacen las delicias de donostiarras y visitantes a lo largo de todo el año. 

San Sebastián disfruta de una programación escénica y cultural puntera repleta de eventos y festivales. El Festival Internacional de Cine, El Jazzaldia –Festival de Jazz– y la Quincena Musical son las citas imprescindibles de su agenda anual que programa a lo largo del año, festivales cinematográficos temáticos como el de surf –surfilmfestibal– o el de Derechos Humanos, y eventos de las artes escénicas como el festival de teatro DFeria. Por su gastronomía, su cultura, su belleza y su madurez como destino turístico, con una oferta de alojamientos y recursos turísticos de gran variedad y calidad, San Sebastián sigue siendo uno de los principales destinos turísticos de España, que recibe cada año más de 400.000 visitantes.

Bus Turístico

Para conocer la ciudad, siempre que lo haya, recomiendo el Bus Turístico, en el caso de la bella Donostia, el trayecto dura una hora, y con ello tendremos una visión general de la ciudad, y podemos seguir usando el bus para volver a aquellos lugares que más nos han impactado. Disfrute de un viaje diferente en el que conocerá las playas, los paisajes, la arquitectura, la historia, y la gastronomía...en definitiva lo que hace de la ciudad un lugar único y especial. Recorridos guiados en cuatro idiomas.

En esta ocasión el servicio sólo operaba en fines de semana, fechas que nosotros siempre rehuimos, así que optamos para tomar una visita guiada, que organiza la oficina de turismo de Donostia, visita que recomiendo, ya que nos mostraron una parte de la ciudad y su historia que, normalmente no se visita, lo mismo que nos había pasado a nosotros. El casco antiguo tiene un encanto especial, y más de la mano de una excelente guia como la que nos toco este día.

La Iglesia más antigua

Ubicada en plena Parte Vieja, la Iglesia de San Vicente es el templo más antiguo de la ciudad. 

Construida durante la primera mitad del siglo XVI bajo el estilo gótico, en su interior se esconde uno de los mejores retablos del románico, obra de Ambrosio de Bengoechea y Juan de Iriarte. 

Junto a él, comparten protagonismo el órgano francés Cavaille-Coll, de 1868, y sus impresionantes vidrieras. En su fachada lateral,  la escultura “la Piedad”, del artista Jorge Oteiza.

Basílica de Santa Maria

La Basílica de Santa María es una impresionante obra barroca del siglo XVIII que preside la calle Mayor en plena Parte Vieja donostiarra. De esta obra de arte destacan la fachada barroca de matiz churrigueresco, presidida por una escultura de San Sebastián Mártir y el retablo mayor dedicado a la Virgen del Coro, patrona de la ciudad. 

Junto a la pila bautismal, se puede contemplar una escultura en forma de cruz de Eduardo Chillida. La Basílica se construyó entre 1743 y 1774, sobre la planta de un templo anterior que ocupaba el mismo espacio.  La puerta principal  coincide en línea recta con la entrada a la Catedral de El Buen Pastor.

Centro Romántico

La parte de la ciudad situada al sur del  Casco Viejo es conocida como el centro romántico. Este barrio está lleno de preciosos edificios de finales del siglo XIX y también abundan las tiendas de ropa, bares y restaurantes. Con su estilo parisino, definitivamente merece la pena pasear por el centro romántico de San Sebastián.

Mientras callejeas por la zona, asegúrate de acercarte a ver la  Plaza Gipuzkoa, una encantadora plaza presidida por el edificio de la Diputación, en estilo neoclásico. La  Catedral del Buen Pastor también se encuentra dentro del centro romántico. Dicha catedral es el ejemplo perfecto de las influencias europeas que ayudaron a moldear la ciudad de San Sebastián durante la segunda mitad del siglo XIX.

Catedral del Buen Pastor

Construida en el siglo XIX, inaugurada en 1897,  su estética de estilo ojival está inspirada en las iglesias medievales de Alemania y Francia. 

Prueba de esa inspiración es la afilada aguja que corona el edificio y que le proporciona la categoría de “el más alto de San Sebastián”.  

En su fachada principal, destaca  “La Cruz de la Paz”, obra del escultor Eduardo Chillida. Con sus 1.915 metros cuadrados es la iglesia de mayor tamaño de toda la ciudad. 

La Catedral se construyó con pizarra y piedra del Monte Igeldo.

Plaza de la Constitución

El corazón de la parte vieja lo ocupa la plaza de la Constitución. Su edificio central fue hasta la década de los cuarenta el Ayuntamiento de San Sebastián. 

Los balcones de los coloristas edificios que la rodean tienen impresos uno números que nos remontan a su pasado en el que hacía funciones de coso taurino. 

Hoy, sin embargo, la Plaza de la Constitución es un lugar lleno de vida y el escenario protagonista de las fiestas locales más importantes. 

La Plaza de la Constitución es escenario de las fiestas más importantes de la ciudad, el 20 de enero, día de San Sebastián y también en el 21 de diciembre, Santo Tomás.

Ayuntamiento

El actual Ayuntamiento de San Sebastián fue, desde su inauguración el 1 de julio de  1897 hasta su cierre en 1924, por la prohibición del juego, sede del Gran Casino de San Sebastián. Con sus ruletas y en su Salón de Baile, actualmente  Salón de Plenos, se entretenían políticos, escritores y  artistas de la Belle Epoque. 

El 20 de enero de 1947 se convirtió en la Casa Consistorial de la ciudad, que cambió su sede desde la Plaza de la Constitución. En plena bahía de La Concha, con el incesante ambiente de la Parte Vieja a sus espaldas y con la tranquilidad de los jardines de Alderdi Eder de frente, el Ayuntamiento es sin duda un punto de parada obligatoria.

Teatro Victoria Eugenia

Con un diseño típico de la Belle Epoque pero con un espíritu de lo más actual. Así es el Teatro Victoria Eugenia. Situado en pleno centro, con la vista puesta en el Kursaal y a orillas del río Urumea, el Victoria Eugenia ofrece al visitante una programación variada y en continuo cambio. 

Palacio Miramar

Este palacio fue creado para las estancias veraniegas de la reina María Cristina y la Familia Real, que decidió instaurar el veraneo real en San Sebastián, a partir del año 1887. Son impresionantes sus vistas sobre las dos playas de la bahía y la Isla de Santa Clara, que se encuentra justo enfrente.

El palacio de Miramar fue construido en estilo ‘cottage inglés Reina Ana’ bajo la dirección del arquitecto inglés Seldon Wornum, que también diseñó diferentes palacios en Biarritz y San Juan de Luz. Se construyó en ladrillo y piedra arenisca con entramado de madera. Sus jardines son obra del maestro jardinero Pierre Ducasse, autor, también, de los jardines del palacio de Aiete y de la plaza de Gipuzkoa. 

En sus salones se celebran los Cursos de Verano de la Universidad el País Vasco y además es sede del Centro Superior de Música del País Vasco, Musikene.

Teatro Kursaal

Una de las grandes expresiones de arquitectura contemporánea, una obra de arte que desde su construcción es seña de identidad de San Sebastián, un palacio de congresos que alberga desde festivales hasta ferias de todo tipo...

Hay muchas maneras de conocer el Kursaal y cualquiera de ellas es la opción perfecta. Tanto por fuera como por dentro, estos dos “cubos” que diseñó el arquitecto Rafael Moneo ofrecen diferentes posibilidades para cada día del año.

Un barco varado en la bahía  (RCNSS)

El Real Club Náutico de San Sebastián es un  edificio de estilo racionalista que reproduce un barco atracado en el muelle. Fue construido en 1928 por los arquitectos José Manuel Aizpurua y Joaquín Labayen. 

Además, es la obra más importante en el contexto español de la Arquitectura Moderna y recientemente ha sido declarada "Bien de Interés Cultural" con la categoría de "Monumento". A su lado, se puede disfrutar de un reformado embarcadero y una terraza sobre el mar recientemente inaugurado.

San Sebastián, un museo al aire libre

El arte en espacios abiertos, accesible a todos, es otra de las características más representativas de San Sebastián. Donostiarras y visitantes tienen el placer de deleitarse en sus paseos con obras de enorme belleza que se diluyen en el paisaje natural, formando en quien las observa imágenes y momentos inolvidables.

Museo de San Telmo

El Museo San Telmo se encuentra situado en el  Casco Viejo de San Sebastián, al pie del  Monte Urgull. El museo está principalmente dedicado a la cultura e historia vascas, ofreciendo a los visitantes una visión más profunda de la sociedad vasca actual. La colección contiene más de 26.000 elementos etnográficos, arqueológicos, históricos, fotográficos y artísticos.

El Museo San Telmo fue inaugurado en 1902, convirtiéndose así en el mu
seo más antiguo del País Vasco. En 1932 fue trasladado al edificio actual, el cual en la actualidad es uno de los elementos a destacar del museo. El complejo que forma el museo está dividido en dos. El edificio original es un convento dominicano del siglo XVI, un ejemplo arquitectónico único en la zona debido a la mezcla de estilos gótico y renacentista. El edificio nuevo fue añadido al museo hace un par de años, diseñado por los arquitectos Nieto y Sobejano. La arquitectura contemporánea y vanguardista solo añade al encanto general del complejo, creando una interesante mezcla de antiguo y moderno.

Si solo visitas un museo en San Sebastián, definitivamente debería ser el Museo San Telmo.

Mercado de la Bretxa

Remontándose a 1871, el Mercado de la Bretxa es uno de los mercados más tradicionales de Donostia. Fue originalmente construido en estilo clasicista, inspirado por las antiguas Roma y Grecia, y utilizando principalmente piedra y hierro para su construcción. A medida que la población de San Sebastián fue creciendo, también lo hizo el mercado. El edificio fue ampliado en varias ocasiones, siendo la última gran renovación la que tuvo lugar en 1999, tras la cual desgraciadamente gran parte de la Bretxa se convirtió en un centro comercial.


El complejo de la Bretxa todavía contiene un mercado. Sin embargo, éste ha sido relegado a compartir el sótano con una cadena de supermercados. Aún así, sigue tratándose de un mercado que merece la pena visitar, donde descubrirás una gran variedad de producto local y todos los frescos y sabrosos ingredientes utilizados en la famosa gastronomía vasca.

El mercado la Bretxa recibe su nombre de su ubicación, ya que se encuentra situado en el punto más débil del muro original que rodeó la ciudad hasta 1863. En dos ocasiones (1719 y 1813), los invasores fueron capaces de derribar el muro y adentrarse en la ciudad en las cercanías de donde se encuentra el mercado y, por esa razón, ese barrio empezó a ser conocido como "la brecha".

Un Profundo diálogo entre arte y paisaje

Realizado por el escultor Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) y el arquitecto Luis Peña Ganchegui  (Oñati, 1926-San Sebastián 2009), el Peine del Viento es el ejemplo perfecto de belleza en estado puro. 

La fusión entre la bravura del mar y la fuerza de las estructuras de hierro han elevado su carácter natural de obra de arte contemporánea a lugar de encuentro y relax para donostiarras y turistas.

El Peine del Viento

Es un grupo de esculturas de acero situado al final de la  playa Ondarreta. Diseñado por el escultor local Eduardo Chillida, forma probablemente la imagen más icónica de San Sebastián.

Las estructuras metálicas han sido fundidas en las rocas sobre el mar Cantábrico. Las olas chocan violentamente contra las rocas mientras que, al mismo tiempo, el viento es "peinado" por las esculturas.

Chillida también diseñó varios agujeros en el suelo, los cuales permiten a las olas pasar por debajo para ser después lanzadas hacia el cielo atravesando pequeñas aberturas en el suelo. Pero ten cuidado, ya que con marea alta, estos chorros de agua pueden alcanzar los siete metros de altura.

Tocar el arte con las manos

Desafiando a la fuerza de la mareas, en pleno Paseo Nuevo, se alza imponente la escultura Construcción Vacía, del artista Jorge Oteiza. 

La obra, que fue premiada en la Bienal de Sao Paulo hace medio siglo, es hoy día un referente en el mundo del arte contemporáneo;  un verdadero tesoro al alcance de todos. 


Puerto y Acuario

La zona del puerto de San Sebastián, situado en la parte oeste del  Monte Urgull, es un lugar agradable para sentarse y descansar un rato. El atardecer es mágico, especialmente si hay barcos en la bahía, los cuales se convierten en interesantes siluetas. Desde el puerto se puede disfrutar también de las bonitas vistas de  La Concha y el  Monte Igueldo.

Al final del paseo del puerto se encuentra el  Acuario de la ciudad. Fue inaugurado en 1928 y renovado en 1998. La visita al acuario empieza atravesando el Museo de Ciencas Naturales, donde se muestra información acerca de la importancia del mar en la historia de Guipúzcoa. Uno de los elementos más impresionantes del museo es el esqueleto de una ballena franca capturada en 1878.

Tras el museo, la visita continúa a través de los acuarios. El más destacado es un acuario de 1,8 millones de litros de agua que se cruza a través de un túnel de cristal.

Playas de San Sebastián

Las playas de San Sebastián son uno de los principales atractivos en la temporada estival. Todas ellas con su personalidad. La Concha, la más conocida y la de Ondarreta, más familiar, conforman la Bahía de la Concha. Zurriola, la más joven y surfera de las playas, y la apartada pequeña playa de la isla de Santa Clara completan el elenco de playas integradas en un único Sistema de Gestión Medioambiental, y gozan de todos los servicios para el bañista.

Playa de la Concha

La más clásica, la más fotografiada, la más visitada… Hablamos de la playa de La Concha, la más céntrica de la ciudad. La Concha es diferente al resto, se extiende a lo largo de un kilómetro y medio de arena blanca donde priman la elegancia y la urbanidad. 

La Concha es considerada una de las playas urbanas más bonitas de toda Europa. Creció al amparo del Veraneo Real a comienzos del siglo pasado  y es conocida como la Perla del Cantábrico. 


Playa de Ondarreta

Situada entre el Monte Igeldo y los jardines del Palacio de Miramar, la playa de Ondarreta ofrece más de medio kilómetro de longitud y 100 metros de ancho de arena donde tumbarse al sol.   

El vóley ball, la pala o el fútbol son verdaderos clásicos en esta playa. Los días en los que los temporales azotan nuestro litoral, las aguas de Ondarreta son todo un atractivo para nuestros surfistas y bodyboarders.

Playa de Zurriola

Olas, surf  y  juventud. Estos son los componentes principales de la playa de Zurriola, la playa con más movimiento y ambiente de San Sebastián. 

Situada en pleno barrio de Gros, entre los cubos del Kursaal y el monte Ulia, la playa de Zurriola se ha convertido, desde su remodelación hace 15 años, en el destino favorito de surfistas y jóvenes de todo el mundo con ganas de divertirse y conocer gente. 

A  la “Zurri”- como la denomina la juventud donostiarra- se viene, sobre todo, a moverse. Ese dinamismo, es precisamente su mayor atractivo. Campeonatos y constantes cursillos de surf, de volley ball, partidos de fútbol o pala… La cuna de la actividad playera se encuentra aquí, en los 800 metros de largo que ocupa la Zurriola.



Isla de Santa Clara

La playa de la isla Santa Clara es una experta en el arte de aparecer y desaparecer. Su pequeña superficie, que no supera los 30 metros de longitud, la deja a merced de las mareas, pero también le ha proporcionado ese exquisito encanto. 

Ser pequeña no le ha supuesto ser desierta, todo lo contrario. La playa de laisla dispone de todo tipo de servicios, desde  bar con terraza hasta puesto de socorro, incluso puede presumir de contar con una “piscina natural “ de agua de mar. 

¿Cómo llegar?

Durante el verano un servicio de lanchas motora  sale cada media hora del puerto hasta el embarcadero de la isla.

Las mejores vistas de la ciudad

El Monte Igueldo

Se encuentra en el extremo oeste de San Sebastián, entre la  playa Ondarreta y el  Peine del Viento. Desde la cima del monte se puede disfrutar de algunas de las mejores vistas panorámicas de la ciudad.

La atracción principal de la cima del Monte Igueldo es un viejo parque de atracciones, el cual abrió sus puertas en 1911, siendo el más antiguo del País Vasco. Si decides entrar, no esperes mucho de las atracciones, ya que es un parque pequeño, viejo y que ha visto tiempos mejores. En este caso, se trata más del encanto del parque, situado en el lugar perfecto.

Junto al parque de atracciones se eleva una torre llamada “el Torreón”. Construida originalmente en el siglo XVI, la torre sirvió como el faro de San Sebastián hasta que se construyó uno nuevo en 1854. A principios del siglo XX, el Torreón fue renovado y se le añadió un piso extra, además de una terraza panorámica. En la actualidad, la torre está abierta al público y alberga una exposición de fotos históricas a lo largo de la escalera. Subir al Torreón y disfrutar de las espléndidas vistas solo cuesta unos euros, aunque la verdad es que las vistas no son mucho mejores que las que se pueden ver desde las terrazas junto al funicular.

También hay un hotel en la cima del Monte Igueldo. Lo que inicialmente sirvió como el casino-restaurante del Monte Igueldo, se convirtió en el Hotel Mercure Monte Igueldo en 1967. Si quieres despertarte con unas vistas impresionantes, entonces probablemente este es el hotel perfecto para ti.

La mejor manera de subir a la cima del Monte Igueldo es utilizando el funicular, que lleva en funcionamiento desde 1912, siendo el más antiguo del País Vasco. La entrada al funicular se encuentra al final de la  playa Ondarreta, justo antes de llegar al  Peine del Viento.




El Monte Urgull

La abrupta historia militar de la ciudad sigue viva en el Monte Urgull. Su enclave y orografía, la convirtieron en el siglo XII en fortaleza militar y sus murallas, único testigo del San Sebastián amurallado junto con los restos que se conservan en el aparcamiento subterráneo del Boulevard, sufrieron ataques y asedios a lo largo de los años. El Monte Urgull fue testigo en 1794 de la primera capitulación de la ciudad a manos de los franceses y presenció, impotente, el incendio que fruto de la batalla de las tropas galas con el ejército anglo-portugués destruyó la ciudad en 1813. 

El Castillo de la Mota, en lo alto del monte, construido en el siglo XII fue pieza clave de la defensa de la villa, y a su alrededor aún pueden apreciarse los cañones y las aspilleras defensivas, así como la Casa de la Historia, el museo que relata la historia de la ciudad. El Cementerio de los ingleses, en la ladera norte del monte, testifica el paso de los ingleses por San Sebastián. 

En el Castillo de la Mota, en lo alto del monte Urgull puede descubrir el pasado de San Sebastián en el museo de la Historia de la Ciudad.

El Monte Ulia

Un parque natural en plena ciudad. Antigua atalaya de avistamiento de ballenas, comprende una extensa zona verde de 318.249 metros cuadrados. 

A principios del Siglo XX se constituyó como parque de recreo para la aristocracia y, hoy en día, es la zona de senderismo más importante de la ciudad. No en vano, el Camino de Santiago por la costa lo surca de este a oeste. La Peña del Ballenero y la Peña del Rey, rocas voluminosas utilizadas como puestos de avistamiento, sus zonas de picnic, el reformado Albergue de Ulía y las inusuales vistas de la ciudad, son algunos de sus atractivos. 

Camino de Santiago

El camino de Santiago por la costa, tiene una de etapas más espectaculares a su paso por Ulía. Los senderos entre el Faro de la Plata (Pasaia) y San Sebastián, repletos de acantilados, ofrecen unas vistas inmejorables del mar Cantábrico.



Jardines Cristina Enea

Ubicado junto al edificio Tabakalera, muy cerca de la Estación del Norte, con sus 94.960 metros cuadrados, Cristina Enea es el sitio perfecto para desconectar del ajetreo de la ciudad sin salir de ella. 

El exotismo de sus árboles, el romanticismo que proporcionan los cisnes y los pavos reales que lo habitan, la arquitectura de su edifico central, nos recuerdan que este parque fue un oasis de paz, un regalo que hizo el Duque de Mandas a su mujer.  El diseño del parque corrió a cargo de Pierre Ducasse, autor del jardín del Palacio de Miramar y de la Plaza de Gipuzkoa.

Jardines de Miramar

Con privilegiadas vistas sobre la bahía de La Concha, el parque de Miramar es una parada obligatoria en todos los paseos por el litoral de san Sebastián. 

Gobernados por un espectacular palacio inspirado en las casas de campo inglesas -no en vano fue ideado por Selden Wornum, súbdito británico-, los jardines de Miramar descienden suavemente hacia el mar, entre senderos de gravilla y parcelas floridas.



Parque de Aiete

Noble y majestuoso. Así es el Parque de Aiete. Situado en una de las colinas que rodean a la ciudad, destaca por sus impresionantes jardines y, por supuesto, por su palacio. 

Sus paredes fueron testigos de las idas y venidas de personajes aristocráticos como la Reina Isabel II, la Reina Victoria de Inglaterra, la Reina María Cristina, Alfonso XIII que escogieron el palacio como lugar de residencia veraniega. Hoy, sin embargo, está apunto de convertirse en un centro cultural rebosante de actividad creativa. 

Los jardines, diseñados por Pierre Ducasse, esconden estanques llenos de romanticismo que ayudan al visitante a desconectar de la realidad diaria.

Gastronomía

Conocida mundialmente como capital gastronómica, en San Sebastián comer es un arte sensorial capaz de provocar todo tipo de emociones y sensaciones. Desde la cocina tradicional a la de autor, pasando por los reconocidos pintxos y sus carismáticas sidrerías, San Sebastián es un paraíso gastronómico que te invitamos a conocer de formas diferentes.

n los últimos años, San Sebastián ha capturado el interés de la prensa debido a su cocina. Solamente San Sebastián posee 16 estrellas Michelín repartidas en 9 restaurantes. La ciudad puede alardear de tener más estrellas Michelín per cápita que cualquier otro lugar en el mundo, con excepción de Tokio. San Sebastián es en muchos aspectos como un mini París, pero en estilo vasco.

Ir de Pintxos

Uno de los tesoros gastronómicos de San Sebastián son sus famosos Pintxos, miniaturas culinarias que van desde la originaria rebanada de pan cubierta de alimentos, hasta las pequeñas creaciones de la Alta Cocina en miniatura. “Ir de pintxos” por la Parte Vieja donostiarra es una forma de conocer nuestra cultura, un espectáculo que combina risas, conversación, movimiento, ajetreo y diversión. 

Originariamente, el pintxo era una pequeña rebanada de pan sobre la que se colocaba una ración de comida, del tipo que fuera.  Para que se sujetara, se utilizaba un palillo, de ahí el nombre “pintxo”. Sin embargo, esa imagen tradicional ha ido evolucionando y hoy el pintxo es alta cocina hecha miniatura, sabores elaborados y concentrados en pequeñas y deliciosas dosis.