Portofino ha pertenecido, en el curso de los siglos, a los Benedictinos de San Fructuoso, a Rapallo, a Francia, a Florencia y, las más de las veces, a Génova.
Descubierta como lugar turístico por potentados británicos, como el actor inglés, Rex Harrison, que la eligió su como residencia en la posguerra.
Esta es una de las mejores playas a la que sólo se llega por mar. Pero si no cuentas con tu propio yate, puedes tomar un ferry de media hora o hacer dos horas de caminata para llegar hasta la bahía de San Fructuoso.

Para alcanzar Portofino en el coche en los meses veraniegos se puede necesitar una buena dosis de paciencia. Algunos hoteles cuentan con espacios reservados, pero en el resto, hospedan a los visitantes ocasionales, para los cuales solamente tienen 200 habitaciones.
Aunque sin duda alguna y dejando al margen los inconvenientes, Portofino pertenece a la pequeña categoría de localidades "da non perdere".
La excursión desde Santa Margherita a Portofino puede realizarse por cuenta propia, teniendo en cuenta que tanto a San Fructuoso como a Portofino hay que ir en barco, y que los barcos a la llegada de los cruceros quedan bloqueados por ellos.