Breve historia de Béziers
Recientes hallazgos situarían la fundación de Béziers hacia el 575 aC, aunque su primera etapa de esplendor llega en el s.I a. C. con los romanos, que la bautizaron como Baeterrae. Atravesada por la Via Domitia, Béziers creció hasta el s.III como punto estratégico en el paso de Italia a la península ibérica. De aquella época, no obstante, apenas se conservan unos testimoniales restos del anfiteatro, que fue desmantelado para construir las murallas.
Su episodio histórico más notable ocurrió a principios del s.XIII en el contexto de la Cruzada albigense, más conocida como la Cruzada contra los cátaros. Llevada a cabo entre 1209 y 1244 por orden del Papa Inocencio III, esta cruzada se inició precisamente con el asedio de Béziers, donde se produjo una terrible matanza de cátaros y no cátaros (hasta 8.000 personas, según algunas estimaciones). A Arnaud Amaury, responsable de la barbarie, se le atribuye aquella famosa frase de “¡Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos!“.
Lugares que ver en Béziers
El Puente Viejo (Pont vieux), de época medieval, es el mejor reclamo turístico de Béziers. Fue construido en el s.XII y está clasificado como Monumento Histórico de Francia. No es que sea uno de los puentes más bellos que se hayan visto, pero el conjunto del puente sobre el río Orb y de la catedral coronando la cima del pueblo sí es de los más bonitos que se pueda contemplar en el sureste de Francia. Si no tenéis tiempo de visitar Béziers con calma y sólo queréis hacer una parada rápida, este es el lugar que no os debéis perder.
Callejeando por las empinadas cuestas de Béziers se llega al gran tesoro de la localidad: la Catedral de Saint-Nazaire, construida a mediados del s.XIII aprovechando las ruinas de una iglesia románica que fue pasto de las llamas durante el mencionado asedio de Béziers. De estilo gótico e inmensas vidrieras, tiene un aspecto imponente, más propio de un castillo que de una catedral. Se puede visitar el interior, con su bóveda de 32m., su órgano barroco y varios frescos interesantes; el inacabado claustro, poco vistoso, pero con una pequeña colección de estatuas; las almenas, con preciosas vistas; y el Jardín de los Obispos, que también ofrece una impresionante panorámica sobre el valle, donde se pueden apreciar el Puente Viejo, el río, las esclusas de Fonserannes e incluso el más lejano sitio arqueológico de Ensérune.
Desde la catedral se puede iniciar una especie de itinerario circular por el centro histórico. Yendo hacia el norte podemos optar por visitar el Museo de Bellas Artes – Hôtel Fayet, con obras del famoso escultor local Jean-Antoine Injalbert. De camino hacia la Iglesia Sainte-Madeleine, os sugerimos pasar por el Mercado Cubierto, de 1890, donde se pueden comprar productos locales además de admirar su arquitectura, inspirada en las Halles de París.
La citada Iglesia Sainte-Madeleine no es de una gran belleza estética ni en su exterior ni en su interior, pero es un lugar con mucha historia, pues aquí fue donde se produjo la mayor masacre de inocentes durante la Cruzada contra los cátaros de 1209. Al sur de la catedral se pueden visitar las antiguas Arenas romanas, de las que no queda casi nada. Sólo la imaginación y los carteles ayudan a reconstruir el pasado. Si queréis visitar las Nuevas Arenas, éstas se encuentran al Este de la ciudad, pero sabed que se utilizan como plaza de toros.
Si disponéis de tiempo podéis caminar por el arbolado Paseo de Paul-Riquet y saludar a la estatua de este famoso ingeniero nacido en Bézeris, conocido sobre todo por diseñar el Canal du Midi. Para ir terminando el itinerario os recomendamos acercaros hasta la Iglesia de Saint-Jacques, desde donde volveréis a disfrutar de unas buenas vistas, con la catedral de nuevo como protagonista. Y aún podéis alargar la visita bajando hasta el Puente-canal del Orb, una vieja joya de la ingeniería por donde podéis ver pasar barcos. El acceso era algo complicado y en enero no circulaban las embarcaciones, así que nosotros nos tuvimos que conformar con verlo a lo lejos.
Esclusas de Fonserannes
Las 9 Esclusas de Fonserannes, situadas a unos 3km del centro de Béziers, son uno de los principales atractivos turísticos del Languedoc-Rousillon y la parte más visitada del Canal du Midi. El ingenio técnico de Pierre-Paul Riquet y su equipo, permitió -y sigue permitiendo- que las embarcaciones superasen un desnivel de 21,5m en tan solo 300m de longitud. El sistema, formado por 8 cámaras ovaladas y un total de 9 puertas, fue inaugurado en 1697. Hoy en día podemos recorrer el conjunto de esclusas, ver cómo suben y bajan los barcos (en temporada) y visitar algunas de las antiguas dependencias de trabajadores, oficiales, etc. Es una de las mayores obras del Canal du Midi, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1996.
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