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Viajar al Perú es despertar sueños pendientes, es conectarse con uno mismo, es adentrarse en 5 mil años de historia viva. Prepárate  para dominar olas sobre caballitos de totora, disfrutar de puestas del sol en oasis con protectoras dunas. En la sierra, con el sonido del viento, respirarás el aire puro de los Andes y contemplarás con devoción la armonía del hombre con la naturaleza en Machu Picchu. Recorrer las regiones del Perú es disfrutar de una gastronomía mestiza, única y reconocida en el mundo. Si el corazón te dice que sí, atrévete a visitarlo.

Hay que reconocer que Perú es un país duro, ya que sus lugares más interesantes están a mucha altura, algo que habitualmente no estamos acostumbrados, el punto más alto que normalmente se visita es el Cañon de Colca a cerca de 6000 metros, aunque se puede subir aún más, a la montaña del arco iris, pero es muy duro por lo que lo general podemos visitar, fenómenos que los encontramos en otros lugares de América del Sur.
Yo hacia 30 años que no había estado en Perú, y note grandes cambios que hay que tener en cuenta, como por ejemplo reservar la entrada al Machu Picchu, y por descontado la subida al Huayna Picchu que está restringuida a 400 personas por la mañan y 400 por la tarde, pero de momento os paso los datos generales del país.

Perú, es uno de los principales destinos turísticos con mayor variedad paisajística del planeta en donde es posible encontrar todos los climas del mundo. Su paisaje está presidido por la imponente cordillera de los Andes, en cuyas alturas nacen torrentosos ríos que descieden a los océanos atravesando valles, quebradas y la exuberante selva amazónica. Cuenta con 84 de las 104 - 117 zonas de vida que existen en el planeta, que la convierte en un destino privilegiado para los amantes de la naturaleza. Verdaderas maravillas, entre ellas el descubrimiento para el mundo exterior de Gocta que, con sus 771 metros de caída, es la tercera catarata más alta del mundo.

Así, sin tener que cruzar fronteras, en Perú es posible pasar del interminable y árido desierto costero, la exuberante humedad de la cabecera de selva en Machu Picchu, tras haber cruzado los espectaculares Andes, con sus cumbres de nieves eternas que sobrepasan los seis mil metros de altura.
Perú también nos ofrece la posibilidad de redescubrir su fascinante y rico legado histórico con miles de vestigios arqueológicos diseminados a lo largo de su vasto y contrastado territorio legado de las sucesivas civilizaciones que han protagonizado la historia del país. No hay que dejar de lado sus ciudades de hermosos trazados coloniales como Arequipa, la mestiza Cuzco, o la frenética pero cautivadora Lima, con un patrimonio privilegiado y lleno de contrastes; con su remozado casco histórico, interesantes museos y sus modernos barrios residenciales, zonas financieras, centros comerciales, coloridos mercados y sus restaurantes de moda cuya cocina de autor y el auge de la comida fusión, novoandina y gourmet en general esta moda y ha hecho subir el nivel de la restauración en todo el país.

Pero eso no es todo, ya que pocos países pueden presumir de tener, además de su impresionante patrimonio natural, arqueológico y colonial, de sus culturas vivas o comunidades indígenas integradas profundamente a la pachamama o madre tierra, sin dejar de lado a la pujante sociedad mestiza que hacen de Perú un país multicultural alegre y hospitalario. Los invitamos a disfrutarlo.
BREVE HISTORIA
El actual territorio del Perú cuyo poblamiento se remonta probablemente a unos 20,000 años, fue la cuna de las primeras y más avanzadas civilizaciones del continente americano. Los primeros habitantes fueron cazadores y recolectores (hasta el 6000 o 5000 a.C.) que dejaron sus huellas en Chiveteros, Lauricocha, Paijan y Toquepala.

Posteriormente, aparecieron los agricultores seminómadas, cuyos vestigios se han hallado en Guitarrero, Chilca y Paracas, y los primeros grupos sedentarios (5000 – 2500 a. c.) a los que corresponden los yacimientos de Kotosh y Huaca Prieta, entre otros, que atestiguan la existencia de primitivas formas sociales. Sin embargo, fue hacia el siglo XIII a.C. cuando empezaron a desarrollarse las grandes civilizaciones preincaicas, que tendrían en la cultura Chavín su primera gran culminación.

Diferentes civilizaciones regionales que se desarrollaron como Chavín, Paracas, Mochica, Nazca, Tiahuanaco, Huari o Wari y Chimú, dejaron como herencia a los Incas un vasto conocimiento. El imperio incaico, cuya capital correspondió a Cusco, fue entre los siglos XII y XVII el mayor Estado de la América meridional precolombina. 

Organizado como una monarquía teocratica, con una sociedad estratificada y un sistema productivo orientado a la satisfacción de las necesidades comunitarias, se mantuvo hasta 1532, año en que un pequeño grupo de españoles encabezado por Francisco Pizarro apresó en Cajamarca al inca Atahualpa, a quien hizo ejecutar al año siguiente, después de haber obtenido un valioso rescate.
La Muerte del soberano provocó un gran cataclismo en las estructuras del imperio, si bien Pizarro se mantuvo durante algún tiempo su ficción, reconociendo al inca Túpac Hualpa. Los indígenas, por su parte no tardaron en rebelarse ante los abusos de los conquistadores, pero las terribles matanzas desencadenadas por éstos les obligaron a buscar refugio en las altas cumbres andinas. La fundación de Lima, originalmente llamada Ciudad de los Reyes, en 1535, simbolizó para los españoles sancionar el fin de la conquista y el principio de la colonización.

La prosperidad del virreinato se tradujo asimismo en el desarrollo de una monumental y original arquitectura colonial, Desde el inicial estilo renacentista, con evocaciones góticas, las iglesias, conventos y palacios peruanos alcanzaron su esplendor con el florecimiento del estilo barroco, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, especialmente en Lima, Cuzco y Arequipa, ciudad esta donde se originó el llamado estilo mestizo o arequipeño.

El virreinato del Perú paso a ser, pues, una fortaleza irreducible del dominio hispano. Hasta que se produjo el desembarco en Paracas, en 1820, del general José de San Martín, quien al año siguiente entró en Lima y proclamó (28 de julio de 1821) la independencia. Sin embargo, esta proclamación no significó el fin de la guerra de emancipación, a la que más tarde se sumó Simón Bolívar. La acción conjunta de los ejércitos libertadores dio sus frutos en 1824, con las batallas de Junín y Ayacucho, cuando Sucre derrotó al virrey José de la Serna y puso fin al dominio español en el continente americano.
La consecución de la independencia peruana dio paso a un complejo proceso de organización nacional, que se vio constantemente perturbado por la inestabilidad política, la pervivencia de las estructuras socioeconómicas coloniales, la confrontación caudillista y las intromisiones de las grandes potencias extranjeras que pretendían suceder a España como metrópoli, y que en no pocas ocasiones alentaron conflictos armados con los países vecinos. Perú es hoy un país moderno y tradicional, orgulloso de su rico pasado y de sus raíces emerge el hombre peruano, representante de una nación cuya riqueza étnica constituye una de sus más importantes características.

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