EINDHOVEN

También conocida como la Ciudad de la Luz, en referencia a que en ella se instauró la primera fábrica de Philips. Es una ciudad que no tiene interés alguno, aunque algunos dicen que, precisamente este es su encanto, como en cualquier ciudad importe, lo que más se puede destacar es sus iglesias, aunque ninguna de ellas merezca un elogio especial, quizás podamos remarcar la Iglesia de Santa Catalina. Con un claro estilo neogótico que cuenta con dos grandes torres, la Iglesia actual se encuentra sobre un antiguo templo medieval destruido en 1860. Como la mayoría de poblaciones del norte de Europa, su centro está lleno de tiendas, y en la época estival apetece caminar por ellas, y en el caso que nos ocupa disfrutar del paseo.

Es una ciudad con una extraña personalidad de edificios dispares, desde los construidos con ladrillo visto, típica de la época de la revolución industrial, actualmente ocupados por empresas de nuevas tecnologías. También abundan edificios de los más variopintos estilos, según las diferentes etapas de su construcción, destacando el Admirant, una torre de apartamentos de más de 100 metros de altura, o el edificio modernista del museo Abbe que son muestra de la gran diversidad de rascacielos, sin olvidar la emblemática  factoría Philips donde destacamos su tienda de recuerdos.


Viniendo por la autopista desde Maastricht, podemos admirar un edificio en forma de satélite muy original que marca un poco lo que nos encontraremos en la ciudad.


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