De Lepe se han hecho muchos chistes, pero la prosperidad de esta ciudad no es cosa de risa: en sus calles pueden encontrarse tiendas exclusivas y hay muchas y variadas ofertas de entretenimiento. Su importancia en el turismo viene dada por La Antilla, Islantilla (que comparte con Isla Cristina) y El Terrón. Todos estos lugares merecen una visita, además de ser buenas opciones para pasar las vacaciones.
Está en la parte occidental de la provincia, a 6 kilómetros de la costa (La Antilla), a 30 kilómetros de la capital y aproximadamente a la misma distancia de Portugal. Extensión: 129 kilómetros cuadrados. Altura sobre el nivel del mar: 18 metros. Población: 23.781 (2006).
Surgido en época romana, no se desarrolló hasta que llegaron los árabes. Tras la Reconquista, pasó a manos de la Orden del Temple y más tarde, a la Casa de Los Guzmanes (señores deNiebla). En el siglo XV formó parte del Marquesado de Ayamonte, hasta el siglo XIX.
AJIMEZ
Declarado Bien de Interés Cultural en el año 1985. Este elemento arquitectónico es un claro ejemplo del auge que la arquitectura mudéjar tuvo en la provincia desde la segunda mitad del siglo XIV hasta el XVI y su posterior resurgimiento en el XIX. Se trata de una ventana dividida por un parteluz sobre el que descansan dos arcos carpaneles y enmarcados por azulejería. Estaba integrado en la fachada de la conocida como “Casa Grande”, en la calle Oria Castañeda, perteneciente a un alto cargo concejil o a algún acaudalado comerciante de la villa, por su gran superficie y por su proximidad a los edificios emblemáticos. Éste es el único elemento que sobrevivió del antiguo edificio.
A finales del siglo XIX fue convertida en casa de vecino hasta que, perdido este uso, fue adquirida por el Ayuntamiento y demolida para edificar la Casa de la Cultura. El ajimez fue instalado en la fachada de la boblioteca, donde puede observarse totalmente reconstruido.
IGLESIA PARROQUIAL SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
Sita en la Plaza de España, en el centro de la localidad, fue declarada monumento histórico – artístico por Real Decreto 83/1985, de 17 de abril. En sus comienzos fue iglesia conventual de los dominicos y actualmente está consagrada a Santo Domingo. Aunque se desconoce la fecha exacta de su construcción, se cree que fue fundada a principios del siglo XVI por doña Teresa de Guzmán, duquesa de Béjar, en concepto de penitencia. Probablemente fuera construida sobre una edificación anterior.
De su fábrica original, de estilo mudéjar, calificada la iglesia de arcada con alfiz, apenas quedan restos como consecuencia de las distintas restauraciones que ha sufrido.
Destaca por su monumentalidad la puerta de poniente, donde combina magistralmente el mudéjar y el barroco. La espadaña, destruida por el terremoto de Lisboa, fue construida en 1779, según consta la inscripción “Se acabó año de 1779”, siguiendo los cánones arquitectónicos predominantes. El campanario consta de tres cuerpos.
La iglesia, de planta rectangular y con tres naves, totalmente exenta, sigue la inclinación litúrgica tradicional oeste – este. Las cubiertas ofrecen soluciones que son todo un catálogo de arquitectura tardomedieval y moderna, destacando los motivos geométricos que siguen los modelos del bajorrenacimiento. Las tres naves lucen bóvedas de arista apuntada, construidas después de que los originales techos de madera se derrumbaran en 1946.
La capilla sacramental está consagrada a la Virgen de la Bella, patrona de Lepe, que preside la nave del Evangelio. Es de planta cuadrada cerrada con una reja en hierro forjado del siglo XVII, cubierta con bóveda de arista con decoración geométrica. Su retablo, destruido durante la Guerra Civil, procedía del antiguo convento franciscano, situado en las inmediaciones del Terrón. De él sólo se han conservado las columnas salomónicas que enmarcan el arco central y el camarín de estilo rococó. En las calles laterales aparecen sendas hornacinas con escultural del Sagrado Corazón de Jesús y San Roque, patrón de la ciudad, ésta última fechada en torno a 1600.
Popularmente, el origen de esta virgen se relaciona con una antigua tradición, que cuenta que unos emisarios la entregaron a los monjes del convento franciscano del Terrón. Responde a una variedad iconográfica poco frecuente propia sólo de España y del mediodía francés, puesto que se trata de una efigie eucarística, que presenta un tabernáculo en el pecho aludiendo a los meses que María llevó a Jesús en el seno. Es una escultura sedente, totalmente tallada y policromada, que por sus rasgos estilísticos puede datarse del siglo XVI, vinculada al círculo de Jorge Fernández Alemán.
En la capilla absidial, de fábrica mudéjar, encontramos las figuras del Nazareno y La Piedad.
La capilla mayor acoge las figuras de Santo Domingo, San Juan Evangelista y San Cayetano. Su retablo, de finales del siglo XVII, procede del desaparecido convento de la Piedad. Es de madera dorada y policromada de un cuerpo con tres calles.
CAPILLA SAN CRISTÓBAL
Edificio exento del siglo XVI en estilo mudéjar, con planta rectangular, de una sola nave, en ladrillo, con arco transversal y un presbiterio cubierto con bóveda octogonal sobre trompas aveneradas. En sus muros se alojaban tres hornacinas. En la principal se encontraba la imagen del titular, de gran tamaño, que pasó a la parroquia. Esta capilla se alza en la actual calle San Cistóbal, en lo que fuera una de las antiguas entradas de la población, en el cruce de caminos que unía las villas del marquesado de Ayamonte y Sevilla, posiblemente un punto de rezo obligado a quienes pasaban por Lepe. Una vez que dejó de prestar servicios religiosos, en el siglo XIX, fue acondicionada para matadero público, uso que desempeñó hasta los años ochenta del siglo XX. El terremoto de Lisboa causó estragos en su primitiva fábrica. Su sencilla portada posiblemente sea consecuencia de las reformas acometidas después del citado terremoto. Su arco de medio punto, con imposta y rosca, queda flanqueado por dos pilastras toscanas que soportan una cornisa supeior horizontal.
Recientemente ha soportado un proceso de rehabilitación, que finalizó con la recuperación de parte de las primitivas pinturas de los muros y las de la bóveda, formadas por dos series: los evangelistas, San Lucas, San Marcos, San Mateo y San Juan y los personajes bíblicos del Antiguo Testamento, el rey David, Isaac, Ezequiel o Zacarías y Moisés.
CAPILLA DE LAS MONJAS
La capilla está ubicada en la calle las Monjas, cerca de donde estuvo ubicado el antiguo convento de La Piedad. El proyecto de construcción es de María José García, el diseño de la espadaña de Aurelio Madrigal y las pinturas al fresco del pintor Francisco Sánchez. En la cúpula se representa a los cuatro Evangelistas, las espadañas de la parroquial y de la iglesia del desaparecido convento y un rompimiento de gloria con el Espíritu Santo. En el muro de la derecha aparece el antiguo escudo de la hermandad, la custodia y un monte abierto con la imagen de la Virgen de la Bella y una cartela con una alabanza al Santísimo. La vidriera representa la Anunciación de Leonardo da Vinci.
Además de la imagen de la Virgen de la Soledad, podemos contemplar el simpecao de la hermandad, un Niño Jesús del siglo XIX, un palio antiguo, la cruz de guía de alpaca plateada, el cubrecopón bordado en oro del siglo XVIII, un edicto promulgado por el papa Paulo V en el siglo XVI y los cuatro libros con la historia de la hermandad desde 1750.
CASA HERMANDAD DE LA VIRGEN DE LA BELLA
Se pueden contemplar las vitrinas en las que se recoge el patrimonio artístico de la hermandad. Se han recuperado documentos y piezas históricas que estaban repartidas por diversos domicilios del pueblo y cuyos poseedores, de forma desinteresada, han tenido a bien devolverlas para que puedan ser contempladas por los visitantes.
Lo primero que encontramos es la Carreta – templete de la Virgen, ubicada bajo el magnífico patio de luz de la estancia. Al fondo están el paso procesional de la Virgen y su antigua peana.
En las paredes se exhiben las diversas toquillas de sobremanto que posee la Virgen y que ha ido luciendo en el transcurso de la historia. En las vitrinas se muestran los enseres litúrgicos y procesionales tales como los frontales del altar de cultos, un juego de candelabros de finales del siglo XIX, un juego de bandeja y vinajeras de plata del siglo XVIII, los candeleros de uso actual en el altar de cultos y los ciriales de procesión. Ocupa un lugar privilegiado el manto de salida de Nuestra Señora de La Bella, realizado en terciopelo burdeos con ricos bordados en oro fino.
Por último, la vitrina más próxima a los pasos alberga las insignias de la hermandad, de las que destacan el estandarte y la bandera corporativa, ambas piezas salidas del afamado taller de Carrasquilla Perea. También son dignos de mención los arcángeles tenantes, obra del tallista hispalense Ricardo Rivera.
TORRE DEL CATALÁN
Torre almenara que data de principios del siglo XVII. Fue mandada a construir por Felipe II dentro de un plan defensivo del litoral suroccidental de la península con el objetivo de defender la costa de los ataques de piratas berberiscos y proteger la flota de Indias. Para anunciar el peligro, debido a la intrusión de embarcaciones enemigas, hacían señales con fuego, durante la noche, y con humo o agitando lienzos blancos durante el día.
Esta torre estña situada en uno de los milenarios cabezos que bordean la línea de la costa, a media distancia entre La Antilla y El Terrón, al sur del municipio, a 37 metros sobre el nivel del mar.
Tiene forma de tronco achaparrado y zaguán de planta rectangular, al que se accede desde la puerta adintelada y que está cubierto por bóveda semiesférica y en la que se encuentra una única cámara circular. Su estado de conservación es bueno. Ahora se puede ver bastante alejada del mar, debido a las fuertes regresiones marinas de esta zona.
Son de destacar las maravillosas vistas que desde este lugar se divisan. Una panorámica espléndida de toda la zona costera, el río Piedras, la Flecha de Nueva Umbría, la playa de La Antilla…, lo que convierte a este lugar en un fabuloso mirador natural.
LA ALMADRABA
La Almadraba de Nueva Umbría se levanta en 1929. Estas antiguas instalaciones corresponden a la “chanca” o poblado donde convivían durante al menos seis meses del año (de marzo a septiembre) las tripulaciones y el personal relacionado con la almadraba (arte de pesca, de grandes dimensiones y gran complejidad, destinado a la captura del atún durante sus migraciones). La mayoría estaban acompañados por sus familias, por lo que la población podía llegar a las 800 personas, es decir, un pequeño pueblo donde no faltaban servicios como economato, escuela, bar, peluquería, talleres de artesanos, etc.
La práctica de la pesca con almadraba en la zona probablemente se remonte al siglo XV. Tuvo esta almadraba gran actividad en la primera mitad del siglo XX, como así lo demuestra la construcción de naves alrededor de 1950, llegando las capturas anuales a alcanzar los 32.000 atunes. A partir de estas fechas el número de capturas comienza a descender bruscamente, hasta que en 1963 se decide el abandono de esta práctica de pesca, así como de sus instalaciones, por pérdida de rentabilidad. A comienzos de la década de los 80, se hace un nuevo intento de recuperar este tipo de capturas pero no resultó.
Fuente: Lepe Turismo
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