Valencia es la tercera ciudad más grande España tras Madrid y Barcelona, su dimensión, y sus monumentos la hace muy cómoda para poder visitarla en un largo fin de semana, siempre que no queramos aprovechar para disfrutar de su playa, en este casa, necesitaremos un poco más de tiempo, nosotros os proponemos una visita de tres días, y aunque os marcamos un plan de viaje, no es necesariamente lo que hacemos nosotros, ya que la conocemos bien y algunas de las cosas típicas las obviamos, pero que hay que visitar, y callajear todo lo que podáis.
Os recomendamos tomar en primer lugar el Bus turístico que os ofrece la posibilidad de dos recorridos, ambos muy recomendables para tener un amplio conocimiento de la ciudad, hay dos empresas que lo realizan con los mismos recorridos, aunque la compañía de los buses rojos, disponen de más frecuencias que la verde.
Tened en cuenta que los billetes de uno o dos días, son realmente de 24 o 48 horas, lo que nos permite tomar el de 24 horas está tarde, y nos caducará mañana a la misma hora.
También podéis tomar una de estas compañías para ir hasta la Albufera, con opción de viaje y paseo en barca por la laguna o bien la que también incluye al almuerzo, paella.
Cosas que ver hay que ver en Valencia.
Os recomendamos tomar en primer lugar el Bus turístico que os ofrece la posibilidad de dos recorridos, ambos muy recomendables para tener un amplio conocimiento de la ciudad, hay dos empresas que lo realizan con los mismos recorridos, aunque la compañía de los buses rojos, disponen de más frecuencias que la verde.
Tened en cuenta que los billetes de uno o dos días, son realmente de 24 o 48 horas, lo que nos permite tomar el de 24 horas está tarde, y nos caducará mañana a la misma hora.
También podéis tomar una de estas compañías para ir hasta la Albufera, con opción de viaje y paseo en barca por la laguna o bien la que también incluye al almuerzo, paella.
Cosas que ver hay que ver en Valencia.
Te proponemos diferentes rutas por Valencia para no perderte los principales lugares, monumentos, jardines y playas de la ciudad. Descubre el centro histórico de la ciudad, el barrio del Carmen o las Torres de Serranos y Quart paseando tranquilamente por la ciudad. Recorre en bicicleta las playas, los Jardines del Turia y la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Y si eres un amante de la naturaleza, te recomendamos la ruta espacio natural en la que descubrirás los principales parques y jardines, el parque natural de la Albufera y las playas más salvajes.
1.Bioparc Valencia
Es un parque zoológico y temático especialmente pensado para familias con niños, que durante su estancia en Valencia quieran dedicar un día a los más pequeños.
Bioparc considera que las prácticas conservacionistas deben realizarse dentro de los tiempos oportunos, antes de que las especies traspasen el umbral de población mínima aceptable y mediante su incorporación a los Programas Mundiales de Conservación de la Naturaleza.
Encontrarás un trocito de la Sabana africana, los bosques de África ecuatorial y Madagascar, y los humedales africanos; sin salir de la ciudad de Valencia. Desde que el visitante desciende la pasarela de 145 m de longitud, sobre el antiguo cauce del río, avanza a través de los diferentes hábitats reproducidos tanto con vegetación original de cada área como con vegetación local compatible y reproducciones o réplicas tales como grandes rocas, cuevas o baobabs gigantes.
El parque dispone de:
Zona de juegos Ndoki. Un área especialmente habilitada de juegos infantiles, los niños pueden entretenerse y jugar mientras los mayores disfrutan de un descanso. Además, en este espacio también existe un punto de restauración donde comer o merendar.
Bioparc Valencia cuenta con otros servicios para hacer de tu visita con niños lo más fácil y cómoda posible como baños con cambiadores para bebés, microondas para calentar los potitos, aparcamiento de carritos.
Otra área destinada a los más pequeños de la casa es el Teatro. Ubicado junto al lago de los elefantes, en este espacio se desarrollan actividades especiales para los niños. Consultar horarios y actividades en Bioparc Valencia.
Para comer con niños en Bioparc Valencia hay diferentes opciones. Desde el menú infantil o platos sueltos en el restaurante principal (Samburu) hasta bocadillos, sándwiches, hamburguesas, pizzas… en la zona Ndoki o en la cafetería Kidepo.
En el cine de Bioparc las familias con niños pueden disfrutar de un descanso, mientras ven cómodamente una de nuestras sesiones de cine documental.
Para finalizar la visita y que los pequeños tengan un recuerdo o souvenir de Bioparc Valencia, están disponibles varias tiendas con una amplia y variada oferta de artículos de regalo. La tienda principal se encuentra justo en la salida del parque.
El Jardín del Turia es uno de los parques naturales urbanos más grandes de España, un espacio verde de más de nueve kilómetros transitables que atraviesa la ciudad con zonas lúdicas y deportivas y románticos rincones donde perderse. Desde el Parque de Cabecera hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias, los Jardines del Turia son un recorrido ideal para runners, ciclistas, familias y amantes de la naturaleza.
Coronado por 18 puentes que son huella de siglos de historia, el antiguo cauce roza a ambas orillas con algunos de los principales museos y monumentos de la ciudad.
Este inmenso jardín está construido sobre el antiguo cauce del río Turía el cual fue desviado para evitar las continuas inundaciones que sufría la ciudad. Tras la gran riada del 14 de octubre de 1957 que desoló la ciudad, se desvió el cauce del Turia al sur de Valencia, dejando libre una importante franja de terreno que cruza la ciudad de Oeste a Este, rodeando el centro histórico. Inaugurado en 1986, diversos urbanistas y paisajistas diseñaron los diferentes tramos del cauce, reproduciendo el antiguo paisaje fluvial y creando un recorrido único poblado por palmeras y naranjos, fuentes y pinos, plantas aromáticas y estanques, pistas deportivas y rosales.
El inmenso jardín está además limitado por el Parque de Cabecera y el Bioparc al Oeste, y la vanguardista Ciudad de las Artes y las Ciencias en el lado opuesto, casi en la desembocadura. Podríamos decir que los Jardines del Turia conectan la sabana africana, recreada fielmente en el Bioparc, con el mundo submarino y los ecosistemas que pueden visitarse en l’Oceanogràfic, o con el espectacular auditorio de ópera, el Palau de les Arts, ambos en la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
En el recorrido hay otras paradas interesantes, como el Gulliver, un inmenso parque de toboganes en el que los niños, como si de liliputienses se tratara, trepan y se deslizan por los dedos, el pelo o las piernas de esta gigante figura de 70 metros. No muy lejos de él, se encuentra el Palau de la Música, con una completa programación anual, y amplias explanadas en su exterior para patinar o jugar al futbol para los pequeños amateurs.
En el Parque de Cabecera pueden alquilarse pequeñas barcas con forma de cisne y en los estanques que rodean la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en los meses estivales hay bolas para andar sobre el agua y canoas. Al ser Valencia una ciudad llana, los Jardines del Turia son un lugar ideal para los amantes del running o para recorrerlos en bici, seagway o tándem.
En el mismo cauce pueden alquilarse estos pequeños vehículos. En el trayecto hay también bares y cafeterías con extensas terrazas para reponer fuerzas. Los Jardines del Turia están coronados por 18 puentes de diferentes épocas y estilos arquitectónicos.
Destacan los históricos puentes de San José (S.XVII), Serranos (S.XVI), Trinidad (S.XV), del Real (S.XVI) y del Mar (S.XVI); así como los más recientes: el Puente de la Exposición, el del 9 d’Octubre, el de las Flores o el de l’Assut d’Or; diseñados por Santiago Calatrava; el de las Artes, junto al IVAM, de Norman Foster; o el del Ángel Custodio, de Arturo Piera.
El antiguo cauce une también puntos de imprescindible visita en Valencia, como las Torres de Serranos, puerta de la antigua muralla que abrazaba Valencia y hoy mirador privilegiado del centro histórico y los jardines; el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) o el Museo de Bellas Artes, todos ellos ubicados a orillas del antiguo Turia, que hoy puede servir de guía para un interesante recorrido cultural por la ciudad de Valencia.
Las torres de Quart formaban parte de la muralla cristiana de la ciudad y su construcción se realizó entre 1441 y 1460 sobre una puerta anterior, siguiendo el modelo de la puerta de Castel Nuovo de Nápoles, levantado por Alfonso el Magnánimo.
En 1623 el Consell municipal acordó que se habilitasen como cárcel para mujeres, y en 1813 pasaron a ser prisión militar -y siguieron siéndolo hasta 1932-. Tradicionalmente eran conocidas como las Torres de la Cal, debido a que en el siglo XVIII se exigía que la cal que entraba a la ciudad se hiciera por esta puerta.
El edificio consta de tres cuerpos: las dos torres propiamente dichas, de forma cilíndrica, construidas en mortero y asentadas sobre un basamento en forma de talud, y el cuerpo central, de planta rectangular, donde se abre el portal, formado por un arco de piedra de medio punto
En el enlucido exterior todavía se conservan las señales del intenso bombardeo sufrido durante el sitio francés a la ciudad en 1808, aprovechado por una colonia de loros para anidar.
El Mercat Central de València se ha caracterizado siempre por la calidad, variedad y frescura de sus productos, así como por el trato atento y personalizado de sus vendedores.
El carácter innovador y comercial de sus vendedores ha hecho que este Mercado crezca y se supere día a día. En la actualidad es no sólo un importante espacio para la venta de productos frescos, sino también un gran atractivo cultural y turístico tanto para visitantes extranjeros como para los propios valencianos.
El Mercat Central de València ocupa exactamente una superficie de 8.160 metros, dividida en dos zonas o polígonos; el primero de ellos es irregular, con una superficie de 6.760 metros cuadrados; y el otro, octogonal, destinado a la pescadería, tiene una extensión de 1.400 metros cuadrados. El sótano es de 7.690 metros cuadrados; se dedicó a la subasta del pescado y actualmente se utiliza como aparcamiento.
El Mercat Central de València agrupa a casi 300 pequeños comerciantes que ocupan 1.219 puestos creados en origen. Es el mayor centro de Europa dedicado a la especialidad de productos frescos; y el primer mercado del mundo que afrontó el reto de la informatización de las ventas y distribución a domicilio, desde el día 2 de octubre de 1996.
En la actualidad, el Mercat es un importante foco económico en la ciudad de Valencia, tanto por la actividad de los comerciantes como por las numerosas visitas que recibe y actos que se organizan.
La Lonja de Valencia es uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, pieza maestra de la arquitectura civil gótica. Se comenzó a construir en 1483 según el proyecto del maestro Pere Compte. El conjunto está formado por tres cuerpos que, observados desde la plaza del Mercado, comprenderían primero el salón de contratación seguido del torreón central y, a su izquierda, el Consolat del Mar.
El salón Columnario o Sala de Contratación se inició en 1483 y consta de una gran sala dividida en tres naves longitudinales por columnas helicoidales. El edificio está concebido como un templo al comercio y presenta un marcado carácter simbólico, en el que se ha querido ver la representación del paraiso en el que las columnas sería los árboles y las cúpulas representarían la cúpula celeste. El municipio instaló aquí la "taula de canvis" para realizar las operaciones bancarias del momento.
La torre central consta de planta baja y dos pisos altos, que en origen se dedicaban a cárcel de los mercaderes declarados en quiebra.
Completa el conjunto el edificio del Consolat del Mar, construido en el año 1498 bajo la dirección de Pere Compte quien falleció sin verlo concluido. Varios maestros continuaron las obras después de su muerte, finalizándolas en 1548. Es de destacar en la parte alta de la fachada recayente a la plaza del Mercado la galería corrida de arcos y los cuarenta medallones representando el busto de emperadores romanos y personajes ilustres, todo ello de época renacentista. Para observar mejor estos detalles sitúese en la acera de enfrente, junto a la iglesia de los Santos Juanes, donde dispondrá de una mejor perspectiva del conjunto.
Los domingos hay exposición de sellos y monedas.
Las torres de Serranos, imponente puerta de la muralla bajomedieval, fueron construidas por el maestro Pere Balaguer entre 1392 y 1398. Se trata de una obra de cantería formada por dos grandes cubos pentagonales que flanquean la puerta propiamente dicha, en arco dovelado de medio punto. Parece que el modelo de inspiración fue la puerta Real del monasterio de Poblet, pero la de Valencia tiene unas dimensiones mayores, lo que le dan un aspecto de gigantesco arco triunfal. La fachada interior presenta grandes aberturas rematadas en arco, concebidas como tribunas a diferentes alturas donde se situaban las familias principales de la ciudad para seguir las celebraciones populares o la entrada de personajes ilustres que llegaban a ella.
Las torres de Serranos se convirtieron en cárcel para nobles y caballeros a partir de 1586, manteniéndose este uso hasta el año 1887.
El monumento ha sido declarado de interés Histórico Artístico. Desde sus terrazas se contemplan unas magníficas vistas de la ciudad y del cauce del río Turia.
La Virgen de los Desamparados, La Geperudeta (así llamada por la posición de la cabeza mirando hacia abajo), además de ser la Patrona de la ciudad de Valencia, fue coronada canónicamente en 1923 en presencia de los reyes de España y diversas autoridades eclesiásticas.
Toda esa historia, tiene su continuación cada segundo domingo de mayo (aunque el día oficial fuese el 8 de mayo). La Missa de Descoberta, Missa d'Infants, Traslado y Procesión son los momentos más esperados por miles y miles de fieles. Pero sin duda es el traslado el momento en el que los valencianos expresan de manera más espontánea su devoción.
En los umbrales del s. XXI, Valencia retoma sus más enraizadas costumbres el día de la Virgen de los Desamparados. La modernidad, la vanguardia y el agitado ritmo de una ciudad cosmopolita que mira de forma desafiante hacia el futuro, hace un sitio a la tradición, la devoción y el carisma de un pueblo que exhibe orgulloso sus raíces.
Llama la atención como en la noche anterior al 2º domingo de mayo, el popular barrio del Carmen es escenario tanto de la vigilia de aquellos que acuden a los actos en honor de la Patrona como de la vida nocturna típica de los locales de ocio. Ejemplo claro de cómo Valencia avanza imparable hacia delante sin olvidar sus orígenes.
El origen de la actual devoción por la Patrona de Valencia, fue el sermón que Fray Juan Gilabert Jofré (coetáneo y amigo de San Vicente Ferrer) pronunció en la Catedral el 24 de febrero de 1409. Mientras se dirigía a la Catedral, vio como unos muchachos se burlaban de un demente. En su sermón, el Padre llamó a los feligreses a tomar medidas a favor de los pobres enfermos abandonados.
Su petición fue escuchada por Lorenzo Salmón, un mercader que enseguida puso en marcha el proyecto que llevó a la construcción del "Hospital dels ignocens. Folls e Orats". Según la descripción de los servicios que en él se prestaban, nos lleva a decir que fue el primer hospital psiquiátrico del mundo.
Pero más curiosa es la leyenda de los autores de la imagen que hoy veneramos. Dícese que en 1414 llegaron tres jóvenes, vestidos de peregrinos, a la cofradía que mantenía el hospital. El cofrade que vivía en la casa, tenía una mujer tullida y ciega. Al recibirles, le dijeron que en 4 días le podían construir una imagen de la Virgen si les daban un lugar dónde hacerlo y comida.
Pasados los cuatro días, y no oyéndose ningún ruido, forzaron la puerta y encontraron la imagen de la Virgen María. Los peregrinos no estaban por ningún lado, así que pensaron que se trataban de ángeles. Además la mujer del cofrade recuperó la vista. Dicha imagen jamás pudieron copiarla con perfección los Ribaltas, Orrente, Zariñena y Espinosa, quienes reconocieron en Ella, "alguna cosa sobrenatural".
Finalmente y como curiosidad añadida, diremos que la Virgen de los Desamparados es la única que cuenta con un vehículo propio, fabricado exclusivamente para la Geperudeta. La matrícula del "mare mòbil", V-0075-GP, nos recuerda el 75 aniversario de su coronación y las iniciales GP su nombre familiar.
La catedral de Valencia se edificó sobre la antigua mezquita mayor, colocándose la primera piedra en el año 1262. Su construcción se prolongó durante varios siglos por lo que en su obra pueden observarse elementos de época románica, gótica y barroca.
La puerta románica es la más antigua de las tres que tiene la catedral. Es de destacar la decoración de las arquivoltas, con escenas del Antiguo Testamento, y las cabecillas esculpidas que asoman en la cornisa, que, según la tradición, representan los siete maridos y las siete mujeres que se encargaron de traer a Valencia, desde Lérida, setecientas doncellas como esposas para los primeros pobladores cristianos llegados en tiempos del rey Jaume I.
Puerta de los Apóstoles de la Catedral
La puerta de los Apóstoles es de época gótica y en ella se representan imágenes de los doce apóstoles que le dan nombre, así como otras figuras de santos y ángeles músicos. Por encima, puede verse un gran rosetón con decoración de tracería cuyo motivo se conoce popularmente como el Salomó de la Seu. Delante de esta portada se celebra cada jueves el Tribunal de las Aguas, institución de origen medieval que regula de palabra el uso de los riegos de la huerta.
A los pies de la catedral se alza el campanario conocido popularmente como el Miquelet por el nombre de su campana mayor -la "Miquel", de 10 Tn de peso, fundida en 1532-. Se construyó entre finales del siglo XIV y principios del XV, de acuerdo al proyecto de Andreu Julià, y en él intervino también Pere Balaguer, el arquitecto de las torres de Serranos. Tiene planta octogonal y mide 50'85 metros de altura, distancia idéntica a su perímetro. Se puede acceder a la torre por una escalera de caracol, que conduce hasta la terraza, desde donde se tiene una magnífica vista de la ciudad.
De época renacentista son algunos espacios interiores y la galería de arcos de la cabecera. Destaca el gran retablo del altar mayor, dedicado a la Virgen, auténtica joya del Renacimiento valenciano, obra de Hernando Yáñez de la Almedina y Hernando de los Llanos, dos pintores castellanos discípulos de Leonardo da Vinci. Si rodeamos el altar por la derecha, justo detrás encontraremos la Capilla de la Resurrección, así llamada por el relieve de Bartolomé Ordóñez que la preside. Es una de las primeras arquitecturas renacentistas de la Península, hecha de alabastro y adornada con columnas, guirnaldas, querubines y águilas. Contemporáneo es el órgano que se alza por encima de ella, y que reproduce en madera toda esa minuciosa decoración clasicista. Caminando un poco más hacia la derecha encontraremos la salida a la Plaza de la Virgen.
Cuando en el siglo XV se prolongaron las naves para alcanzar el campanario y la sala capitular, el arquitecto Pere Compte (autor también de la Lonja de Valencia), edificó en 1496 el pasillo de acceso al aula antigua.
La puerta de entrada tiene una portada gótica labrada por Pere Balaguer en 1424. A un lado del pasillo se ve, entre otros, el monumento funerario del obispo Vidal de Planes, constructor del aula capitular y la Adoración de los pastores, pintura al fresco (1472) de Francesco Pagano de Neapoli y Paolo de San Leocadio, de la sala capitular, pasada a lienzo, que fue la prueba para su decoración de la capilla mayor.
La puerta de entrada tiene una portada gótica labrada por Pere Balaguer en 1424. A un lado del pasillo se ve, entre otros, el monumento funerario del obispo Vidal de Planes, constructor del aula capitular y la Adoración de los pastores, pintura al fresco (1472) de Francesco Pagano de Neapoli y Paolo de San Leocadio, de la sala capitular, pasada a lienzo, que fue la prueba para su decoración de la capilla mayor.
En una capilla se contempla el retablo de San Miguel (Comienzos del S. XVI), obra temprana de Vicente Macip. Si bien las pinturas muestran el tránsito al Renacimiento, tiene la estructura clásica de los retablos de los siglos XIV y XV.
En 1916 se trasladó el Santo Cáliz al aula capitular, que pasó a ser la capilla actual. La capilla es de estilo gótico florido (S. XIV); tiene planta cuadrada y paredes lisas, de piedra labrada. Se construyó por disposición del Obispo Vidal de Blanes entre los años 1365-1369. En ella se celebraron Cortes del Reino y se dieron clases de Teología, entre otros por San Vicente Ferrer.
Mide 13 metros de lado por 16 de altura, y se cubre con una elevada bóveda de crucería nervada en forma de estrella cuyos nervios se prolongan hasta descansar sobre unas ménsulas policromadas. En las claves de la bóveda están los doce Apóstoles, y, en la clave central, la coronación de la Virgen en el cielo después de la Asunción, misterio titular de esta Catedral.
Este espacio no fue afectado por la reforma neoclásica del siglo XVIII y en él se colocó el retablo de alabastro, antigua entrada del coro (siglo XV) En este marco destacan los doce relieves del florentino Giuliano Poggibonsi (discípulo de Ghiberti, Puertas del Paraíso, Florencia) Las escenas inferiores corresponden al Antiguo Testamento y son profecía de las superiores, del Nuevo Testamento.
En los muros se pueden ver la Adoración de los Reyes, pintura al fresco por Nicolás Florentino (1472), y las cadenas que cerraban el puerto de Marsella y traídas por Alfonso V el Magnánimo en el siglo XV.
Debemos alejarnos un poco del edificio para contemplar mejor la galería de arcos que se conoce como la Obra Nova, o, más popularmente, "els Balconets de la Seu". El arquitecto Gaspar Gregori la concibió como una tribuna desde la que el arzobispo y su cabildo podrían contemplar las procesiones y los actos públicos. La sucesión de arcos, que recuerda el Coliseo de Roma, se inspira en tratados italianos de arquitectura. Bajo el arco inferior central tuvo su capilla la Virgen de los Desamparados antes de que se levantara la Basílica.
De época barroca es la puerta de los Hierros -la que se abre a los pies del templo- que toma su nombre de la verja de cierre, obra del alemán Conrad Rudolf, muy original por su superficie curva. Se construyó con esta forma para adaptarse a la estrecha calle de Zaragoza que se extendía frente a ella antes de que se abriera la actual plaza de la Reina. La ondulación de la portada es una novedad en el barroco hispánico que imita formas de Italia ya en fechas tardías, pues fue alzada entre 1703 y 1741, y se adorna con estatuas de Francisco Vergara. También es barroco el revestimiento del presbiterio, proyectado por el aragonés Juan Bautista Pérez Castiel y ejecutado entre 1674 y 1682, recubriendo las estructuras góticas con bronces, jaspes y mármoles policromos que adoptan formas de hojarasca, conchas, victorias aladas, pilastras dobladas y columnas salomónicas con una cierta ordenación clasicista, pero que la harían aparecer como una gruta mágica en la liturgia barroca que se desarrollaba a la luz de las velas.
El Miguelete
El Miguelete torre campanario de base octogonal, de estilo gótico valenciano, tiene 50,85 metros de altura, fue realizada entre 1381 y 1424 por Andrés Juliá y otros. Su acceso se realiza por una escalera de caracol. Una espadaña del siglo XVIII corona el Miguelete.
El palacio del Marqués de Dos Aguas es producto de una radical reforma llevada a cabo sobre la antigua casa solariega de los Rabassa de Perellós, titulares del marquesado de Dos Aguas, en la década de 1740 en un acusado estilo rococó. De planta cuadrangular irregular, organizado en torno a un patio y con torres en las esquinas, sus fachadas se alzan con planta baja y dos alturas, y en un lateral se abre la puerta principal, realizada en alabastro por Ignacio Vergara sobre diseño de Hipólito Rovira.
Presidida por la imagen de la Virgen, desde ella descienden dos caudales de agua en alusión al título de los marqueses, con dos atlantes a los lados que simbolizan dos ríos, todo con un aspecto de desbordante voluptuosidad.
En esa época toda la fachada estaba decorada con frescos de Rovira, pero en 1867 el palacio sufrió una nuevo remodelación -obra de José Ferrer-, y en ella desaparecieron las pinturas, que estaban en mal estado por la humedad, siendo sustituidas por estucos en tonos grises y rosas imitando mármoles, y además se realizaron también los balcones de sabor francés, con barandillas ondulantes.
En su interior aún podemos observar hoy las carrozas del siglo XVIII y los salones decimonónicos con su decoración original, recientemente restaurada, mientras que la segunda planta acoge el Museo Nacional de Cerámica González Martí, con una importante colección de piezas desde la Antigüedad a los más modernos diseños.
Situado en una de las mayores manzanas del primer ensanche, es una de las piezas mas relevantes del modernismo en Valencia. Su construcción se inició en 1914.
Diseñado por Francisco Mora Berenguer aporta como novedad en este tipo de mercados su carácter abierto, que permite la visión a través del mismo produciendo una agradable sensación de diafanidad y transparencia, perceptible fundamentalmente en sus lados mayores, lo que constituye sin duda un original y apreciable acierto.
La estructura metálica sobre pilares de fundición está enmarcada por dos potentes testeros de ladrillo, perforados por imponentes arcos, en los que se produce una brillante utilización ornamental de diversos materiales, fundamentalmente la piedra y el mosaico, formando una singular composición.
11.Ciudad de las Artes y las Ciencias
Qué es la Ciudad de las Artes y de las Ciencias?
La Ciudad de las Artes y las Ciencias es una visita imprescindible si vienes a Valencia. Obra del arquitecto valenciano Santiago Calatrava, tiene varios edificios que se han convertido en iconos de la ciudad. Se trata de un complejo de ocio científico y cultural para disfrutar en familia o con amigos que hoy en día ocupa alrededor de dos kilómetros del antiguo cauce del río Turia.
Necesitarás entradas para poder acceder al interior de L’Hemisfèric, el Museo de las Ciencias y L’Oceanogràfic y puedes comprarlas por separado o conjuntas, de los edificios que más te interese visitar.
Planifícate bien tu visita a la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, porque hay muchas cosas que ver:
Oceanogràfic permanecerá cerrado por mejoras de sus instalaciones, del 11 enero al 12 febrero de 2016 (ambos inclusive).
No puedes irte de Valencia sin visitar L’Oceanogràfic, el mayor acuario de Europa. Con siete ambientes marinos distintos, pueden verse cerca de 45.000 ejemplares de 500 especies diferentes, como delfines, belugas, morsas, leones marinos, focas, pingüinos o tiburones. No te pierdas tampoco la exhibición que cada día tiene lugar en el delfinario. Resérvate al menos medio día para visitarlo.
El Hemisfèric es un cine digital 3D, con una enorme pantalla cóncava de 900 metros que casi envuelve a los espectadores. Cada día se proyectan varias películas, en su mayoría documentales educativos de no más de 45 minutos aptos para todos los públicos. Con tu entrada te darán unas innovadoras gafas 3D con las que además puedes cambiar el idioma de la proyección. Si viajas con niños, suele haber una película más infantil una vez al día. Te recomendamos que consultes la cartelera y reserves la proyección que más te interese antes de comenzar tu visita a otros edificios de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Con el lema de “Prohibido no tocar” de este museo ya puedes imaginarte qué tipo de espacio es, ¿no? El Museo de las Ciencias Príncipe Felipe ofrece diversas exposiciones interactivas sobre ciencia y tecnología. Se puede entrar sin entrada a la planta baja, donde suele haber una exposición temporal, algunas tiendas, los baños y un restaurante. Para el resto de exposiciones, necesitarás tu entrada. El Museo ofrece también talleres científicos para todos los públicos para los que hay que comprar una entrada aparte.
Si eres melómano, tu sitio en la Ciudad de las Artes y las Ciencias es el Palau de les Arts. De octubre a noviembre, ofrece una programación que incluye óperas, conciertos, zarzuela, o ballet. Fuera de los espectáculos, el edificio no está abierto al público salvo si se reserva una visita guiada en las taquillas del Palau.
La grandiosidad de su arquitectura, diseñada por el valenciano Santiago Calatrava, junto a su completo equipamiento tecnológico, lo convierten en uno de los referentes mundiales para los más prestigiosos circuitos teatrales, operísticos y musicales.
Sala Principal: con capacidad para más de 1.400 asistentes. Concebida como recinto de ópera, pero convertible en escenario para ballet y otras artes escénicas.
Aula Magistral: con capacidad para 400 personas, está especialmente diseñada para actuaciones en directo de pequeñas formaciones musicales.
Teatro Martín y Soler: situado en el edificio destinado a las Artes Aplicadas, adyacente al Palau y con capacidad para 400 espectadores, es donde se ubicará la Academia de Perfeccionamiento.
El edificio dispone de instalaciones para actividades docentes y otras estrechamente relacionadas con los ámbitos artísticos y culturales.
Cuenta, además, con un entorno verde de 87.000 metros cuadrados de ajardinamiento.
De acceso libre, el Umbracle es un enorme de jardín de más de 17.000 m2 por el que puedes pasearte contemplando plantas típicas mediterráneas o esculturas contemporáneas. En verano y por la noche, abre sus puertas la terraza Mya, donde puedes tomarte una copa bajo la luz de la luna. Justo debajo del Umbracle se encuentra el aparcamiento público de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
El Ágora
El Ágora
El más reciente de los edificios que componen la Ciudad de las Artes y las Ciencias, es un espacio versátil que suele albergar eventos de todo tipo. Normalmente no está abierto al público y no se puede visitar.
Otra de las obras del arquitecto valenciano Santiago Calatrava, el Puente de L’Assut d’Or, atraviesa el antiguo cauce del río Turia, entre el Museo de las Ciencias y el Ágora. Hay diversos carriles para el tráfico en ambos sentidos y en el centro hay una pasarela peatonal que une las dos orillas del Jardín del Turia.
12.La Marina Real Juan Carlos I
La historia del Puerto de Valencia es la historia de las dificultades que hubieron de vencerse para llegar a la creación de este Puerto totalmente artificial, partiendo de una playa sin calado y sin abrigo de ninguna especie, hasta conseguir la bella realidad de un puerto, si no perfecto, sí de magníficas condiciones de calado y amplitud que lo hacen uno de los mejores del litoral.
Probablemente en el paraje del actual puerto hubiese un embarcadero desde antes de la conquista de Valencia por Jaime I, ya que sus huestes recibieron ayuda por éste. Dicho embarcadero, donde se estableció el campamento del rey Jaime I, fue llamado grau (del latín gradus). La importancia marítima de Valencia nos queda confirmada por el hecho de que, en 1283, Pedro III de Aragón concede un importante privilegio, el Consulado del Mar. El núcleo urbano de Valencia, establecido junto al río Turia, a unos 3 km de la costa, contaba en el siglo XIV con una comunicación fluvial con el mar. Las aguas del río Turia eran en cierto modo navegables hasta las murallas de Valencia.
Las primeras obras de las que tenemos constancia fueron realizadas en virtud del privilegio concedido a Antoni Joan, por el rey Fernando el Católico, expedido en Córdoba en 1483. El rey otorgó licencia para construir un puente de madera en la playa del Grao, con arranque en tierra firme y hasta dentro del mar y que actualmente es conocido como “Pont de Fusta”. A finales del siglo XV y principios del siglo XVI, asistimos a la ampliación de las atarazanas. En el siglo XVI era patente el desfase existente entre las necesidades de una potencia marítima ya notable y un puerto inadecuado para cubrirlas. Tras diversas gestiones, en 1679 se concedió a la capital del Reino de Valencia, por Real Orden, el derecho de ser puerto de tráfico de mercancías para otros reinos haciendo aún más urgentes las obras de acondicionamiento para el logro de una fluidez en las relaciones por vía marítima. El puerto valenciano mantuvo un deficiente acondicionamiento hasta el siglo XVIII, sin embargo, siempre contó con cierto tráfico de importancia.
A partir de 1792, comenzó un periodo de obras de acondicionamiento que fueron interrumpidas en numerosas ocasiones. El año 1852 fue decisivo en la historia del puerto de Valencia, ya que, el ingeniero de Caminos, Juan Subercase, presentó un proyecto que consistía en la construcción de dos diques y un rompeolas aislado, así como los diques transversales para dividir el recinto abrigado en antepuerto y dársena. En 1897 el ingeniero Manuel Maese realizó el proyecto del nuevo puerto de Valencia, siendo modificado (ampliado) en la segunda mitad del siglo XX. El aumento del tráfico de mercancías, y su almacenaje, hizo necesaria la construcción de los tinglados del Puerto de Valencia, según proyecto redactado por el ingeniero Don Fausto Elio.
A partir del año 2005, y con motivo de la elección de la ciudad como sede de la 32ª America’s Cup, la zona norte del Puerto sufrió importantes transformaciones. Se construyó y se dotó de servicios un pantalán para megayates en la Dársena que además se abrió al mar mediante un canal que conduce a dos marinas y a una bocana; se levantaron edificios para cada uno de los equipos participantes, así como para el personal de la organización del evento, los medios de televisión y los voluntarios, y finalmente el museo Casa de la Copa y el emblema de la Marina, el edificio de invitados, Veles e Vents. Como consecuencia, quedan separadas físicamente las zonas comerciales y de ocio, donde se ubica la Marina Real Juan Carlos I.
Actualmente, el Puerto de Valencia es el puerto español líder en tráfico de contenedores, y se encuentra entre los 10 primeros de Europa, y los 50 primeros del mundo. En cuanto al transporte de pasajeros, cuenta con un tráfico regular con Baleares e Italia así como un mercado creciente de cruceros.
13.Paseo Marítimo
El Paseo Marítimo de Valencia, discurre junto a las playas el Cabanyal y la Malvarrosa, y el Paseo Neptuno se encuentra tras la zona de restaurantes existentes junto al puerto, el O.A.M. Parques y Jardines Singulares y Escuela Municipal de Jardinería y Paisaje mantiene los 49.865 metros cuadrados de superficie con vegetación incluidos en el conjunto de los paseos.
Las alineaciones de palmeceas y la regularidad de los macizos de recorte dan la perspectiva al paseo integrándose en su linealidad. En los macizos y las alineaciones se alternan las distintas coloraciones que nos ofrecen las especies como geranios malvarrosa, lavandulas, gazanias, asteriscus maritimum,… con los arbustos de flor que destacan en el centro (adelfas, tamarix,…).
Todas las especies presentes en el paseo resisten el ambiente particular que nos afecta en las playas del golfo de Valencia.
Este paseo une a Valencia con el mar y es uno de los jardines mas visitados, ya que tanto en época estival para disfrutar de la playa como el resto del año para pasear junto al mar la afluencia de público es constante. Un carril bici discurre a lo largo de todo él facilitando el disfrute del jardín o el acceso a la playa. El paseo está jalonado por numerosos restaurantes, que se sitúan a ambos lados de las diferentes replazas y en las casas recayentes al Paseo de Neptuno junto al puerto.
En 1.998 en la plaza principal se ha ubicado una escultura, de Antonio Marí, que representa a dos delfines y se han situado juegos infantiles en varias áreas dispuestas a lo largo del paseo que completan el equipamiento y las posibilidades de la zona.
14.Albufera
El Parque Natural de la Albufera de Valencia, con 21.000 hectáreas de superficie, constituye uno de los espacios naturales más representativos e interesantes de la Comunidad Valenciana, y se ha reconocido su valor en el ámbito nacional e internacional, constituyendo un magnífico ejemplo de la interacción hombre-naturaleza en la generación de paisajes y formas de vida de excepcional valor e interés.
La Albufera de Valencia, localizada a unos 15 kilómetros del extremo sur de la ciudad de Valencia, constituye el mayor lago de la Península Ibérica. En torno al lago de la Albufera, antiguo golfo marino cerrado por una restinga o cordón litoral y alimentado por las aguas dulces de barrancos, acequias y surgencias denominadas ullals, se localiza uno de los paisajes humanizados tradicionales más interesantes del mediterráneo español y una de las áreas de mayor valor ecológico de la península.
El lago fue más extenso en el pasado pues, por una parte, tiende a colmatarse y, por otra, los cultivos de arroz le han ido restando superficie. En la actualidad puede estimarse su superficie en unas 2.800 hectáreas.
El lago propiamente dicho, pertenece en su totalidad al término municipal de Valencia, lindando con los términos de Alfafar, Albalat de la Ribera, Algemesi, Beniparrell, Massanassa, Catarroja, Albal, Silla, Sollana, Sueca, Sedavi, Cullera; por el este, la separa del Mediterráneo una estrecha franja arenosa de unos 1.200 metros cubierta de pinares de alepo y monte bajo conocida como la Dehesa de El Saler, que constituye el dique natural de la laguna.
A través de esta faja costera se abren los tres canales de desagüe o "golas" (de El Pujol, El Perellonet y El Perello) que regulan mediante compuertas el nivel de las aguas del lago y permiten la inundación de las aproximadamente 18.000 hectáreas de terrenos limítrofes que se dedican al cultivo de arroz.
Los alrededores del lago estuvieron siempre escasamente poblados por la dificultad de cultivo de las tierras y la incidencia del paludismo. El primer núcleo habitado fue muy probablemente El Palmar, habitado por pescadores que, cuando la crecida de las aguas impedía sus trabajos, se retiraban a sus viviendas o huertos en tierra firme.
El arrozal constituye un sistema fundamental para la conservación de la riqueza biológica del Parque puesto que sustenta una vegetación y fauna invertebrada asociada que constituye la base trófica de numerosas especies de vertebrados, principalmente aves. El arrozal constituye un ambiente complementario al del lago como área de alimentación y vital durante el período invernal y los pasos migratorios.
En el otro extremo de la Albufera, más próximo a Valencia, se localiza otro núcleo tradicional: el Saler. Las mejores comunicaciones, su proximidad a la ciudad de Valencia y la existencia de buenas playas han condicionado un mayor dinamismo económico que ha transformado lo que fue un pequeño núcleo en un centro turístico de primer orden.
En las últimas décadas del siglo XX, sin embargo, lo que fue una zona eminentemente rural se ha convertido en una de las áreas más dinámicas de la Comunidad Valenciana, con la consiguiente generación de importantes conflictos con la conservación de este espacio natural. Así, los núcleos que rodean al lago han experimentado un fuerte crecimiento (consecuencia del desarrollo agrario, turístico o industrial) aumentando la presión urbanística, humana e incrementando la contaminación sobre el espacio natural, principalmente del agua. La intensificación de la agricultura y la transformación de cultivos tradicionales han generado conflictos en relación con el agua principalmente, y el aterramiento de terrenos húmedos; asimismo la creciente afluencia de visitantes y la presencia de enclaves costeros turísticos de importancia han dado lugar igualmente a problemas ambientales importantes.
Además de su declaración como Parque Natural por la Comunidad Valenciana, la Albufera ha sido incluida como área de especial protección en el ámbito comunitario e internacional. Constituye desde abril de 1991 una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) según la Directiva Aves (79/409/CEE), está incluida desde mayo de 1990 en la Lista de Humedales de Importancia Internacional del Convenio Ramsar y posee hábitats y especies recogidos en la Directiva comunitaria conocida como "Hábitats" (92/43/CEE). También está recogida por el Protocolo de Ginebra, de 3 de abril de 1982, sobre zonas especialmente protegidas del Mediterráneo. Por sus valores excepcionales, este Parque podría formar parte de la Red comunitaria europea Natura 2000. Todos estos reconocimientos implican necesariamente un compromiso de conservación, y la convierten en zona preferente para la financiación de las distintas medidas comunitarias, estatales y autonómicas tendentes a implantar "una gestión sostenible de los hábitats de valor para la Comunidad y el mundo", tal como recoge el V Programa comunitario de política y actuación en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible, actualmente en vigor.
Caracterización general del Parque
Desde el punto de vista socioeconómico el área de influencia del Parque Natural abarca 13 municipios: Albal, Albalat de la Ribera, Alfafar, Algemesi, Beniparrell, Catarroja, Cullera, Massanassa, Sedavi, Silla, Sollana, Sueca y Valencia.
El incremento poblacional del ámbito se ha hecho especialmente patente en aquellos municipios que han conocido un mayor desarrollo industrial como Albal, Alfafar, Catarroja, Sedavi y Silla. También destaca el municipio de Cullera, cuyo crecimiento deriva principalmente del desarrollo turístico.
Por el contrario, las poblaciones pertenecientes a la Ribera Baixa, más dependientes de las actividades agrarias como Albalat de la Ribera, Sollana y Sueca, presentan unos índices de crecimiento inferiores.
El término municipal de Valencia merece un tratamiento especial e individualizado, ya que su crecimiento mantiene unos ritmos acusados, triplicando su población en el período 1900-1970.
En todo el ámbito socioeconómico del Parque el sector servicios es el que presenta un aumento general de la población ocupada. Como área periférica de la capital Valenciana, el sector servicios inicia un proceso de descentralización hacia espacios próximos.
Los principales ambientes presentes en el Parque Natural de la Albufera, y su importancia ecológica son los siguientes:
Playas y dunas móviles
Los ecosistemas dunares tienen un elevado valor ecológico por la especialización de las formas de vida que albergan, debido a la extremada aridez del medio como consecuencia de la permeabilidad de la arena, la elevada salinidad originada por el viento salino, las altas temperaturas que puede alcanzar la arena y la baja consolidación del sustrato.
Pocas son las zonas del Parque que se salvaron del proceso urbanizador que alteró profundamente este medio. Entre ellas, se pueden citar el tramo situado inmediatamente al norte de la gola de Pujol y la playa y duna de La Punta. Es, precisamente, en este medio donde, desde 1990, se localiza la que es la única colonia importante de charrancito (Sterna albifrons) sobre una playa en la Comunidad Valenciana, en la que es uno de los enclaves dunares mejor conservados del Parque. La colonia de charrancito se mezcla con la de chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) y es de vital importancia para estas colonias continuar con la protección de la zona.
Otros tramos costeros se hallan sumamente deteriorados y relegados a pequeñas alineaciones dunares entre diversos tipos de urbanizaciones, paseos marítimos, aparcamientos e infraestructuras diversas como consecuencia del intenso proceso urbanizador que sufrió en los años 70. Pero a pesar de las numerosas edificaciones a pie de playa, las formaciones pueden conservar su fisonomía más o menos originaria. Todavía perduran algunas zonas que, aunque alteradas en pasadas décadas, hoy se encuentran en proceso de regeneración, con abundante vegetación psamófila y donde se desarrolla una diversa vida animal.
Malladas
Entre los dos conjuntos dunares y puntualmente dentro de éstos, existen áreas deprimidas caracterizadas por sus suelos poco permeables y la presencia del nivel freático próximo a su superficie. Los diferentes grados de humedad determinan la vegetación existente y, en consecuencia, sus zoocenosis. Pero, como ha sucedido con otros ambientes del Parque, las malladas y saladares han sufrido procesos de degradación a causa de la actuación antrópica con aterramientos, desecaciones y drenajes que les han afectado de forma importante al tratarse de ecosistemas especializados y sensibles. Pese a esto, todavía quedan algunas malladas en buen estado y con una fauna y flora característica, incluyendo especies que como el fartet o el samaruc, han desaparecido en otros ambientes del Parque.
En la Mallada del Raco de l´Olla, y tras las obras de regeneración realizadas en 1989, se han asentado numerosas especies de aves, entre ellas varias colonias de Canastera, Charrancito, Cigüeñuela, etc. Actualmente la Reserva del Raco de l’Olla, de 40 Ha de superficie, constituye una valiosa zona de transición entre el sistema de dunas fijas de la Devesa de El Saler y la albufera.
La Devesa
La mayor diversidad botánica de este ambiente favorece la existencia de distintos grados de cobertura vegetal que permitirá el asentamiento de una fauna muy variada, de características termófilas y de amplia distribución, similar a la propia de un matorral o de una maquia. Los matorrales densos de coscoja, palmito, labiérnagos, lentiscos, aladiernos, etc. se cuentan entre las formaciones más interesantes y peculiares de la Devesa de la Albufera.
En algunas zonas de la Devesa, hoy cerradas al acceso al público, se dan peculiaridades florísticas o faunísticas que son indicadoras de un pasado con biocenosis más diversas. Entre estas zonas merecen citarse los escasos pies de Juniperus oxycedrus subsp. macrocarpa y el pinar situado entre el Estany de Pujol y el lago donde, además del martinete (Nycticorax), se asienta una considerable colonia de varios cientos de garzas reales (Ardea cinerea).
El proceso urbanizador de pasadas décadas supuso la apertura de numerosos viales, la urbanización de algunas zonas del interior de la Devesa, la creación de numerosas superficies para aparcamientos, etc.; por lo que amplias zonas de la Devesa ofrecen una fisonomía marcada por el intenso uso recreativo, incendios recientes o antiguas obras de infraestructura.
El valor de toda esta zona sigue siendo considerable en cuanto acoge una buena representación de formaciones vegetales sobre dunas fijas y representa una referencia paisajística y cultural para los valencianos, aunque se requiere su urgente regeneración y conservación.
Albufera (Laguna)
El Lago de la Albufera es, junto con el marjal y la Devesa, uno de los ambientes esenciales del Parque Natural con una superficie media de unas dos mil ochocientas hectáreas, de las cuales 350 son de vegetación palustre. En él hay que diferenciar, de una parte, las aguas libres y, por otra, las orillas y matas, cuya conjunción posibilita el desarrollo de su característica diversidad de comunidades vegetales y animales.
Las concentraciones de anátidas invernantes han disminuido notablemente en las últimas décadas como consecuencia de la eutrofización del lago, la pérdida de transparencia de las aguas y la consiguiente desaparición de las comunidades vegetales bentónicas, que hacen que la Albufera no pueda ofrecer las condiciones para sustentar las importantes concentraciones que antaño albergaba. Sin embargo, se ha detectado una progresiva recuperación de las poblaciones en los últimos años debido principalmente a la desaparición de otras zonas de invernada españolas, a la puesta en marcha de medidas conservacionistas en el Parque y al mantenimiento de extensas zonas de marjal cultivadas con arroz, que actúan como zonas de alimentación para las anátidas invernantes.
Ullals
Los ullals son surgencias de agua localizadas casi siempre de forma aislada y en el interior del marjal, que constituyen auténticas reservas genéticas, con especies endémicas con un gran nivel de especiación y valor biogeográfico.
Los ullals, son, pese a su escasa superficie respecto a la de los demás ecosistemas, vitales para el mantenimiento de la biodiversidad del Parque. Las especies de flora y fauna que antaño poblaban el lago y acequias, hoy se encuentran relegadas a estos medios. Los valores más relevantes de los ullals son: la presencia de invertebrados endémicos exclusivos del Parque, una vegetación acuática que sitúa a la Albufera entre las mejores lagunas de agua dulce de la península, ser hábitat de varios peces en peligro de extinción y ser la fuente principal de aguas limpias que desaguan al lago y vitales para mantener la calidad y cantidad del agua.
La necesidad de protección integral de estos espacios queda, pues, fuera de toda duda, siendo imprescindible el desescombramiento, desaterramiento y recuperación de todos aquellos ullals que hayan sufrido algún tipo de degradación.
Marjal
Sus aproximadamente 14.000 hectáreas representan la mayor parte de la superficie del Parque, ocupando las zonas llanas inundables y constituyendo un paisaje agrario con gran significado histórico en el contexto valenciano. Aunque se trata de un medio antropizado y sometido a un régimen de explotación intensiva, con incorporación de nutrientes (abonado) y productos de cierta toxicidad para la flora y fauna (herbicidas, alguicidas, fungicidas e insecticidas), el arrozal constituye un hábitat imprescindible para el funcionamiento del sistema ecológico de la Albufera y una actividad económica tradicional de la población del entorno.
El arrozal confiere una clara estacionalidad a todo el sistema, con las alternancias de inundación/desecación de los campos y el crecimiento de la planta, que hacen variar considerablemente la extensión y características de la superficie inundada. Esto influye de manera decisiva en las características de las biocenosis típicas del área, resultado de una adaptación histórica, que no se conservarían como hoy las conocemos sin el mantenimiento del cultivo del arroz.
Bassa de Sant Llorenç
Se trata de una pequeña laguna circundada por relieves calcáreos (El Cabeçol y la Serra de les Raboses). Constituye, probablemente una pequeña albufera cerrada por la misma restinga que la Albufera, siendo alimentada con las aguas subterráneas de los relieves calcáreos que la circundan.
La Bassa de Sant Llorenç ha podido mantenerse en buen estado de conservación, aunque con cierta presión cinegética y contaminación agrícola. Constituye uno de los enclaves de mayor valor paisajístico dentro del Parque.
Montanyeta dels Sants
Se trata de un pequeño afloramiento de dolomías cretácicas que formaría una especie de islote en el antiguo golfo marino.
El valor ambiental principal reside en su papel de hito paisajístico. La Montanyeta dels Sants representa un islote de vegetación arbórea de singular belleza en medio de la llanura homogénea del marjal, destacando en el horizonte desde cualquier rincón del Parque. Supone una atalaya desde la que se puede observar gran parte del arrozal. En los períodos en que el arrozal se halla inundado, la Montanyeta dels Sants aparece como una isla en medio de un inmenso lago que se transforma en un manto verde cuando el arroz está crecido. En la Montanyeta se levanta la Ermita dels Sants de la Pedra, construida en el siglo XVII.
El Cabeçol
Se trata de un monte formado por un pequeño relieve de 60 metros de altitud que se eleva al norte de la Bassa de Sant Llorenç y que forma parte de la Serra de les Raboses. Además de contribuir a diversificar los ambientes del Parque en el contexto de una zona húmeda, el interés principal de esta zona es el paisajístico. Desde la cima del Cabeçol se puede divisar una extraordinaria panorámica rica en contrastes: el paisaje marino desde Cullera hasta Valencia, el conjunto dunar, la huerta de naranjos, la Bassa de Sant Llorenç y la extensa llanura de arrozal que llega hasta el mismo lago.
El área del Cabeçol ha sufrido y sufre en la actualidad diversos impactos; diversas canteras abandonadas, pistas de motocross, antiguos vertederos incontrolados y la existencia de un Campo de Tiro en lo alto de la formación montañosa. Las molestias sobre la fauna de la Bassa de San Llorenç y el impacto paisajístico de sus actividades (restos de cartuchos, platos, animales cazados...) e instalaciones, son notables.
Cultivos de huerta y cítricos
A excepción de algunas zonas localizadas en el interior del arrozal, la mayor parte de este tipo de huerta incluida dentro del Parque Natural se halla próximo a su borde. Se trata, en el caso de los naranjales, de transformaciones por aterramiento relativamente antiguas y ya consolidadas. Las huertas no arboladas, por el contrario, son zonas de reciente transformación y se sitúan entre el arrozal y el naranjal.
Este ambiente antrópico se caracteriza por la influencia decisiva y constante del hombre en el medio, manteniendo un aporte continuo de materia y energía al cultivo (abonos, herbicidas, plaguicidas).
Principal problemática del Parque
La principal problemática del Parque Natural de La Albufera, recogida de forma sucinta en el Decreto de Declaración y más extensiva en la documentación elaborada para el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de la Cuenca Hidrográfica de la Albufera, puede resumirse de la siguiente forma:
- Contaminación por vertidos de las aguas, así como perturbación del régimen hídrico, principalmente en relación con las surgencias o ullals.
- Aterramiento del marjal.
- Presión urbanística sobre el sistema dunar.
- Presión industrial en el sector norte.
- Presión cinegética.
- Disfunciones en zonas periféricas.
- Impactos debidos a infraestructuras.
- Excesiva presión turística y recreativa.
Tanto el Decreto de Declaración del Parque como el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de la Cuenca Hidrográfica de la Albufera y la reciente aprobación del Plan Rector de Uso y Gestión de la Albufera han paliado en cierta medida algunos de estos problemas, o por lo menos han iniciado las actuaciones para su resolución a corto, medio y largo plazo.
Estación del Norte
La primera Estación de Ferrocarril que tuvo la ciudad de Valencia fue construida en el año 1851 por los ingenieros James Beatty (inglés) y Domingo Cardenal Gandasegui (* Vitoria 1825 † Barcelona 1901) y llevaba por nombre Estación del Norte. Era un edificio de corte clásico, con un pórtico en cada extremo y cuatro columnas dóricas en cada uno de ellos. El 21 de marzo de 1852 se inauguró en la ciudad el primer ferrocarril de Valencia. Su recorrido en un primer momento enlazaría Valencia con el Grao, aunque dos años después el trayecto alcanzaría Játiva. En 1917 con la inauguración de la actual Estación del Norte, esta vieja fabrica sería derribada.
El lugar de emplazamiento de esta vieja estación se situaba en la actual Plaza del Ayuntamiento, concretamente sobre los huertos y el cementerio que formaban parte del antiguo Convento de San Francisco que en la plaza se ubicaba. La estación ocuparía aproximadamente el lugar donde hoy se sitúa el edificio de Telefónica y el edificio de La Equitativa.
La actual Estación del Norte declarada Monumento Histórico Artístico en 1961, nació como la «Estación de Ferrocarriles de la Compañía del Norte», de donde recibe su nombre y fue proyectada en 1906 por el arquitecto valenciano Demetrio Ribes Marco. La fecha de inicio de las obras fue el 2 de agosto de 1906, siendo inaugurada el 8 de agosto de 1917. Se da la circunstancia curiosa que mientras duraban las obras de construcción de esta nueva estación, los trenes atravesaban su fachada a través de dos puertas abiertas en la misma, ya que su destino final hasta tanto estuviera construida la nueva estación, era la vieja fabrica situada en la actual plaza del Ayuntamiento.
También en el terreno de las anécdotas podemos indicar que antes de la inauguración, el vestíbulo de la estación fue utilizado como sede de la 1ª Feria Muestrario de Valencia inaugurada el 10 de mayo de 1917 ya que en sus primeras ediciones no tenían local de exposición propio.
El edificio consta de dos naves paralelas a las vías y una tercera que conforma la fachada principal del edificio. En la estación la decoración es determinante, con piezas cerámicas de brillantes coloridos, tanto en su exterior como en el interior, donde hay mosaicos, azulejos, trencadis etc., con motivos emblemáticos regionalistas y productos de la huerta valenciana, destacando sobre todos ellos la naranja.
esulta muy interesante el edificio de la estación, de estilo modernista, que constituye por tanto una alegoría de la huerta valenciana. Mosaicos con mujeres ataviadas con el traje típico y guirnaldas de naranjas y otros productos agrícolas decoran sus fachadas exteriores. En el interior, en su lujosa recepción, los mismos mosaicos dan la bienvenida en todos los idiomas a todos los viajeros. Así encontramos la frase "Buen Viaje" en distintos idiomas expresados sobre artísticos mosaicos enmarcados en las pilastras del zaguán. Es la estación punto de referencia monumental y representativo de la ciudad.
Su cubierta interior obra del ingeniero Enrique Grasset, es una gran bóveda elevada sobre una estructura metálica con apoyos articulados. Constituyó en su época un verdadero alarde tecnológico, cubriendo una luz de 45 metros. Su estilo se adscribe al movimiento modernista, dentro de la corriente denominada “Sezesión Vienesa”. La estructura fue realizada en los talleres madrileños del ingeniero y traída a nuestra ciudad donde fue montada y colocada en la estación por Grasset hacia 1916. Esta cubierta dispone de un lucernario central que sirve indistintamente para la entrada de luz como para la ventilación de la estación.
La fachada principal en forma de U trata de compensar su acentuada horizontalidad con la disposición de tres cuerpos resaltados, dos de ellos en los extremos formando torreones, y el tercero en el centro, marcando el acceso principal. La fachada formada por dos plantas combina en su composición vanos adintelados, molduras, pilastras y elementos de inspiración clásica. En ella destacan los abundantes detalles decorativos, coloristas, con numerosas piezas cerámicas que reproducen distintos tipos de adornos floralesy abundancia de escudos de la Compañía y de la Ciudad. La puerta del primitivo acceso se decora con dos paneles cerámicospintados por José Mongrell Torrent (* Valencia 1870 † Barcelona 1937) y ejecutados por Maumejean Hnos de Madrid. Reciben los nombres de "Guardesa de Día" y Guardesa de Noche". En el ático de la torre central podemos ver, una imagen corporativa representando al mundo bajo un águila simbolizando la velocidad.
A la fachada le precede un gran patio descubierto, cerrado por una verja de estilo vienés que separa la estación de la concurrida calle donde se ubica.
Destaca también la exuberante decoración del vestíbulo, con una minucioso diseño de las taquillas y arrimaderos de madera, con incrustaciones de mosaico y decoraciones cerámicas con abundancia de trencadís, azulejos troceados, revestimiento de paredes y techos formando un conjunto de singular belleza. Los mosaicos salieron de la fábrica de "La Ceramo" de Benicalap y fueron diseñados por Gregorio Muñoz Dueñas.
Uno de los elementos destacables de la decoración de la estación es la presencia de estrellas de cinco puntas que era el emblema de la Compañía de Ferrocarriles del Norte y también, y sin genero de dudas la Sala que en su día estuvo dedicada a Cafetería y que después de muchos años cerrada ha vuelto a ser reabierta, pero como Oficina de Información y rebautizada como Sala de Mosaicos. Es de lo mejor de la Estación del Norte.
Fuente: jdiezarnal.com
Nuestros Consejos:
Valencia es una ciudad para patea, todo con excepción de la ciudad de las Artes y de las Ciencias, está en un área fácil de Visitar a pie, aunque tanto mi esposa como yo, siempre recomendamos tomar en primera instancia el bus turístico, ya que nos ayudará a ubicar cada uno de los lugares a visitar, y Valencia no es una excepción, en la ruta azul del bus turístico nos podemos bajar para visitar ampliamente esta área, la Marina Juan Carlos I y caminando un poco más llegarnos hasta el Paseo Marítimo, conocido por muchos como la Malvarrosa.
Además de la Catedral y la iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, la ciudad eminentemente religiosa dispone de varias iglesias, muchas de ellas muy hermosas, como por ejemplo la de San Nicolás con un techo bellamente decorado, hay que ir a la plaza Redonda y ver los originales puestos que hay en ella, pero antes en la calle Santa Catalina, no hay que dejar de dar un vistazo y si nos apetece tomar una horchata, y mejor con fartons, en la Heladeria Santa Catalina, un hermoso establecimiento decorado con mosaicos valencianos que son una maravilla.
Para comer, disponemos de infinidad de lugares, nuestra recomendación María Mandiles, tienen un restaurante en el Barrio del Carmen, cerca de las Torres de Serranos y otro cerca de la estación del Norte junto al mercado de Ruzafa, una cocina de mercado, en un marco muy casero y alegre, a la vez que nos ofrecen un menú incluyendo bebida, postre y café por menos de 10 €, o Mamá Delicias en Periodista Azzati, para cenas informales, es muy recomendable el Mercado de Colón y en el caso de la Malvarrosa, quizás el mejor pueda ser La Pepica, aunque yo sólo suelo tomar la paella valenciana, exclusivamente con productos de la Horta,. En la Albufera, encontraremos gran variedad de restaurantes, para todos los gustos, para mi el plato que me encanta es el all i pebre, realizado con anguila y patatas, una delicia.
El alojamiento, tiene que ser en el centro, donde hay un buen número de hoteles y hostales para todos los gustos y bolsillos, El Petit Palace y L’Otelito son dos buenas opciones para un alojamiento de nivel medio, considero que si no se viaja para algún congreso, hacerlo en la nueva zona en las cercanías del Palacio de Congresos, es perder la libertad que ofrece el estar en el centro histórico.
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