ZAGREB

Nuestro viaje hasta la capital de Croacia fue aprovechando un largo fin de semana, ya que queríamos visitar algunos lugares cerca de la ciudad, y así aprovechar para conocer el interior, ya que habitualmente los viajeros lo hacen por el litoral.


Realizamos el vuelo con Croatia, una buen compañía, con un equipo de cabina muy cordial y donde además nos sirvieron un apetitoso snack, que en arriba de un avión y en los tiempos que corren es todo un éxito

Para el alojamiento escogimos el Hotel Sheraton, bien ubicado, aunque justo el lugar donde está enclavado parece que esté lejos del centro, pero no es así. En general el Hotel precisa de un reciclado, ya que algunas partes están bastante ajadas, y no será por la carencia de pasajeros ya que el hotel estuvo constantemente ocupado por multitud de pasajeros, predominando los chinos de Formosa.
Tras el desayuno nos iniciamos nuestra visita a la ciudad.

A pesar de tener durante nuestra estancia, un clima lluvioso, pero no fresco, por la época del año, nos sorprendió esta ciudad, nuestra idea inicial era de encontrar una ciudad "insulsa", pero al adentrarnos en ella descubrimos que tenía mucho para extraerle.
Primeramente dimos un paseo para tener un primer contacto con la ciudad en tranvia, de los que se pueden encontrar de tres estilos diferentes, desde un modelo antiguo, que circula para grupos o en ocasiones especiales, o otras líneas más clásicas y por último otras con convoyes de última generación.

Más tarde proseguimos la visita a pie por el centro histórico.

Zagreb es la capital de la República de Croacia. Es un centro político, diplomático, cultural, económico, comercial, de transportes y deporte, con un millón de habitantes. 
Es una ciudad de contrastes: al mismo tiempo vieja y joven, durante el día, es la ciudad de negocios y por la tarde muy relajada; por muchas características es una metrópoli europea pero antes de todo es una ciudad que los visitantes recuerdan por el encanto de su centro y la hospitalidad de sus ciudadanos.

Zagreb surge de la unión de dos poblados medievales, que durante siglos se desarrollaron en dos colines vecinas. En el lejano ano de 1094 fue fundada su diócesis y a partir de ese momento comienza su historia escrita. Zagreb, la capital de Croacia y a la vez su ciudad más grande, es una típica ciudad de la Europa Central. En las fachadas de su casco histórico, que en su mayoría pertenecen a los estilos del clasicismo y la secesión, además de recordarnos el orgulloso espíritu de la monarquía austrohúngara, podemos distinguir los rasgos de las vistas panorámicas de Praga.
Con casi todos sus monumentos urbanos y culturales ubicados en la parte central, repleta de encantadoras cafeterías, selectos restaurantes, terrazas convertidas en jardines y con parques cultivados con esmero como Ribnjak, al lado de las murallas de Kaptol donde, a su vez, està ubicada la magnífica catedral neogótica con sus campanarios afiligranados, o las herraduras verdes de Lenuci en el parque de Zrinjevac. Sin duda puede decirse que Zagreb es una ciudad hecha a la medida del hombre.

Breve historia de Zagreb
Zagreb de hoy ha surgido de dos asentamientos medievales que durante siglos se desarrolló en las colinas vecinas. La primera mención escrita de la ciudad se remonta a 1094 cuando fue fundada en Kaptol, mientras que en 1242, vecino Gradec fue proclamada una ciudad real libre. Tanto los asentamientos estaban rodeados de altos muros y torres, restos de la que aún se conservan.
Durante las invasiones turcas de Europa, del XIV. XVIII. siglo, Zagreb fue una fortaleza fronteriza importante. La reconstrucción barroca de la ciudad en el XVII. y XVIII. siglos cambiaron la fisonomía de la ciudad. Se derribaron las viejas casas de madera, palacios opulentos, monasterios e iglesias. La riqueza de la ciudad contribuyen a las muchas ferias, los ingresos procedentes de tierras de los terratenientes y muchos talleres de artesanía.
La ciudad se instaló una familias aristocráticas ricos, funcionarios reales, dignatarios de la iglesia y los comerciantes ricos de toda Europa. Abren las escuelas y los hospitales, se aceptan las formas de las capitales europeas. La ciudad creció más que sus fronteras medievales y se extendió a las tierras bajas. La parques y casas de campo primero. Zagreb confirmó su posición como el centro administrativo, económico y cultural de la croata.
Fusión administrativa de Kaptol, Gradec y los asentamientos de los alrededores de la ciudad integrada de Zagreb en 1850, el desarrollo se aceleró aún más. El desastroso terremoto de 1880 provocó la reconstrucción y modernización de muchos barrios y edificios en mal estado.Edificios públicos de prestigio se erigieron, parques y fuentes, y el transporte y los servicios públicos.
En el XIX. siglo la población se multiplicó por diez. El siglo XX trajo el estilo Secesión a Zagreb. Era una sociedad civil rica, con vínculos firmes con centros europeos de la cultura, el arte y la ciencia. Con el crecimiento de la riqueza y de la industria, la ciudad de los años 60 se extendió a lo largo de las amplias llanuras junto al río Sava, donde una nueva, ciudad de negocios contemporáneo, listo para los desafíos del tercer milenio.
Cuando se habla de Croacia, generalmente las guías turísticas y, los turistas nos hablan de las localidades situadas en la costa del Adriático, principalmente de Dubrovnik, Zadar o Split, obviando el interior del país y su capital Zagreb.
Nuestra llegada a la ciudad nos sorprendió, es una ciudad que nos recuerda a las localidades austriacas, pero con un aire mediterráneo, el mar está lejos pero en el ambiente se siente.
Las principales atracciones de la capital croata están concentradas en un espacio reducido, de manera que, al igual que hicieron algunos de nuestros compañeros, se puede visitar en un fin de semana con cierta despreocupación. Si eres de los Wifi adictos, ve hasta la Ban Jelacic Trg (Plaza del caballo), conéctate de la red pública y gratuita, cuelga tus fotos en la red, y sigue chateando con tus amigos, ellos ya verán que estás en Zagreb, pero la ciudad nos ofrece mucho más.
Zagreb es una ciudad para pasear tranquilamente por sus calles peatonales, deleitarse con un café en alguna de sus abarrotadas terrazas, pero hay que estar atentos ya que a las 12 del mediodía, un estruendoso cañonazo nos hará regresar a 1877 cuando por primera vez y de forma ininterrumpida se dispara el cañon desde la Torre Lotrscak.

La ciudad se divide en dos la ciudad baja; Dornji Grad y la ciudad alta Gradec, donde se localizan sus palacios, iglesias y sus más de 30 museos, entre los que destacan el Pabellón Artístico, la catedral de San Esteban o el Museo Arqueológico. Pasear por su concurrida calle Tkalciceva, llena de terrazas y cafés, la que en otro tiempo separaba Kaptol y Gradec, las dos poblaciones que dieron origen a Zagreb; subirse a un tranvía y llegar a todos sus rincones importantes; contemplar la panorámica desde la montaña Medvednica; ir de compras por Ilica, su calle más comercial; probar su gastronomía, con tantas semejanzas con la española, o cruzar una y otra vez su animada plaza Josip Jelacic, para ver cómo late el corazón de la ciudad, son algunos de los entretenimientos para tomarle el pulso a Zagreb. Para desplazarse entre ambas ciudades se puede hacerlo a pie o por un arcaico funicular que nos remonta los 66 metros de desnivel, dice que es el más corto del mundo.
Los lugares que recomendamos visitar son:

PLAZA DEL BAN JOSIP JELACIC. Centro neurálgico de Zagreb todos los caminos llegan a esta amplia plaza. Punto de partida hacia la ciudad Alta o hacia la ruta de los museos, su enérgico ritmo no cesa ni siquiera de noche debido a la concentración de tranvías que la atraviesan. En ella está la estatua ecuestre de ban Josip Jelačić y la fuente Manduševac donde pedir un deseo. Este espacio lleno de tiendas, cafés, bares y grandes luminosos es el corazón de la ciudad. 
MERCADO DE DOLAC. Este mercado ubicado tras la céntrica plaza de ban Josip Jelačić y construido en 1930 ofrece a diario productos gastronómicos, artesanía y flores bajo las decenas de sombrillas rojas que lo cubren. Tras las compras en él nada mejor que sentarse en las terrazas de bares y cafés que se ubican a su alrededor para contemplar el ir y venir de gente entre los puestos. 

CAMBIO DE GUARDIA. Los fines de semana, alrededor del mediodía, el regimiento Kravat de la caballería hace el cambio de guardia por las calles de la zona alta de la ciudad. Como dato curioso, el pañuelo que llevan al cuello dio lugar a lo que hoy conocemos como corbata, por su característica forma de anudarse. Por eso la corbata es uno de los símbolos de Croacia. 
MUSEO DE LA CIUDAD DE ZAGREB. Creado en 1907 y ubicado en la zona alta, y antigua de la ciudad, en este museo podemos conocer la historia de la capital desde la prehistoria hasta nuestros días. Cuadros, maquetas y hasta elementos de tortura a las supuestas brujas que tanto persiguieron, forman el catálogo de objetos y pertenencias del museo en sus diferentes estancias. 
IGLESIA DE SAN MARCOS. Situada en la parte alta de la ciudad y flanqueada por el Palacio Banski dvori, lugar donde reinaban los virreyes, y el parlamento croata se encuentra esta iglesia de singular tejado formado por los escudos de Croacia, Dalmacia, Eslovania y Zagreb. Si no fuese por los turistas que la rodean cualquiera pensaría que ha viajado en el tiempo al recorrer la plaza que la alberga. 
TORRE LOTRSCAK Y SU CAÑONAZO. Una fortificación militar con una curiosa historia detrás. Y es que, cada día suena el cañón de la torre para celebrar lo que, según la leyenda, fue el cañonazo que salvó a la ciudad del ataque de los Otomanos. Según cuentan, el disparo original fue a caer justo en el plato del dirigente del ejército otomano, que, aterrado después de ese incidente abortó el ataque a la ciudad.
Desde allí se puede bajar a la parte nueva de la ciudad por el paseo Strossmayer, un bonito camino rodeado de árboles y con puestos de artesanía y pintores que recuerda al maravilloso Montmartre de París.
ANTIGUO RELOJ DE LA CATEDRAL. Junto a la Catedral de Zagreb se puede contemplar un antiguo reloj colgado sobre uno de los muros que la rodean. Es el que colgaba en su fachada. Las dos esculturas muestran el proceso de restauración al que está siendo sometida la catedral, a la izquierda, su aspecto anterior, y a la derecha, el que tendrá una vez terminada. 

PUERTA DE PIEDRA. La única puerta en pie de la muralla que rodeaba la ciudad alberga en su interior la imagen de la Virgen María con el Niño Jesús. Cuenta la leyenda que fue la única que se salvó del incendio que la asoló en 1731. Considerado un milagro, desde entonces la gente acude a encender velas y rezar por la felicidad, la salud y el amor. En las placas de la pared se pueden leer agradecimientos a la santa.  
También allí se conservan las cadenas del navío HMS Victory, dirigido por el capitán Nelson durante la batalla de Trafalgar en la que las tropas de Napoleón fueron derrotadas. Sin alejarse demasiado está la casa de Dora Krupic, una heroína de la literatura croata  y la farmacia más antigua de la ciudad.
MUSEO DE LAS RELACIONES ROTAS. En Zagreb hay un museo para todo, y el desamor no iba ser menos. Creado a partir de una exposición itinerante, sus creadores, una pareja de croatas que decidieron poner fin a su relación, creyeron que debía haber un sitio donde fuesen a parar los objetos que van formando una pareja y que cuando esta termina no se sabe que hacer con ellos. Peluches “I love you”, álbumes de fotos y hasta un traje de novia forman el reparto de este singular espacio expositivo. Al salir de la muestra conviene ver su divertida tienda de souvenirs para quitarnos el dramatismo que acabamos de ser testigos. Se ubica en la ciudad Alta, muy cerca de la iglesia de San Marcos. 
IGLESIA DE SANTA KATARINA. Esta iglesia ubicada en la plaza de mismo nombre destaca por su precioso estilo barroco. Escenario de la mayoría de bodas en Zagreb, fue construida en el siglo XVII y renovada varias veces tras el efecto de terremotos e incendios. con un patio abierto que unas vistas magníficas de los tejados de Kaptol. A dos pasos de la iglesia de San Marcos, en esta plaza se sitúa también el Palacio Dverce, testigo de la vida social y de grandes acontecimientos históricos, y el Liceo de Zagreb, con cuatro siglos a sus espaldas. 
VISTA DESDE LA CIUDAD ALTA. Tras la iglesia de Santa Katarina un inmenso mirador ofrece una de las mejores panorámicas de la ciudad, con sus triangulares tejados rojizos a la izquierda y la bulliciosa plaza ban Josip Jelačić a la derecha. Al fondo, emergiendo entre las casas, se admira una esplendida vista de la catedral de Zagreb en su último proceso de restauración. 
TEATRO NACIONAL CROATA .El elegante edificio neobarroco que alberga el teatro nacional fue construido en 1895, y en un tiempo récord de menos de dos años, por orden del emperador austríaco Francisco José. Rodeado de jardines y ubicado en la plaza del Mariscal Tito es el centro de las artes escénicas y uno de los mayores símbolos de Zagreb. 
ESTACIÓN GENERAL DE FERROCARRILES. Este imponente edificio construido en 1892 es la estación principal de Zagreb y la más grande de Croacia. Situada al final de los jardines y parques que forman la ruta de los museos al salir de ella los viajeros son bienvenidos por la estatua ecuestre del rey Tomislav, primer rey de la Croacia Medieval. 
PARQUE MAKSIMIR. A menos de 15 minutos desde la plaza de ban Josip Jelačić y junto al estadio del equipo de fútbol del Dinamo de Zagreb podemos descubrir este inmenso parque. Pulmón de la ciudad, fue construido en el siglo XVIII siendo uno de los primeros parques europeos en abrir sus puertas a los ciudadanos. Se trata del parque público más antiguo de la ciudad y parece sacado de la película Mary Poppins. Sus mayores atractivos son sus lagos y los inacabables paseos que ofrece. Los fines de semana se llena de familias haciendo picnic, jóvenes jugando al bádminton y los omnipresentes grupos de runners. Con un poco de suerte coincidirá con la actuación de una banda de rockabilly que amenizará la tarde de los abuelos. Pabellones, esculturas, lagos y hasta un zoológico salpican este espacio natural.
CEMENTERIO DE MIROGOJ. Normalmente no somos muy dados a visitar los cementerios de las ciudades, aunque hay algunos que son como, obligatorios, por su belleza, por los personajes que en ellos reposan, o inclusive por la belleza de sus mausoleos. En el caso del cementerio de Mirogoj es uno de ellos básicamente por la belleza de su arquitectura y los jardines que lo rodean, es el cementerio de Zagreb.
Está situado algo apartado del centro de la ciudad, en la ladera de la montaña de Medvednica, se puede llegar a el con el autobús de la línea 106 que sale desde la puerta de la catedral, en un recorrido de unos 20 minutos.
Fue diseñado por el arquitecto Hermann Bollé en 1876, y está considerado uno de los cementerios más bonitos de Europa. Ya sólo la imagen desde el exterior sorprende. Los muros altos, cubiertos por frondosa hiedra, dejan ver tras de si varias de las cúpulas del edificio. En total son veinte las cúpulas verdosas que forman parte de este recinto. Una vez dentro, destaca la gran hilera de arcadas neorenacentistas de casi 500 metros de largo, bajo la cual encontramos las primeras lápidas y monumentos funerarios.
El cementerio está en un precioso parque que se va mezclando con las distintas tumbas y mausoleos, formando al mismo tiempo, una especie de galería de arte al aire libre, ya que se ven varios tipos de tumbas debido a la mezcla de religiones congregadas en este cementerio. 
EVENTOS CULTURALES. Cuando Zagreb recibe el buen tiempo el escenario principal son sus calles y plazas que recogen festivales, actuaciones y todo tipo de eventos culturales. Niños y mayores disfrutan de cuentacuentos, payasos, malabaristas, música en vivo y toda clase de manifestaciones artísticas al aire libre. A principios de junio se celebra el festival Cest is d’Best y el Festival Summer at Stross. 


GASTRONOMÍA MEDITERRÁNEA. Comer bien en Zagreb es fácil ya que el abanico gastronómico de las diferentes regiones de Croacia se puede disfrutar en la capital. Con una fuerte influencia mediterránea, los platos rebosan frescura y calidad en sus ingredientes que hacen de la cocina un aliciente más para visitar la ciudad croata. Como nota saber que los licores se toman en el aperitivo, antes de los primeros platos. 

Lo único absolutamente imprescindible son los Fritules. Unos buñuelos servidos con azúcar glas, canela y Nutella irremediablemente adictivos. Los mejores los encontrará en un tenderete al final de la calle Tkalciceva.
Antes de acabar el día en Tkalciceva con una cerveza de medio litro, vayamos a la catedral, el edificio más alto del país. Más entretenido que el interior es pasearse por los alrededores de la calle Kaptol y ver la mezcla de turistas y monjas que se pasean por allí.
TERRAZAS. Las innumerables terrazas que salpican Zagreb son perfectas para contemplar la vida de la ciudad y relajarse probando sus cervezas y bien preparados cafés en cómodos asientos. Da igual en que zona u hora nos encontremos ya que allá donde se mire aparecerá algún bar o café para hacer una pausa, aunque es en la calle Ivana Tkalčiċa donde se concentran más. 
Entre Tkalciceva, Bogoviceva y Preradoviceva encontrará decenas de cafeterías con terrazas abarrotadas. Pero a solo 1 minuto de la plaza Ban Jelacic encontrará un lugar igual de céntrico pero para nada turístico. Se trata de Kino Europa, el lugar de moda para la gente de Zagreb. Además de tomar un café podrás participar en charlas literarias, visitar exposiciones o, si está en la ciudad en octubre, participar en el Festival de Cine de Zagreb. El local también cuenta con una tienda en la que comprar los recuerdos más alternativos posibles, como objetos de la popular serie de dibujos de los 70 Professor Balthazar.
DE COMPRAS. La calle Ilica destaca por ser la calle más comercial del centro de Zagreb. Las principales firmas internacionales cuentan con tiendas en esta concurrida calle unas tras otras ofreciendo sus propuestas de moda. Alrededor de la plaza de ban Josip Jelačić encontramos modernos centros comerciales con una amplia oferta para los adictos al shopping. 
CORAZONES LICITAR. Por el centro histórico podemos encontrarnos a simpáticas vendedoras ataviadas con trajes regionales de Zagreb vendiendo corazones 'licitar'. Estos corazones suelen ser regalados entre enamorados pero también a amigos y familiares para expresar el cariño. También por las céntricas calles hay puestos de madera que venden deliciosas fresas en pequeñas cajas, perfectas como sano tentempié.
Lo primero que observará a su llegada a Zagreb es que, al primer rayo de sol que se abre paso entre las nubes, la gente toma las terrazas y los parques. Únase a ellos y tome largos cafés. Especialmente los sábados, el día de la Spica. Ni los propios croatas saben definir bien este concepto, pero el espíritu es salir a pasear y tomar algo bien vestido durante la mañana del sábado.
La tentación de probar bebidas locales en estos vermuts de fin de semana puede ser grande. Adelante con las cervezas, pero evite cualquier refresco. Su paladar no está preparado para la extrema dulzura de la Cockta, la variante yugoslava de la Coca Cola que milagrosamente ha sobrevivido al comunismo. Y no gaste sus kunas en una Cedevita. No deja de ser un insípido Tang que, con un poco de suerte, le regalarán con el café.
Por último, absténgase de colarse en el tranvía. El transporte público no es precisamente barato y tendrá la sensación de que nadie pica sus billetes, pero no querrá discutir con un revisor. Raramente coincidirá con ellos, pero con una vez basta. Se confunden con el resto de pasajeros y, de repente, desactivan las máquinas para validar los billetes. Ahí empieza un auténtico festival de sanciones. Localizar a los revisores no debería ser un problema, ya que todos van con un pequeño bolso cruzado para guardar el aparato de las multas, pero resulta que este peculiar complemento es común entre los zagrebianos.

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