El área metropolitana de Tokyo y sus prefecturas adyacentes acoge a un cuarto de la población japonesa, 12 millones de almas que viven dentro de los límites de la ciudad.
El Palacio Imperial, antaño el Castillo Edo, aún se encuentra resguardado por profundos fosos excavados. Magníficas puertas y antiguas torres de vigilancia salpican las murallas a intervalos regulares. El Nijubashi, un elegante puente de doble arco, conduce a la entrada principal, abierta al público en ocasiones. El Jardín Este (Higashi Gyoen) está donde anteriormente se situaba el torreón original. Las flores y la floración embellecen el jardín en todas las estaciones, por lo que cada una de ellas supone una ocasión ideal para relajarse.
El Marunouchi Building, un hito histórico más conocido por el apodo de "Maru-Biru", domina la salida de la estación Tokyo al distrito Marunouchi. Construido en 1923, el edificio reabrió sus puertas en septiembre de 2002, y ofrece, repartido por 36 plantas, un complejo de restaurantes, tiendas y oficinas.
En un paseo de diez minutos se puede llegar a Ginza, famosa en todo el mundo por sus elegantes tiendas y el brillo multicolor del neón de sus rótulos. El Teatro Kabuki-za está a pocos pasos de distancia.
Al alejarse del bullicio de Ginza y Yurakucho, tuerza hacia el espacioso distrito Ueno, donde le espera el parque Ueno, el más extenso de la capital. Desde el comienzo de abril, el jardín se convierte en un paraíso de cerezos en flor, en los que el verde se inunda de un delicado rosa y atrae a una multitud de caminantes y excursionistas. El parque, salpicado de numerosos y variados museos, constituye un amplio centro de arte y cultura.
Si desea hacer una escapada al pasado de Tokyo, nada mejor que el distrito Asakusa. Las múltiples calles que se abren y cierran están flanqueadas por antiguas casas y puestos que venden artículos tradicionales, como kimonos con peineta fabricados a mano. El Templo Kannon de Asakusa, cuyo acceso está repleto de pasajes comerciales, es un lugar ideal para hacer acopio de recuerdos.
Shinjuku, en la parte oeste y de moda de la ciudad, reúne bares y discotecas, populares y ruidosos, junto con grandes almacenes y tiendas para hacer unas compras refinadas y sofisticadas. En este ajetreado barrio, el Parque nacional Shinjuku Gyoen le parecerá un remanso de paz. En el distrito de Hatsudai, muy próximo, el complejo de Tokyo Opera City acoge entre sus paredes una gran ópera.
Shibuya, cerca del apacible Santuario Meiji y de Harajuku y Aoyama, los distritos de moda, es el lugar con el que sueñan aquellos que buscan compras y entretenimiento. Shibuya, muy concurrido, especialmente por la juventud a la última de la capital, es el centro donde tienen lugar todas las innovaciones de Tokyo y a partir del cual se extiende de forma continua la "cultura juvenil".
También aquí se ha instalado la vanguardia de la moda y el arte internacional, para convertirlo en su escaparate. Sentarse en un café al aire libre y disfrutar de una bebida mientras se observa el insólito desfile de transeúntes es un placer al que le será difícil resistirse.
También aquí se ha instalado la vanguardia de la moda y el arte internacional, para convertirlo en su escaparate. Sentarse en un café al aire libre y disfrutar de una bebida mientras se observa el insólito desfile de transeúntes es un placer al que le será difícil resistirse.
Odaiba, construido sobre terrenos ganados al mar en el Puerto de Tokyo, es uno de los puntos neurálgicos de la capital. Un centro comercial siempre vibrante y el parque de atracciones Joypolis atraen a una multitud de visitantes, algunos de los cuales acuden también para subirse a la noria. La más alta del mundo, es el emblema de este lugar y es especialmente popular entre las parejas jóvenes. Mientras uno se refugia en sus góndolas cerradas, que las hay, cae la noche y nos regala una mágica vista de la metrópolis iluminada.
El barrio de Asakusa, que se extiende a lo largo del río Sumida, le sumergirá en el mundo único de Tokyo, donde la gente todavía vive el espíritu de "la antigua Edo", rodeada de tradición. Su punto central es el templo de Sensoji o Asakusa Kannon y la calle comercial que lleva allí, la "Nakamise Dori", donde el caminante encontrará muchas tiendas que ofrecen kimonos y todo tipo de objetos tradicionales.
Esta zona es un lugar para salir muy frecuentado por los habitantes de Tokyo, con sus numerosos cines, teatros y otros lugares de entretenimiento, sobre todo sus numerosos restaurantes.
Puerta de Kaminarimon y calle Nakamise
Desde la puerta de Kaminarimon, con su enorme linterna roja y las esculturas de madera de los dioses del trueno y del viento hasta la puerta de Hozomon o puerta del edificio de la Tesorería se extiende a lo largo de 140 metros la calle comercial Nakamise, un paseo adoquinado lleno de puestos de souvenirs. Encontrará de todo, desde kimonos a abanicos, pasando por los manjares tradicionales. Los pequeños puestos de colores ofrecen un espectáculo animado.
Más conocido como el Templo de Asakusa Kannon, está dedicado a Kannon, el bodhisattva de la compasión al que está consagrado el edificio principal. Según la leyenda, este templo fue fundado en el siglo VII por tres pescadores que se encontraron en sus redes una estatua de Kannon de 5 cm de altura. Después de haberla dejado en el río Sumida, la estatua volvió constantemente a ellos. Por eso decidieron pedir la construcción de un templo que ahora es el templo más antiguo de Tokyo. El Sensoji está compuesto por un edificio principal, o Sensoji Hondo, y una pagoda de cinco plantas.
A la derecha del Hondo se encuentra un santuario sintoísta llamado popularmente Sanja Sama (los tres santuarios), construido por orden del tercer Shogun Tokugawa en memoria de los tres pescadores que originaron el templo Senso. Este es el punto de partida de la gran fiesta de Sanja Matsuri, que tiene lugar desde el tercer viernes de mayo durante tres días y atrae a casi 2 millones de personas por las calles.
Nuestro almuerzo fue en el Restaurante Nakano Sunplaza (Comida occidental).
La tarde la dedicamos a recorrer las calles cercanas a nuestro hotel, con sus variadas y concurridas tiendas, con sus calles llenas de gente, en un ir y venir imparable, pero a la vez deleitándonos de los sabores de la cultura nipona.
Por la noche cenamos en el Restaurante Momiji-tei (menú Teppanyaki) en el jardín japonés del Hotel New Otani.
El día siguiente lo dedicamos a la visita a Nikko en ferrocarril, que comento en otro post.
El tercer día de nuestro viaje, que coincidio en domingo lo dedicamos a seguir visitando la ciudad.
En esta ocasión la iniciamos tomando el metro, para vivir otra experiencia.
Visitamos el barrio Harajuku, el Santuario Shintoísta de Meiji, el barrio Shibuya, famoso por el cruce y la estatua de Hachiko.
El Santuario Meiji se encuentra en el corazón de un frondoso parque que incluye cerca de 100.000 árboles. Está dedicado al emperador y la emperatriz Meiji. El edificio del santuario es particularmente representativo de la arquitectura sintoísta y se enorgullece de acoger el mayor número de visitantes durante los festivos de inicio de año.
Puede impregnarse del espíritu de la generación más joven de Japón en la calle Takeshita Dori en el barrio de moda Harajuku. El Museo Memorial de Arte Ota presenta la colección de grabados ukiyo-e de Ota Seizo con un total de 12.000 copias desde el principio hasta el final del período Edo. Bajando la calle Omotesando, bordeada de tiendas y restaurantes elegantes, se llega a la galería Okamoto Taro Kinenkan, que expone sus obras. La calle Kotto Dori (la calle de los anticuarios) tiene el encanto tranquilo de las tiendas de antigüedades.
El tercer día de nuestro viaje, que coincidio en domingo lo dedicamos a seguir visitando la ciudad.
En esta ocasión la iniciamos tomando el metro, para vivir otra experiencia.
La visita se realizó en grupos de unas 10 personas, para mayor facilidad de movimientos, al ser una visita a pie.
Puede impregnarse del espíritu de la generación más joven de Japón en la calle Takeshita Dori en el barrio de moda Harajuku. El Museo Memorial de Arte Ota presenta la colección de grabados ukiyo-e de Ota Seizo con un total de 12.000 copias desde el principio hasta el final del período Edo. Bajando la calle Omotesando, bordeada de tiendas y restaurantes elegantes, se llega a la galería Okamoto Taro Kinenkan, que expone sus obras. La calle Kotto Dori (la calle de los anticuarios) tiene el encanto tranquilo de las tiendas de antigüedades.
El Santuario Meiji, o Meijijingu es el santuario sintoísta dedicado al emperador Meiji y sus descendientes. Es un ejemplo particularmente interesante de la arquitectura sintoísta. Un edificio en la parte trasera del santuario expone el Tesoro, objetos relacionados con el emperador.
Calle Omotesando
Calle Omotesando
Omotesando y la cercana Aoyama son los emporios de la moda japonesa. Los diseñadores punteros instalaron su estudio en los Juegos Olímpicos de 1964, y desde entonces las tiendas de moda y las cafeterías con estilo han hecho acto de presencia.
A ser posible, recomiendo ser visitada en domingo, la calle es peatotal, y las tiendas están abiertas, en Tokyo creo que no existen los festivos para los comercios.
A ser posible, recomiendo ser visitada en domingo, la calle es peatotal, y las tiendas están abiertas, en Tokyo creo que no existen los festivos para los comercios.
Mercadillo, mercado de antigüedades
Caminando por el barrio de Harajuku durante los fines de semana puede visitar los mercadillos. Pasará un rato relajado y tranquilo mientras regatea por sus descubrimientos. El Parque Yoyogi es el más grande de Tokyo. Está abierto de forma irregular los fines de semana y festivos (un total de 12 aperturas previstas al año). Para obtener más información, llame al 03 - 3469-6081.
El famoso mercado de antigüedades "Togo-no-mori Nomi-no-ichi" abre sus puertas el 1º, 4º y 5º domingo de cada mes, a los pies del Santuario Togo (de 04:00 a 15:00 horas, se cancela en caso de lluvia). Para obtener más información, llame al 03-3425-7965.
Para los amantes de las antigüedades, la calle Aoyama Kotto Dori es un lugar que no deben perderse.
Nuestra cena de despedida la realizamos en una "Taberna" del barrio de Odaiba, en el Restaurante Gonpachi Daiba (comida japonesa) con magníficas vistas de la bahía.
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