PISTOIA



Visitar el casco histórico de Pistoia es como hacer un viaje en el tiempo.

Pistoia es una ciudad de múltiples facetas, que sorprende por su elegancia y su refinada belleza.

Nuestra recomendación es, no visitarla en miércoles o sábado, estos son dias de mercado, y sus tenderetes ubicados en el centro histórico tapan toda la belleza que la ciudad nos ofrece.


 El pasado de esta ciudad de La Toscana de origen romano se hace enseguida evidente cuando, visitándola, uno se adentra en un inesperado recorrido de iglesias, claustros, palacios y tesoros artísticos no sólo del pasado sino también recientes. Entre las callejuelas medievales y las plazoletas irregulares, surgen prestigiosos palacios y pequeñas casa-torre dentro de una ciudad sorprendente, de una belleza discreta, perfecta para el que ama un tipo de turismo lento y de calidad.

No lejos de Pistoia se encuentra Pescia, una pequeña localidad con mucho que ofrecer a los amantes del arte y de la naturaleza. Ciudad de origen medieval, nace en las orillas del río que la da nombre: a la derecha del río Pescia se desarrolla el centro civil, con la característica gran plaza alargada y, a la izquierda, el centro religioso. Entre las cosas que hay que ver citamos la Catedral, reconstruida a finales del siglo XVII y, casi enfrente, la Iglesia de San Julián. Cerca de la Catedral, el claustro del Seminario y la Iglesia del Oratorio de San Antonio Abad que custodia la escultura de madera del siglo XIII llamada “Los Santos Feos”. El Museo Cívico y la colección de yesos Libero Andreotti.


Cursos de agua y bosques de castaños, molinos y restos de antiguas murallas, rincones pintorescos que se abren al valle y que ofrecen interesantes excursiones entre naturaleza e historia: es la Suiza Pesciatina, situada al norte del municipio de Pescia, llamada también Valleriana, pero más conocida con el otro nombre en honor a Giovan Carlo Sismondi, historiador y economista de Ginebra que encontró aquí los paisajes y colores de los valles de su Suiza natal. Entre colinas y montañas surgen, en un tipo de piedra arenaria llamada pietra serena (la cual se sigue extrayendo y trabajando) diez burgos medievales llamados castella (castillos): Pietrabuona, Medicina, Fibbialla, Arammo, Sorana, San Quirico, Castevecchio, Stiappa, Pontito y Vellano.

Todos los castillos están unidos a través tanto de un camino asfaltado como de recorridos para excursionistas que permiten visitar la Svizzera Pesciatina en cinco etapas, con 4-6 horas de camino al día y con la posibilidad de descansar en los refugios.


No hay que dejar de ver el Pantano de Fucecchio, situado en Valdinievole, en la parte sur de los Apeninos de Pistoia, entre Montalbano y las Colinas de las Cerbaie. Se trata de  un terreno pantanoso que acoge plantas de diferentes climas y que desempaña un papel fundamental en las rutas migratorias entre la costa del Tirreno y el interior; aquí se pueden observar durante el año más de 190 especies de aves, de las que al menos 70 anidan en la zona.


La zona de Montalbano, tierra llena de historia, arte y tradición y una de las más bellas de Toscana, abarca una amplia zona entre las provincias de Florencia, Pistoia y Prato. Sus colinas sembradas de seculares castaños, viñedos y olivos, ofrecen al turista un paisaje rural conservado casi intacto, meta de excursiones y paseos al aire libre. A través de los itinerarios de la “Ruta del aceite y del vino de Montalbano-Colinas de Leonardo” se pueden degustar las producciones típicas locales y al mismo tiempo visitar los bellos burgos que caracterizan estos lugares vividos y amados por Leonardo.



La montaña pistoyesa es un verdadero paraíso para los amantes de los deportes de invierno. Aquí se encuentran algunas de las estaciones de esquí más bellas y mejor equipadas de los Apeninos Toscanos, como la de Abetone y la Doganaccia.

Se trata de infraestructuras perfectamente equipadas con refugios situados en los puntos de partida de las estaciones así como en la parte alta y que ofrecen comida, relax y panoramas que cortan la respiración.


Durante el verano estos centros aparecen ocupados igualmente por parte de los turistas y de todos aquellos que quiere sentir el contacto directo de la naturaleza. Los numerosos trazados para hacer excursiones, la variedad amplia de ofertas deportivas, la naturaleza espléndida, el aire puro y la buena cocina constituyen una mezcla regeneradora que no se puede dejar escapar.



 En la provincia de Pistoia surge el pueblo de Pinocho: se trata de Collodi, famoso por haber dado el pseudónimo a Carlo Lorenzini, autor de “Las aventuras de Pinocho”. No hay que perderse el Parque de Pinocho, dedicado al famoso muñeco, obra maestra de arte ambiental, donde es posible hacer un recorrido a través del cuento con las creaciones de famosos artistas del siglo XX como Giovanni Michelucci, Emilio Greco, Venturino Venturi o Pietro Porcinai. Otro espacio interesante en Collodi es la Villa Garzoni con su monumental jardín de estilo italiano y la Butterfly House, frondoso jardín tropical que alberga miles de mariposas provenientes de todo el mundo.


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