Lucca es etapa obligatoria a la hora de introducirse en La Toscana. La ciudad, de antiguo origen, está rodeada por murallas de los siglos XVI-XVII.
Esta majestuosa obra de ingeniería militar, con su terraplén y sus bastiones, constituye hoy un singular y panorámico espacio de paseo público, lleno de jardines y sin la molesta presencia de vehículos a motor.
Nuestra recomendación
para aquellos que llegan a la ciudad en coche es, que lo aparquen fuera
de las murallas, la circulación por dentro es casi imposible, y el
aparcar totalmente.
Particularmente llamativo es el centro histórico que conserva intacto su aspecto medieval, con callejones estrechos y plazas en las cuales se erigen torres y casas-torre de piedra, así como casas de terracota con galerías y palacios.
Entre las callejuelas más características resalta Via Fillungo, eje principal del pueblo medieval, circundada por palacios nobles y antiguas torres (como la famosa Torre delle Ore), y Via Guinigi, en donde se ha concentrado el conjunto de edificios y construcciones de época medieval.
Construcciones religiosas de particular interés son el Duomo di San Martino, con su magnífica fachada y un interior rico en valiosas obras; el Museo della Catedral, que acoge pinturas, arreglos litúrgicos y esculturas; la iglesia de San Miguel in Foro, claro ejemplo de arquitectura regional, y la esplendida basílica de San Frediano.
Entre los edificios civiles destacan la imponente Villa de Paolo Guinigi (siglo XV), sede del Museo Nacional, que acoge restos arqueológicos etruscos y romanos y colecciones de pinturas; el majestuoso Palacio Mensi, con su preciosa decoración, sede del segundo Museo Nacional de Lucca, y el Palacio Moriconi-Pfanner (siglo XVII), ejemplo magnífico del barroco de Lucca, rodeado por un espectacular jardín.
Entre los monumentos de mayor interés está la casa natal del músico Giacomo Puccini, declarada museo y que guarda recuerdos y documentos del maestro.
Los alrededores de la ciudad esconden preciosos itinerarios para descubrir maravillosas villas, de finales del siglo XVI hasta mediados del siglo XIX erigidas como casas de campo y lugares vacacionales de ricas familias y rodeadas de impresionantes jardines. Entre ellas destacan las maravillosas Villa Torrigiani, con sus característicos jardines, y Villa Mansi, estupenda construcción del siglo XVI, con salones decorados con frescos y un grandioso jardín realizado por el arquitecto Javarra.
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