MONTEPULCIANO

Creo que todo el mundo ha oído hablar de la belleza de esta ciudad del centro de Toscana, de su impresionante arquitectura y, sobre todo, de las excelencias de sus vinos, entre los que destaca el famoso tinto Vino Nobile, pero es otro ejemplo más de la bellísima Toscana, en cuanto a que ¡Hay que verlo para creerlo! 
Las murallas de la ciudad las erigieron los etruscos, que fue la primera civilización que se asentó en la preciosa colina, a más de 600 m. sobre el nivel del mar, que alberga Montepulciano.
Muchos siglos después, tras las cruentas contiendas entre Siena y Florencia por quedarse con la ciudad, fue conquistada por los Médicis en el siglo XV y el Gran Duque de Toscana, Cosme I, encargó al insigne arquitecto Antonio da Sangallo "El Viejo" que reconstruyera las murallas, hiciera nuevas fortificaciones, así como como otros edificios relevantes dentro de la ciudad, para ir dándole el aspecto renacentista que perdura hoy en día.

Para tal fin, el Gran Duque contó, entre otros, con su arquitecto predilecto: Michelozzo.
Entre unos y otros diseñaron una ciudad de ensueño, con callecitas repletas de preciosos palacios e iglesias, atravesadas por la larguísima Via del Corso que, de izquierda a derecha y de norte a sur, te conduce a cualquier lugar.

No os puedo detallar la gran cantidad de edificios emblemáticos, de interés artístico y cultural, que vimos o, incluso, visitamos, merecen especial atención la: La Piazza Grande, una plaza monumental que aloja verdaderas joyas arquitectónicas; la Catedral, de entre los siglos XVI y XVII, obra de Ipolito Scalza, que cuenta con obras maestras de Andrea della Robbia, Taddeo di Bartolo y Sano di Pietro; al Palazzo Bucelli, barroco, con una fachada impresionante en la que se cuentan por docenas los relieves y los flancos de las urnas funerarias etruscas que la adornan; a la Iglesia de San Agustín (Michelozzo, siglo XV) con una magnífica y elaborada portada; al espléndido Palazzo Cervini, atribuido a Sangallo "El Viejo" y construido a instancias del Cardenal Cervini, quien se convertiría en el Papa Marcelo II.

Esta es la población donde se elabora el queso Pecorino, y los vinos Nobile, algunas de cuyas bodegas pueden visitarse. Os recomiendo tomar, ellos recomiendan un prosecco, pero yo soy muy fiel al cava y tome un Campari en el Caffé Poliziano, un local Art Decó que nos transporta al siglo XIX.

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