Nápoles está ubicado en la región de Campania, Italia, en la provincia que lleva su mismo nombre. Ocupa una superficie total de 117 km2, y es sin duda, una de las ciudades más pobladas del país. La vida en Nápoles es disfrutable desde muchos aspectos: su gran pasado, el arte a toda hora y su excelente oferta gastronómica la convierten en la favorita entre las ciudades vecinas. Hay varias características que hacen que su pueblo sobresalga, entre ellas que hablan un dialecto propio, el napolitano, que al igual que el propio nombre de la ciudad surgió de muchas deformaciones de palabras griegas.
Pero no quiero dejar de mencionar que actualmente es una ciudad, sucia , abandonada, bajo una patina de suciedad podemos vislumbrar lo que fue una floreciente ciudad.
Cada vez que visitamos la ciudad vemos un mayor abandono, salvándose algunos rincones.
Pero no se puede hablar de esta ciudad sin hacer referencia a su historia. Los primeros datos que pueden relacionarse con Nápoles, datan del siglo VII a.C. De allí en más, grandes figuras fueron parte de ella, como Nerón y Virgilio. También fue aquí donde se encarceló al emperador con el que se terminó el gran Imperio Romano. Siempre la historia de la urbe se caracterizó por las resistencias y las dominaciones sucesivas. Nápoles tiene un gran guardián: el famoso volcán Vesubio, que terminó con las ciudades de Pompeya y Herculano. Es la vista más impactante de Nápoles, pero la también la más aterradora.
Las calles de Nápoles están hechas de adoquines en su mayoría, formando unos laberintos de calles cortas en la que las grandes familias italianas desarrollan su vida cotidiana y sus costumbres. Esas familias que a los que no somos de allí nos parecen de cuentos, de relatos de la época inmigratoria. Abundan las bicicletas y los ciclomotores, plagados de muchachos que juegan a domarlos, enloqueciendo la ciudad con sus caños de escapes. Nunca faltan aromas a comidas, las salsas se perciben a lo lejos y si uno se deja llevar por el olfato, encontrará también la larga mesa que reúne a las familias los domingos.
Hay un par de ceremonias imperdibles en Nápoles: una es la licuación de la sangre de San Jenaro, que se realiza tres veces al año, en mayo, en septiembre y en diciembre, la otra es disfrutar de una buena ópera en el teatro más famoso de la ciudad, el San Carlo.El pueblo napolitano se caracteriza por su frescura, que por momentos roza la brutalidad y las cosas aún se arreglan como en los viejos tiempos: a la fuerza y con irrupciones de la Camorra (mafia).
El clima napolitano es bastante benévolo en invierno –ya que no hace mucho frío– y por demás caluroso en verano. Si bien la ciudad tiene una Bahía impresionante de aguas turquesas que invitan a un baño, lo mejor es ir en las estaciones intermedias, cuando el calor no castiga.
Sitios de interés
Si en tu visita a Nápoles el tiempo escasea o no sabes qué visitar, aquí te ofrecemos una breve guía con sus sitios más destacados:
Toledo y Castell nuovo
Es el corazón de la ciudad antigua, con numerosos restos arqueológicos y edificios antiguos. La visita se inicia en la Piazza del Plebiscito, símbolo de la renovación napolitana de 1994, flanqueada por la iglesia de San Francesco di Paola y el Palazzo Reale, construido en el siglo XVII para una visita de Felipe III que nunca llegó a realizarse. La construcción forma un elegante edificio con grandes salones adornados con muebles, tapices, pinturas y porcelanas. A continuación se accede a la Piazza Trieste e Trento, sede del teatro San Carlo, construido para Carlos de Borbón en 1737 y envidia de todas las cortes europeas, ya que en su inauguración ostentaba el récord de ser la ópera mas grande de Europa. La Via Toledo (también llamada Via Roma) es el antiguo barrio español, uno de los más densos y representativos de Nápoles, el cuál debe su nombre a las tropas españolas, que establecieron su red de estrechas calles en el siglo XVII. En esta vía se encuentra uno de los accesos a la Galleria Umberto I, reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial, cuya estructura de hierro y cristal responde a los gustos arquitectónicos de finales del siglo XIX. Continuando por el lateral del Palazzo Reale -en Piazza Municipio 1- se llega al complejo Maschio Angioino o Castel Nuovo, construido por Carlos I de Anjou en el siglo XIII con estructura principalmente aragonesa. El recinto es de planta trapezoidal con cinco torres cilíndricas circundadas por un foso, que se salva a través del Arco del Triunfo. Actualmente es la sede del Museo Civico, una interesante pinacoteca que conserva obras de los siglos XV al XX. Continuando rumbo norte a través de la Piazza Dante, el camino se detiene ante el Museo Archeologico Nazionale -en Piazza Museo 19- un edificio que alberga objetos tan singulares como el famoso mosaico de La Batalla de Alejandro Magno, vasijas realizadas en cristal de colores, frescos y grupos escultóricos hallados en Pompeya, Herculano y Caracalla.
Castel dell’Ovo y Chiaia:
Al oeste de la bahía de Nápoles se encuentra este barrio (Mergellina y Piazza Amadeo), donde destacan el Castello dell’Ovo -en Borgo dei Marinari- levantado sobre el islote de Megaris en el siglo IX y unido a tierra firme por un puente. La sala de las Columnas es el refectorio más antiguo de los monjes basilianos, divisándose una espléndida vista del golfo desde la terraza de los Cañones. El paseo Lungomare -junto al mar- está salpicado por fuentes como las de la Immacolatella y de Sebeto, ambas del siglo XVII. A lo largo del mismo puede visitarse el parco de Villa Communale, que conserva un acuario y la Casa Armonica. Adentrándose en la ciudad y dejando atrás el parque, se encuentra la neoclásica Villa Pignatelli -en la Ribera di Chiaia- que alberga el Museo Diego Aragona Pignatelli Cortes, una notable colección de porcelana, pinturas y esculturas.
Vomero:
Fue construido en el siglo XIX sobre una colina al norte de la ciudad y unido con el centro a través de cuatro líneas de funicular. La Cartuja di San Martino -en Piazzale San Martino 5- fue iniciada en 1325 y transformada a principios del siglo XVII en la expresión más completa del barroco italiano. Su interior y el presbiterio están ricamente adornados, siendo la sede del Museo Nazionale di San Martino, que alberga una amplia colección de escultura, pintura, belenes y obras menores. El claustro del monasterio lo completó en el siglo XVII el creador del barroco napolitano Cosimo Fanzago, autor también de la iglesia y el coro. Inmediatamente a su izquierda -en Largo San Martino 1- el Castel Sant’Elmo fue edificado en el XIV, reconstruido por Pedro de Toledo en el XVI y utilizado como prisión durante muchos años, ofreciendo hoy en día unas impresionantes vistas de la bahía. Al otro extremo del barrio se encuentra el parque la Floridiana, donde se puede visitar el Museo Nazionale della Ceramica Duca di Martina, famoso por su colección de porcelana, cerámica y mayólica.
Spaccanapoli (Nápoles Roto):
La antigua arteria principal grecoromana es hoy en día una larga calle salpicada por numerosas iglesias y monumentos religiosos, como la iglesia de Gesù Nuovo -en la Piazza del Gesù- en la que destaca la rústica fachada que formó parte del Palazzo Sanseverino, así como el interior decorado con mármoles policromados y pinturas de Ribera y Solimena del siglo XVII. En la misma plaza se alza la espectacular iglesia de Santa Chiara, edificada en 1310 en estilo gótico-provenzal, al que se le añadió una elaborada ornamentación barroca. Es la ubicación de las tumbas de los monarcas angevinos, estando comunicada con un claustro azulejado diseñado por Vaccaro, un museo de arte medieval y unas termas romanas. Al sur -en la Via Monteoliveto- se alza laiglesia de Sant’Anna e San Bartolomeo dei Lombardi o Santa Maria di Monteoliveto, un rico depósito de arte de los siglos XV y XVI. A continuación, volviendo sobre el camino recorrido, se accede a la Piazza San Domenico, donde se puede admirar la iglesia de San Domenico Maggiore, construida en estilo gótico en el siglo XIII como iglesia oficial de la reinante dinastía aragonesa, la cuál ofrece algunos de los mejores frescos y esculturas de Nápoles. A través de un callejón desde el otro extremo de la plaza -en Via Francesco de Sanctis 19- la capilla Sansevero ofrece una curioso ambiente en el que se mezclan esculturas en marmol y alabastro del siglo XVIII como El Cristo Muerto de Sanmartino, curiosamente dotado con símbolos asociados con la alquimia y la masonería. El siguiente paso a lo largo de esta vía es la Piazza del Nilo, donde se encuentra la iglesia de Sant’Angelo a Nilo, del siglo XIV, que contiene la tumba del cardenal Rinaldo Brancaccio, una fina obra escultórica renacentista diseñada por Michelozzo, de la cuál se dice que cuenta con alguna aportación de Donatello . En la misma plaza se puede contemplar la estatua del Nilo y un poco más allá, el Palazzo Carafa Santangelo y el Monte di Pietá. En las inmediaciones se alza el Palazzo Cuomo, del siglo XV, que ostenta parte de la antigua colección reunida por el príncipe Gaetano Filangieri, que se puede visitar en su museo homónimo, donde se conservan bordados, manuscritos, hallazgos arqueológicos, armas y pinturas de artistas como Ribera o Luca Giordano.
Palazzo Reale di Capodimonte
Decumano Maggiore:
Parte también de la via greco-romana, este barrio alberga algunas de las iglesias más significativas de la ciudad a lo largo de la Via dei Tribunali, como la catedral o Duomo di San Gennaro -en Via Duomo 149- levantada en estilo gótico en 1313 sobre las ruinas de dos basílicas paleocristianas anteriores. Su interior, rícamente decorado, conserva los restos de la antigua basílica de Santa Restituta, fundada en el siglo IV por el emperador Constantino; así como la entrada al baptisterio de San Giovanni in Fonte, erigido entre los siglos IV y V. Merecen la pena la visita a la capilla del Tesoro de San Gennaro, del XVII, que conserva el relicario con la sangre del santo en una sala de suntuosa decoración pictórica. A su lado -en Largo Donnaregina- se encuentra el Museo Diocesano, con valiosos objetos procedentes de la catedral. La iglesia de San Lorenzo Maggiore -en Piazza San Gaetano- es un curioso edificio gótico con fachada del siglo XIX, que alberga interesantes detalles medievales y alguna sorpresa subterránea descubierta tras fructíferas excavaciones. En la iglesia de San Gregorio Armeno se puede contemplar uno de los mejores ejempos del barroco napolitano, destacando los frescos de Luca Giordano y el convento que se encuentra anexo. Sin dejar la Via Tribunali, la iglesia octogonal Pio Monte di Misericordia alberga una importante galeria de arte que cuenta con Los Siete Actos de Piedad de Caravaggio.
Capodimonte:
Una parada obligatoria es Palazzo Reale di Capodimonte -en Via Miano 1- construido sobre una colina como pabellón de caza por Carlos de Borbón y ampliado posteriormente para acoger las preciosas colecciones farnesianas. En el inmenso bosque de los alrededores se encuentran la Casina de Victor Manuel II, la antigua fábrica de porcelanas fundada por Carlos de Borbón en 1737 y la ermita de los Capuchinos. En su interior alberga el Museo Nazionale di Capodimonte, con una importante colección de pinturas y artes decorativas entre las que se pueden encontrar obras de Tizziano, Botticelli, Rafael y Perugino entre otros. En Capodimonte se encuentran tambien las iglesias de San Gennaro y Santa María della Sanità, que conservan el acceso -en Via Tondo di Capodimonte 13- a las catacumbas de San Gennaro y San Gudioso respectivamente , el Palazzo dello Spagnolo con su gran escalera exterior de dos tramos y el Palazzo de Sanfelice.
FUNICULARES
El funicular de Chiaia posee 4 estaciones y conecta el barrio de Vomero con Piazza Amedeo, cerca de la estación Amedeo de la Línea 2;
El funicular Centrale posee 4 estaciones y conecta el centro de Nápoles, cerca de Via Toledo, con el Vomero, cerca de Piazza Vanvitelli;
El funicular de Montesanto posee 3 estaciones (y una cuarta en proyecto) y conecta el Vomero con Montesanto, en el centro histórico de Nápoles (estación de la Línea 2 y terminal de los Ferrocarriles Circumflegrea y Cumana);
El funicular de Mergellina posee 5 estaciones y conecta Mergellina con la zona alta de Posillipo, hasta los alrededores de Via Manzoni.
METRO
La Línea 1 es también llamada a veces como Metrò dell'Arte haciendo referencia a las instalaciones permanentes de arte contemporáneo en numerosas estaciones, o Collinare, ya que lleva a los barrios en los cerros de Nápoles (Vomero, Arenella y Colli Aminei).
Esta línea está constituida por el "anillo central" del sistema metropolitano napolitano. Inaugurada en 1993 tiene 15 km de línea y 16 estaciones: Piscinola,Chiaiano, Frullone, Colli Aminei, Policlinico, Rione Alto, Montedonzelli, Medaglie d'Oro, Vanvitelli, Quattro Giornate, Salvator Rosa, Materdei, Museo, Dante,Toledo y Università
Actualmente están en construcción las secciones entre Dante y Garibaldi, cerca de la estación FS Napoli Centrale, y entre Piscinola y el aeropuerto. Además está en proyecto un ulterior alargamiento de la Línea 1 desde la futura estación Aeroporto hasta Garibaldi, así para completar el anillo, por un total de 28 estaciones.
Nápoles Subterránea.
Una de las visitas más sorprendentes que puedes hacer en tu viaje turístico a Nápoles es recorrer la ciudad subterránea de la ciudad.
Es más, visitar la Nápoles subterránea es imprescindible para conocer y profundizar en la historia de esta ciudad tan especial del sur de Italia.
Pero, ¿qué es la ciudad subterránea de Nápoles? Se trata de un impresionante laberinto de galerías y túneles que recorren los subterráneos de la ciudad histórica de Nápoles, en concreto, el Barrio Español. A continuación tienes 5 datos claves para conocer su historia.
Objetos encontrados en las galerías del Nápoles subterráneo
1.- Galerías para almacenar agua
El Nápoles subterráneo se remonta al año 470 a.C., cuando los griegos que habitaban la zona, ante la necesidad de crear depósitos subterráneos para acumular agua, empezaron a crear grandes depósitos subterráneos de agua.
Los romanos ampliaron el acueducto interior, de forma que se conectaban las galerías de agua con túneles, de forma que se regulaba su almacenamiento.
2.- Material para construir los edificios de Nápoles
La geología de toba o tufo volcánico, un material muy ligero y poroso, facilitaba la extracción de los materiales, los cuales fueron también utilizados para construir los edificios de la ciudad de Neapolis.
Con la llegada a Nápoles de Carlos I de Anjou, en 1266, se acentuó la extracción de toba volcánica para construir edificios en la ciudad. Y a finales del siglo XVII, con el propósito el limitar el crecimiento desordenado de Nápoles, se prohibió introducir materiales de construcción en la ciudad.
Esto llevo a que los napolitanos intensificaran el proceso, por un lado, de extracción de toba volcánica de los subterráneos, y por otro, de expansión simultánea de los depósitos de agua.
Entrada a un túnel estrecho del Nápoles subterráneo
3. Fin del uso de los depósitos subterráneos de agua
Finalmente, en 1885, tras una grave epidemia de cólera, se decidió dejar de utilizar los depósitos subterráneos de agua de Nápoles.
Por entonces, la ciudad ya tenía un increíble laberinto de galerías y túneles subterrános, a los cuales se accedía por largos pozos que descendían desde cada una de las casas del Barrio Español de Nápoles.
4.- Refugio en la Segunda Guerra Mundial
La ciudad subterránea de Nápoles posteriormente tuvo otra utilización importante. Durante la Segunda Guerra Mundial, el Nápoles subterráneo se convirtió en un gran refugio durante los bombardeos de la ciudad.
Oficialmente se llegaron a habilitar 436 refugios, con el equipamiento necesario para que hasta 200.000 personas pudiesen permanecer en ellos durante los bombardeos.
Indicación de entrada a un túnel del Nápoles subterráneo
5.- Uso como vertederos
Tras la guerra, y ante la carencia de medios de transporte en Nápoles, la ciudad subterránea empezó a ser utilizada como vertederos, de forma que se empezaron a colapsar los pozos y depósitos
6.- Recuperación de Nápoles subterraneo
A raiz del inico de la construcción del Metro de Nápoles en los años 60, y tras diveras inundaciones, se inició un paulatino proceso de recuperación de la ciudad subterránea.
Esta reforma es lo que ha permitido que actualmente, cuando visites Nápoles, puedas participar en una sorprendente visita guiada por las galerías y túneles de la histórica ciudad subterránea. Muy recomendable…
Para participar en esta visita guiada del Nápoles subterráneo, no es necesario hacer una reserva con antelación. Basta con estar a la hora de inicio de la misma en la muy céntrica plaza de Trieste y Trento (muy cerca del Castel Nuovo), junto a la gran explanada de la plaza del Plebiscito.
Jueves a las 9 de la mañana.
Sábado a las 10, 12 de la mañana y, 6 de la tarde.
Domingo y festivos a las 10, 11, 12 de la mañana y, 6 de la tarde.
El encuentro con el guía se realiza frente al Café Gambrinus, uno de los más famosos de Nápoles. Llevará un cartel y, además, te será fácil reconocerlo pues a su alrededor seguro que se concentra bastante gente para hacer la visita.
Para acceder a la ciudad subterránea de Nápoles, junto con todo el grupo de visitantes has de introducirte al laberíntico Barrio Español, subiendo por una de sus calles hasta llegar a la puerta de un local.
PIZZAS
Has de saber que cuando viajes a Nápoles te encontrarás en la ciudad donde por primera vez se elaboraron las pizzas, entre los siglos XVI y XVII.
Por tanto, si al viajar por Italia es casi obligado comer pizzas, más lo es en el caso de Nápoles, donde las pizzas se convirtió en un alimento muy popular entre la gente pobre, quienes las compraban en las panaderías.
Pero entre las muchas pizzerías que hay en Nápoles, hay una que tiene tras de sí la fama de ser la pizzería que a finales del siglo XIX se convirtió en la suministradora de pizzas para la reina de Italia y, además, la inventora de la famosa pizza Margarita.
Me refiero a la Pizzería Brandi, que encuentras en una esquina de la muy popular Via Chaia, calle peatonal que parte de la céntrica plaza Trieste y Trento, junto a la gran explanada de la plaza del Plebiscito, en el Barrio Español de Nápoles.
Antigua Pizzería Brandi en Nápoles
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