Salimos desde Montréal
hacía Quebec, siguiendo parte del “Chemin du Roy”, el primer
camino de carros de la “Nouvelle France”.
El Camino del Rey (chemin du Roy) es
el camino más antiguo de Canadá. Ya en 1737, enlazaba las tres ciudades más
importantes de Nueva Francia: Montreal, Trois-Rivières y la Ciudad de Quebec.
Hoy en día, el señalizado itinerario nos
permite descubrir zonas con un rico patrimonio.
En las regiones de Mauricie, de
Lanaudière y de la Ciudad de Quebec. Se bordea frecuentemente el río San
Lorenzo, que cuenta en este itinerario con un tesoro ecológico: el lago
San-Pierre, reserva mundial de la biosfera. También se puede recorrer el Camino
del Rey en bicicleta, ya que varias secciones cuentan con la señalización de la
Ruta Verde.
Pueblos encantadores
El Camino del Rey atraviesa pueblos
pintorescos, algunos están en la cima del acantilado, otros conservan
magníficas casas de piedra de los siglos XVII al XIX, herencia de la ocupación
francesa. Posadas, restaurantes, talleres artesanales y comercios a la antigua
usanza, se encuentran en estos edificios históricos. Entre los municipios
reputados por su patrimonio arquitectónico, hay que visitar Deschambault,
Cap-Santé y Neuville, todos ellos miembros de la Asociación de los pueblos más
hermosos de Quebec.
Tesoros del patrimonio
Se pueden visitar algunos edificios
clasificados como monumentos históricos, como la vieja cárcel de
Trois-Rivières, que hoy en día es un museo, y la iglesia de Cap-Santé, una de
las más antiguas (1754-1763) de Quebec. Neuville, Deschambault, Grondines y
Berthierville también cuentan con bellas capillas e iglesias antiguas. El
Santuario de Notre-Dame-du-Cap, importante lugar de peregrinación, merece la
pena por sus vitrales y su majestuoso órgano Casavant. En el viejo
Trois-Rivières, un circuito peatonal permite admirar este pequeño barrio
histórico. Cap-Rouge y su parque Cartier-Roberval y Sillery (Quebec) nos
reservan otros tantos encuentros mágicos con la historia. Esta ruta patrimonial
por excelencia también cuenta con algunos molinos, entre ellos el de la
Chevrotière.
Realizaremos una parada en la
“Cabane à sucre Chez Dany” donde tomamos una comida típica del Quebec en
un “sugarshack”.
Las sugarshack canadienses no tienen
nada que ver con las estadounidenses, en las de esta zona ofrecen en otras
muchas, delicias de jarabe de arce.
A medianos mediados de marzo, cuando
los días se hacen más cálidos, pero las noches siguen siendo frías, la savia de
los arces comienza a subir.
Esta agua que produce el árbol se reduce a jarabe,
mezclándose con azúcar, mantequilla y caramelo. Todo ello se convierte en el
mejor de los jarabes de Arce, que se usa para bañar muchos dulces como si fuera
una mermelada.
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