Capital del estado de Yucatán, colonial, moderna y hospitalaria. Fue fundada en 1542 por Francisco de Montejo, quien fuera paje de Hernán Cortés. Es un placer pasear por las calles de Mérida y admirar su Palacio Municipal, la Casa de los Montejo (con su fachada plateresca), la Catedral y en conjunto todas sus casas típicas pintadas en tonos pastel, las plazas donde abundan las fuentes, o por sus parques floridos, sobrevolados por pájaros multicolores.
Privilegiada por su posición geográfica, la capital yucateca permite emprender desde ella un recorrido hacia la aventura interminable de la península más caribeña del paisaje mexicano. Hacia el norte, la vida familiar y provinciana de los puertos típicos y las playas de aguas tranquilas del golfo de México, desde progreso hasta Celestún, Telchac, Río Lagartos, y "Las Coloradas". Hacia el poniente, Campeche con sus fuertes y sus murallas. Hacia el oriente, la promesa azul de las aguas de las costas de Quintana Roo que abrigan el encanto de la Laguna de Bacalar y engarzan joyas de la naturaleza como Cancún, Playa del Carmen, Isla Mujeres y Cozumel, donde se encuentran recintos naturales como Xcaret y Xel-Há así como Tulum y Cobá, tesoros del pasado maya.
Así, desde los antiguos muros de cuantiosas iglesias, hasta los paisajes sonrosados -plenos de flamencos a punto de levantar el vuelo-, manglares, cenotes, grutas insólitas, aguas dulces y saladas, y escondidas ciudades, hay en el entorno de Mérida y hacia los cuatro puntos cardinales suficientes razones para iniciar un viaje, seguro de regresar satisfecho.
En la actualidad la ciudad dispone de un servicio de bus turístico, similar a los que recorren las ciudades europeas, también puede alquilarse una audioguia para visitar libremente la ciudad.
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