VARIOS ARAGÓN

Estas son algunas poblaciones que teníamos previsto visitar durante nuestra estancia en el Balneario de Paracuellos del Jiloca, pero infelizmente contrajimos el covid y tuvimos que desistir, no nos parecía muy correcto ir repartiendo virus, aunque nuestros cuerpos estaban en forma, con "un resfriado", pero el test decía otra cosa, finalmente he decidido publicar estas ciudades para uso de quien le pueda interesar, yo espero recuperarlas algún día.  


Ariza
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No parece haber acuerdo sobre el origen del nombré de Ariza. Algunos historiadores recurren al vascuence, Ari, Aari a Aarija, lugar de carneros; la silaba za significa abundancia. Otros, quizás con mas acierto, optan por el vocablo árabe Fariza, que significa La Posesión. Cristóbal Guitart Acaricia, en su obra "Castillos de Aragón", alude a la crónica de al-Udri, "contemporánea del paso del Cid por estas tierras (1071), siendo aludida en el Cantar".

En cuanto a sus monumentos habría que destacar la famosa iglesia parroquial de Santa María la Real de la Asunción , templo tardo-gótico de sillar, con cabecera poligonal y tres naves, una central y dos laterales, separadas por columnas y capillas abiertas posteriormente en los contrafuertes; todo ello se cubre con bóveda de crucería estrellada. No se nos puede olvidar la Iglesia de San Pedro de estilo renacentista, actualmente cerrada al culto por su estado ruinoso. La ermita de la Virgen del Amparo en el interior de la localidad se sitúan lo que fueron las murallas, con la Puerta de la Villa.

Belmonte de Gracián  0:16 

En Belmonte habría que destacar sus hallazgos arqueológicos, muchos de los cuales han ido a parar al Museo Provincial. Cerca del pueblo actual se encuentra un yacimiento de regular extensión, cercado de murallas de grandes sillares. En él aparecieron mosaicos, cerámicas de tipo indígena pintadas y lisas, y monedas, denarios con la leyenda Secaisa.

Sobre el mismo pueblo permanecen los restos del antiguo castillo. Allí, dentro del recinto de la antigua fortaleza, adosada al muro, se levanta la ermita de la Virgen del Castillo, vigía excepcional, que se supone fue la antigua parroquial. Es un modesto edificio de tapial y ladrillo, con torre campanario de dos cuerpos, el primero de mampostería y el superior de ladrillo. La iglesia se compone de una nave sobre planta de cruz, con cabecera plana. Se cubre con bóveda de lunetas, excepción hecha del crucero, que lo hace con cúpula circular sobre pechinas con linterna. La decoración del templo es de orden toscano, y en las pechinas de la cúpula aparecen los evangelistas, en yeso. Los retablos proceden, en su mayoría, de los siglos XVI, XVII y XVIII.

La iglesia parroquial, dedicada a San Miguel, es gótica, del siglo XV, y ocupa una explanada intermedia a escasa distancia de la plaza donde se levanta la Casa Consistorial. Cerca, también, del edificio que fue cuna de Baltasar Gracián. El templo tiene amplias proporciones, construido a base de piedra y ladrillo. La torre sube con planta cuadrada, a los pies, con basamento de piedra que luego resalta decorada en labores mudéjares de ladrillo. El interior se compone de una nave sin crucero. Se abren las capillas en los contrafuertes, alcanzando profundidad. El ábside, que es poligonal en la parte exterior, cierra de forma semicircular en el interior. Es un conjunto grato a la contemplación del viajero, que se extasía admirando la bóveda estrellada decorada con claves de madera, en la nave, de cascarón y cañón con lazos barroco moriscos en el primer tramo del templo y en el ábside. Una inscripción recuerda que la iglesia fue renovada en 1634.

Además de la mencionada ermita de Nuestra Señora del Castillo, existen otras dedicadas a San Martín y San Roque.

Berdejo  0:39

Berdejo fue escenario de las luchas que los romanos sostuvieron con los celtíberos. El hallazgo de un buen número de vestigios correspondientes a esa misma época viene a confirmar tal aseveración.

El rey Alfonso I, al crear la comunidad de Calatayud, puso el lugar como límite de la frontera occidental aragonesa, en los años 1137-1138- En 1228, Alfonso II lo entregó a los unionistas, que nombró alcaide a Juan de Figueras, al que sucederían, entre otros, Ximén Pérez de Pina y Sancho Duerta. Los castellanos tomaron la plaza en varias ocasiones, allá por los años 1361, 1362, 1447 y 1457. Y todo ello contando con que, anteriormente, en 1204, los reyes de Castilla y Aragón se reunieron en Laguna Rota, entre Berdejo y Sauquillo (Soria) para delimitar las fronteras de los dos reinos y poner fin a las discordias. Se tomó el acuerdo, además, de que el Moncayo quedara para Aragón.

Su casco urbano, en pendiente, parece acorde con el origen del lugar, según Estrabón: el Verdeio medieval proviene del Vegegium latino, lugar inclinado. Los edificios más antiguos son los que se encuentran más próximos al castillo. Hasta la iglesia nueva se bajó al llano. Ésta se construyó con la venta de unos retablos del siglo XVIII, procedentes de la parroquial. La parroquia está bajo la advocación de San Millán. No podía ser de otra forma. Luce un hermoso ábside románico, de tambor, con baquetones de arriba abajo. La nave fue gótica, con toda probabilidad; pero quedó convertida en barroca el siglo XVII. Posteriormente se le adosó una capilla, rematada por airosa cúpula. Junto a la iglesia se levanta la Casa Consistorial, un hermoso edificio del siglo XVI, donde alternan la sillería y el ladrillo. La planta baja se abre en amplias arcadas de medio punto sobre columnas toscanas.


Bijuesca    0:44 

El castillo-fortaleza, de gran extensión, "ocupa una posición magnífica sobre un espolón rocoso" Fue una fortaleza estratégicamente muy importante por su situación fronteriza con la provincia de Soria por la comarca de Calatayud, situación por la que tuvo que ser fortificada en numerosas ocasiones; a su lado se encontraba la iglesia como parte de la defensa. Se tienen noticias de grandes obras realizadas por Pedro IV en 1357, cuando mandó despoblar el lugar y que se fortificase la iglesia y la parte que da hacia el río.

A pesar de estas obras de fortificación, fue uno de los primeros castillos conquistados por Pedro I el Cruel en la invasión de 1358, dejándolo bajo la alcaidía de su fiel capitán Gómez de Carrillo, a quien mandó ejecutar poco más tarde bajo sospecha de traición. Conquistado por Aragón, se perdió nuevamente en la ofensiva de 1362. Tras su recuperación por Pedro IV fue mandado derribar. Esta orden del rey sólo se cumplió en parte, gracias a lo cual aún se puede contemplar esta hermosa fortaleza. Es de destacar también la iglesia, dedicada a San Miguel Arcángel, donde se conservan restos de la fábrica románica que posteriormente se sustituyó por la construcción levantada en el siglo XVII.

Cabolafuente   0:42

A la altura de Ariza, una vez superada la travesía urbana por la carretera N-II, a la izquierda se encuentra el desvío para Cabolafuente y Sisamón, los dos pueblos zaragozanos próximos a las provincias de Soria y Guadalajara.

Desde Ariza, el viajero ha de recorrer más de quince kilómetros todavía para llegar a Cabolafuente, cuyo caserío aparece apiñado sobre un cerro que emerge en medio de la vasta llanura, ya con ínfulas mesetarias.

Sus casas son de adobe y tapial; algunas, son de ladrillo; por lo general predomina en su construcción las dos plantas, sus balcones y ventanas son ardonados con macetas de flores con colores llamativos que decoran sus calles.

Antiguamente, el lugar se denominó Cabrafuente o Cabrafuentes, unas veces en singular y otras en plural, pero tal denominación no parecía satisfacer a los vecinos porque se prestaba a bromas de mal gusto, y así lograron en 1717 que le cambiaran el nombre y pasó a llamarse Cubo de la Fuente.

Finalmente, por contracción, desde 1834, se quedó en Cabolafuente.

Según documentación aparece con Ayuntamiento propio en 1834, precisamente cuando adoptó el bautismo definitivo de Cabolafuente, dependiente del partido judicial de Ateca, primero, y del de Calatayud a partir de 1965.La reestructuración judicial, con la supresión de muchos juzgados, impuso esos cambios.

Como aldea de Ariza, era propiedad del rey, y así consta ya en 1295.El 31 de marzo de 1381, Pedro IV vendió el casillo y villa de Ariza, con su aldea de Cabolafuente, a Guillermo de Palafox, y el 21 de diciembre de 1436, Antonio de Palafox vendió Cabolafuente a Juan de Funes.

Sin embargo, casi un siglo más tarde, en 1512, el lugar aparece de nuevo propiedad de los Palafox, en esta caso de Juan, y al parecer ya no salió de manos de la familia, pues Labaña dejó constancia, en 1610, de que Cabolafuente era de Francisco de Palafox, señor de Ariza.

Respecto a su patrimonio destacar la iglesia parroquial, es de estilo gótico y data de principios del siglo XVI; está dedicada a la Purísima Concepción.

Se trata de un edificio de sillería, que tiene su acceso a través de una modesta portada formada por tres arquivoltas en gradación, de arco apuntado, flanqueada por dos pináculos.

El interior del templo se corresponde con el gótico castellano, y es de planta alargada, con una sola nave, cabecera de semi hexágono y cubierta de bóveda estrellada.

La torre, de planta cuadrada, se alza a los pies. Hay dos retablos del siglo XVI, el de la Virgen del Rosario y el mayor. El del Cristo es barroco, del XVIII, pero la imagen titular, excelente talla de madera, es del siglo XVII. Del XVII son también los retablos de la Purísima y San Antonio.

El púlpito, con decoración de yeso, debe ser con toda probabilidad el original, ya que se corresponde igualmente con el siglo XVI.

Calmarza
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Desde Jaraba, aguas arriba, el río Mesa discurre comprimido entre impresionantes peñascales; la carretera sigue paralela al cauce, por el fondo del desfiladero. El viajero puede recrear su vista con la excepcional panorámica que el lugar ofrece, sinfonía de piedra encaramándose con el azul del firmamento. Suben erguidos los chopos ribereños, envidiosos de los imponentes roquedales.

A la derecha irrumpirá en la angostura la desembocadura de un escarpado barranco, donde se enrisca el santuario de Nuestra Señora de Jamba, adentrándose en la roca viva. El paisaje es de gran belleza y justifica por sí sólo la excursión.

Luego, cuando se ensancha la perspectiva, aparece el caserío de Calmarza al otro lado del río, sobre la margen izquierda; la carretera que gana en altura para convertirse en mirador del pintoresco conjunto urbano.

Estalla el verde entre murmullos del agua y cantarinas cascadas, espuma y cristal restallando bajo los rayos del sol.

Algunos huertos extienden su geometría irregular cerca de las aguas, y se escalonan por la pendiente, rodeados de árboles frutales en sus lindes. Un rústico puente enlaza las tierras de labor de una y otra margen del río. Calmarza se enseñorea así de un idílico paisaje, ya en el límite con Guadalajara.

Una vez en Calmarza nos adentramos entre las estrechas calles que forman su casco urbano y podremos visitar la Iglesia y los restos de una torre de vigilancia medieval, hoy utilizada como vivienda a la vez que saboreamos ese ambiente rural que poco a poco va desapareciendo de nuestros pueblos.

La población, que llegó a superar los trescientos cincuenta habitantes a principios del siglo XX, se ha visto reducida sensiblemente y en la actualidad no alcanza a los dos centenares, aunque como otras localidades aumenta considerablemente en épocas estivales.

Respecto a su patrimonio destacar la iglesia parroquial, dedicada a San Blas. El edificio de la iglesia parroquial destaca en lo alto; consta de una nave rectangular, con cabecera plana y cúpula elevándose sobre el crucero, predomina la sencillez en su conjunto. Para su construcción se emplearon la piedra y el ladrillo, preferentemente. También hay una ermita dedicada a San Bartolomé.

El antiguo castillo, del que queda en pie la torre, debió construirse en el siglo XVI, ya que no se ha podido encontrar referencia escrita sobre la supuesta fortaleza, por lo que se deduce que se trata de una simple torre vigía, para controlar el desfiladero del río Mesa.

El paisaje en el entorno de Calmarza está determinado por su situación en el Valle del Mesa, este comienza en Mochales pasando por Villela y Algar de Mesa en Guadalajara, adentrándose en tierras de Aragón por Calmarza hasta Jaraba y el lago artificial de la Tranquera.

Campillo de Aragón   0:46

La población de Campillo es encomienda de la Orden de San Juan, y la Iglesia dedicada a dicho Santo, gobernada por un Prior; entre otros hijos que tuvo esta venturosa Villa, fué el Ilmo. Sr D Fr Lucas Bueno, Obispo de Malta, y deseando enriquecer a su Patria, la donó una Sta. copia de la Sabana Sta. de Cristo nuestro Señor que venera la Corte de Saboya Turín.

La Real casa de Saboya, por los años 1650 regaló al gran Maestro de la Religión de San Juan con dicha copia, y este al dicho Obispo de Malta, y con letras testimoniales de la verdad de dicha copia, hechas en el 8 de Octubre de 1652 fue remitida a Zaragoza, donde el Señor Recibidor de San Juan, la entrego a Antón Bueno y justicia de Campillo y Andrés Martínez Bueno, y estos después a la Iglesia y Villa de Campillo en 11 de Julio de 1653 , como consta por acto de Notario para que nadie dude de su identidad.

Campillo de Aragón, aparecerá tendido sobre un cerro, entre la tierra ocre y roja, batida por el sol y el viento, angustiada por la sed en no pocas ocasiones.

El lugar es sorprende, en medio de la paramera desierta. El acceso sube en ligera pendiente. Llama poderosamente la atención el casco urbano. A la entrada destaca un artístico peirón, donde los más viejos se sientan a conversar o bien a sumergirse en profundas meditaciones.

Respecto a su patrimonio, a la entrada de la villa destaca la ermita de Santa Lucia, monumental en toda su trazado, con elevada torre y hermoso pórtico lateral, con columnas y zapatas renacentista, si bien la primitiva nave es proto gótica, con cubierta de madera sobre arcos apuntados. El ábside se añadió en el siglo XVI por lo que es de gótico tardio. Curiosamente en la ermita de la Virgen de Santa Lucía se venera la imagen de la Virgen de la Fuente, románica, de gran valor.

También mencionar la Casa palacio que se alza en la Rúa, es un edificio de época barroca, construido a base de piedra y ladrillo. Hay otros casones de indudable mérito pero ninguno como el de la Rúa.

La Iglesia Parroquial está dedicada a San Juan Bautista. La orden militar de San Juan de Jerusalén se desveló por lo que parece, por Campillo, que así se denominaba entonces, pues el apellido de Aragón le fue añadido ya en pleno siglo XX, a partir de 1920.Se alza en la parte más alta del casco urbano, sobre una prominencia rocosa donde se asentó también el castillo medievales un edificio gótico, de piedra de sillería, con planta rectangular, ábside poligonal de crucería estrellada. Su construcción se corresponde al siglo XVI.

En la capilla del Santo Cristo, que fue construida en el siglo XVIII, es donde se guarda la réplica o copia de la Sábana Santa de Turín. La imagen del Cristo data de fines del siglo XV y se corresponde con las tallas góticas de la época. Los retablos y capillas son, en su mayoría, de los siglos XVI y XVII. Sobre la mesa del altar mayor, de estilo plateresco, hay una imagen de la Virgen con el Niño, románica, de principios del siglo XIII.

Carenas  0:26 

Dentro de su término municipal se encuentran tres núcleos de población: Carenas, Cocos y Somet, estos dos últimos desaparecidos bajo las aguas del Pantano.

En su término se encuentra el castillo de Somet, de fundación musulmana (siglo VIII); el desaparecido castillo de Carenas (siglo XII), sobre el que se edificó la Iglesia Parroquial, y el castillejo del Chorrillo, pequeño torreón defensivo también del siglo XII.

Cabe destacar la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, en lo antiguo llamada de Santa María, que se empezó a construir en 1258 sobre el emplazamiento del castillo. La ermita de Santa Ana, de fines del siglo XVI, la ermita del Sepulcro de principios del siglo XVII y la ermita de San Sebastián, del siglo XIII, y en la actualidad semiderruida. Destaca la casa-palacio de la Señoría, que perteneció a los monjes cistercienses de Piedra, con dos épocas constructivas: el siglo XIII y la gran remodelación del siglo XVII. A destacar igualmente sus más de 200 bodegas, galerías subterráneas para conservar el vino.

Cetina  0:24 

El origen de Cetina es incierto, hasta el siglo XII no se han encontrado testimonios escritos que tengan relación con la localidad. Hay citada una Certima o Celtima, conquistada por Graco en el año 179 a.C., como plaza fuerte de los Celtíberos, que Ambrosio de Morales, basándose en textos de Tito Livio, identifica con la Cetina actual. Cetina tuvo su propio fuero, suscrito por Guillén de Belmes, prior del Hospital de Navarra y por Ramón Berenguer IV, confirmado por su hijo Alfonso II de Aragón, que en 1182 permuta Cetina junto con Caspe por otras posesiones que la Orden de San Juan de Jerusalén, (también del Hospital o de Malta) poseían en Velilla de Jiloca, Sabiñán y Embid, junto con Tivisa y Grisén.

Durante la Guerra de la Independencia, Cetina también tuvo sus propios Sitios, ya que durante la noche del 29 al 30 de noviembre de 1808, pasaron allí la noche las tropas del Mariscal Nuey, unos 18000 soldados franceses, que saquearon todo el pueblo.

Como muchos municipios de la zona sufrió la despoblación de sus gentes a ciudades más grandes; su escasa población se ocupa principalmente en labores agrícolas.

Respecto a su patrimonio destacar el Castillo-Palacio construido por Aarón Abinofea bajo encargo de Pedro III, fue propiedad de Alonso de Liñán en 1451, con capilla isabelina del siglo XV, y artesonado mudéjar donde se casaron Quevedo con Doña Esperanza López de Mendoza en 1634, viuda de Juan Fernández de Heredia y Liñán (1611), señor de Cetina. Fue declarado monumento nacional en 1931.

La Iglesia de San Juan Bautista, barroca data entre finales del siglo XVI y comienzos del XVII. Las Ermitas de Nuestra Señora de Atocha del siglo XVII, San Juan Lorenzo del siglo XVIII y Santa Quiteria situada a 5 kilómetros.

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