MILAN

El Duomo

La estructura más vieja de la plaza del Duomo es la Basílica de San Ambrosio, que se construyó antes del siglo V. Posteriormente, se edificó una basílica a su lado que, habiendo sido arrasada por un violento incendio, fue reemplazada por la actual catedral que hoy podemos visitar. La primera piedra del imponente Duomo se colocó en el año 1386.

La construcción de este edificio tomó muchísimos años (más de 400). Durante este tiempo, hubo períodos en los que se detuvo el trabajo por falta de dinero e ideas, y otros en los que se trabajó intensamente. Dado el largo tiempo de trabajo y la evolución de los estilos arquitectónicos a lo largo de los años, en esta catedral podemos encontrar numerosos estilos que se mezclan para formar un edificio bellísimo y cargado de identidad.

Para que el trabajo estuviera bien organizado se creó la famosa "Venerable Fábrica del Duomo", que era una institución que se encargaría de ordenar el trabajo y que hizo posible que este continuara a lo largo de los siglos. La misma se encargaría tanto del proceso de extracción del mármol, como de su transporte, colocación, y todo lo relacionado con el diseño y el mantenimiento de esta mole: la segunda catedral gótica más grande del mundo (la primera, es la de Sevilla).

Las ventanas mayores de esta iglesia se dice que son las más grandes de todo el mundo y, a decir verdad, sea o no así, son impresionantes.

En el Duomo podrás vivir una experiencia inigualable. La forma en la que han sido diseñados los ventanales permite que la luz penetre de una forma particular, coloreando las paredes de tonalidades diversas y dándole a este frío edificio un aspecto cálido; teniendo en cuenta que su principal materia prima es el mármol esto resulta un poco extraño, ¿no te parece?

La mezcla arquitectónica del Duomo

Goza de una arquitectura bastante particular, con algunos rasgos propios de las estructuras francesas de Bourges. Es posible que esta particularidad se deba a uno de los arquitectos que más se implicó en la construcción del edificio fue Nicolás de Bonaventure, un fiel apasionado del estilo gótico, impronta que se encuentra en todas sus creaciones.

La obra se concluyó recién en 1805, gracias a la intercesión de Napoleón Bonaparte, quien aseguró que el gobierno francés se encargaría de pagar el coste. Aunque el reembolso del dinero nunca se hizo, se irguió una estatua de Napoleón y, finalmente, el Duomo tuvo la fachada que se merecía.

Algunos años después se construyeron los arcos y chapiteles y se les dio el toque final a las vidrieras y estatuas. También se hizo un trabajo de remodelación, que concluyó en el año 2008.

Es importante mencionar que el Duomo de Milán es un edificio complejo arquitectónicamente hablando: con matices del gótico tardío, el gótico francés y el renacentista, lo que lo vuelve único en el mundo y de obligatoria visita para cualquier persona que pisa la ciudad. Cada día cientos de turistas se acercan a sus puertas para disfrutar de sus obras artísticas y llenarse de la luz de sus ventanales.

Esta catedral se encuentra formada por cinco naves, una central y dos laterales de cada lado. Una de las características más llamativas de la principal es su altura: más de 45 metros; lo que le da un aspecto imponente a todo el recinto. Se encuentra fabricada de ladrillo recubierto con mármol de color rosa y de un aspecto rotundamente macizo. Un elemento que se destaca de su cúpula es la Madonnina, una estatua de cobre dorado diseñada por Carlo Pellicani e inaugurada en 1774.

Entre los monumentos más destacables del Duomo podemos mencionar la Estatua de Bartolomé el Apóstol, el Sarcófago del arzobispo Diego Hualde y el de Gian Giacomo Medici di Marignano. Además no podemos dejar de mencionar el altar de mármol que se encuentra decorado al mejor estilo renacentista, con estatuas doradas de bronce.

Además, entre las obras de arte que allí se encuentran podemos citar la estatua de San Bartolomé de Marco da Agrate y algunos frescos de diferentes períodos estéticos.

Ya sea que te guste la arquitectura, que seas devoto o que no te interese ninguna de ambas cosa, te recomendamos que visites esta catedral. El Duomo es en definitiva, uno de los lugares que ningún turista debería perderse de Milán; el eje por el que se mueve la vida de los ciudadanos.

Frente a la catedral hay un emplazamiento enorme que se utiliza para hacer eventos al aire libre y para reuniones amistosas. Y, en los cuatro laterales se encuentran numerosos y prestigiosos restaurantes, tiendas de ropa, casas de música y todo tipo de tiendas donde gastar dinero, disfrutar y complementar tu viaje: un verdadero paraíso para los aficionados a las compras.



Recomiendo hacer un descanso en uno de los bares que hay a la entrada de las Galerias Vittorio Emmanuelle II, preferible los que hay en los pisos superiores, si tomas un aperitivo, que no es barato, te incluyen un bandeja de snacks, y desde allí puedes admirar la piazza del Duomo, siempre un espectáculo.

Galería Vittorio Emanuelle II

Vittorio Emanuele II fue uno de los reyes más importantes de la unificación italiana; esta galería lleva su nombre como una forma de recordar el fin de una época triste y el comienzo de la monarquía y el auge de la cultura italiana. Fue construida en 1861 y terminada 12 años después.

Dentro de la galería puede verse una placa a un tal Giuseppe Mengoni. Por si te preguntas quién es: fue el arquitecto encargado de diseñar esta joya. ¡Menudo mérito el suyo! Cabe mencionar que esta galería fue fuente de inspiración para otras similares de Europa como las que se encuentran en Bruselas, Londres y París. De hecho, gracias a esta, se introdujo el término "Galería" a este tipo de recintos.

Se caracteriza por tener una forma de cruz que unifica dos de las plazas más famosas de toda la ciudad: la del Duomo y la de la Scala. Además, su enorme cúpula acristalada, en forma de bóveda, es única en el mundo.

Centro comercial Premium de Milán

Elegancia, buen gusto, delicadeza, armonía, serenidad, son algunas de las cualidades de este lugar. Hasta los guardias de seguridad parecen llevar uniformes que no desentonan con el espacio. Siendo uno de los lugares de paso obligatorio para conectar la plaza del Duomo con la de la Scala y la zona donde se encuentran algunos de los edificios gubernamentales más importantes, ha sabido mantenerse impecable al paso apresurado de los lugareños y a las miradas curiosas de los turistas.

En los cuatro monumentales pasillos de esta galería, se albergan las tiendas más importantes de toda la ciudad y algunos de los restaurantes más prestigiosos.

Entre los más conocidos se encuentra el Restaurante Savini. Según las críticas es un lugar donde se come muy pero muy bien, aunque lamentablemente no es sitio para cualquiera: una cena allí puede costar como el alquiler de una habitación durante todo un mes, ¡ya nos contarás!

Hace unos años había también un McDonald's, aunque hace poco ha sido desplazado por Prada, posiblemente para no romper con la armonía de este brillante lugar. En otro de los laterales se encuentra el "Town House Galleria", uno de los hoteles más lujosos de la ciudad al que solo unos pocos afortunados pueden asistir.

Uno de los lugares que debes visitar es el Bar Campari; algunos dicen que es tan viejo como la galería. Durante la Segunda Guerra Mundial lo bombardearon pero fue reconstruido y nunca cesó de funcionar. Solamente hace un par de años estuvo cerrado porque se reestructuró, pero ya se encuentra abierto al público. Es un sitio increíble para tomar una tapita a media tarde, aunque al igual que el resto de los lugares de esta Galería es un poco caro.

También en esta galería se encuentra la tienda de música Ricordi. Un edificio de tres pisos donde podrás encontrar todo sobre ópera, música de cámara y otras vertientes de la música académica, así como también un piso plagado de álbumes de cantantes populares, tanto de Italia como del resto del mundo. ¡Un lugar que te aconsejo que no te pierdas!

Por último, también encontrarás algunas de las tiendas de ropa más importantes, tales como Prada, Gucci o Louis Vuitton.

Pero seguramente las tiendas más maravillosas de la galería son aquellas en las que puedes comprar elementos artesanales. Hay una que es especialmente interesante: una tienda donde venden toda suerte de objetos hechos en plata; desde candelabros hasta tenedores y fundas para plumas. ¡Un lugar exquisito para los amantes de la orfebrería!

Cosas llamativas de la galería

Posiblemente lo más atractivo de este lugar son los mosaicos del suelo y su enorme cúpula acristalada, lo que la vuelve única en el mundo: a través de los cristales se cuela el sol creando formas y sombras en toda la galería y dando calidez al ambiente al rebotar contra los mosaicos.

Para entrar en esta galería deberás pasar por una puerta tan alta que te quedarás un rato largo mirándola, intentando calcular su altura, aunque sin conseguirlo. Una vez dentro todo lo que veas despedirá belleza y buen gusto; no es para menos, tratándose de una de las obras arquitectónicas más maravillosas del mundo y una de la principal joya histórica de la ciudad de Milán.

La presencia de las tiendas en esta galería es alucinante: todas exquisitas y brillantes. Y, aunque no puedas comprarte nada, es recomendable que las visites para que percibas la diferencia que hay entre ellas y las que se encuentran en otros puntos de la ciudad.

Otra cosa para resaltar son los iconos de las ciudades más importantes de Italia, ilustrados sobre el suelo de la galería: el toro de Torino y la loba de Roma son los más conocidos, pero hay muchos más. Además sobre uno de los laterales se encuentran dibujados cuatro continentes (falta Australia).

Teatro de la Scala

Un poco de historia del Teatro

En sus orígenes este teatro estaba ubicado en otro edificio que se destruyó en un incendio. En 1776 el arquitecto neoclásico, Giuseppe Piermarini, diseñó el plano del actual edificio, que la entonces emperatriz María Teresa I, consideró ideal. Desde entonces, comenzaron las obras, que se concluyeron dos años después. La primera obra que se presentó fue "L'Europa riconosciuta", de Salieri.

Como se estilaba en algunos teatros del siglo XVIII, "La Scala" funcionó al principio también como casino; hasta quedar únicamente relegado su uso para los entretenimientos del gran teatro.

El diseño que actualmente disfrutamos data de 1907, en el que se le hizo una reforma y un lavado de cara al edificio. Muchos años más tarde, en 1946, se hizo una segunda reforma para reconstruir el inmenso daño causado por los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Cabe mencionar que muchos de los edificios fundamentales del centro de la ciudad fueron dañados en este período. Después de esta reforma, el 11 de mayo de 1946, se reinauguró con un concierto memorable dirigido por Arturo Toscanini, del que podrás encontrar fotos en el museo del teatro.

Personalmente considero que la imagen externa del teatro tiende a decepcionar, aunque en su interior guarde un tesoro.

Posteriormente, entre los años 2002 y 2004, se realizó una última reforma, de la que se encargó el arquitecto Mario Botta, famoso en Milán.

Muchas personas no estuvieron de acuerdo con esta restauración porque temían que se perdiera la identidad del edificio; no obstante, una vez terminado se dejó en evidencia que no había habido cambios en la estética. Fundamentalmente se hizo una ampliación de la parte de atrás del escenario para crear una zona de camerinos funcional y moderna, como se consideraba debía tener uno de los teatros más importantes del mundo. Además, se eliminaron alfombras y pinturas que mantenían oculto el mármol original del edificio y se recuperar las decoraciones del siglo XVIII. También se agregaron monitores a los asientos donde los espectadores pueden seguir el guión de la ópera en diferentes idiomas.

Como dato curioso, cabe mencionar que cuando se hizo la nueva apertura en el 2004, volvió a exponerse la obra de Salieri que diera inicio a la vida del precioso teatro, allá por 1776.

Espectáculoinolvidables

Con más de 250 años, este teatro es uno de los referentes fundamentales del mundo de la ópera. Entre los cantantes que se han parado sobre su escenario para interpretar los mayores papeles operísticos se encuentran: Luciano Pavarotti, María Callas, José Carreras, Cecilia Bartoli, Plácido Domingo y Joan Sutherland, entre muchísimos otros.

No podemos olvidarnos tampoco de que por aquí han pasado los más importantes directores de ópera del mundo, tales como Arturo Toscanini, Claudio Abbado y Daniel Barenboim, entre muchos otros. Y se han estrenado algunas de las óperas más famosas del mundo. Todo esto seguramente fue fundamental para que se ganara este prestigio en el mundo de la música.

El museo de la Scala

En el edificio hay un museo en el que se expone el vestuario de importantes presentaciones y una extensa colección de pinturas, fotografías, bocetos y estatuas relacionados con el mundo de la ópera.

Entre las cosas más destacables que aquí pueden verse vale mencionar la mano en escayola de Chopin, la espineta donde se cree que aprendió a tocar Verdi, diversas batutas utilizadas por el maestro Toscanini en presentaciones en este mismo teatro, la máscara mortuoria de Puccini y un relicario con un mechón del cabello de Mozart.

En lo que respecta al horario; podrás visitarlo de 9 a 17h, cualquier día del año menos los dias festivos más significativos (consulta web oficial aquí: http://www.teatroallascala.org/en). La entrada al museo tiene un precio de 7€. También puedes adquirir visitas guiadas combinadas con la ciudad de Milán por internet.

Santa Maria delle Grazie y Cenacolo Vinciano

Se trata de una iglesia construida en la segunda mitad del siglo XV alzada bajo un proyecto de Guiniforte Solari y en estilo gótico. Sin embargo, la iglesia fue reformada a los pocos años, en tiempos en que la ciudad estaba controlada por Ludovico el Moro, en estilo renacentista. Para ello, el Duque de Milán contó con la ayuda de uno de los más afamados arquitectos del momento: Bramante. Al introductor del renacimiento en Italia se atribuye la ampliación de la nave, la cúpula hemisférica y el delicado pequeño claustro.

Sin embargo, lo que más llama la atención en esta iglesia es su precioso y original tiburio, de 16 lados y con 32 ajimeces, que es considerado una de las obras maestras de la arquitectura lombarda. No queda clara la autoría de esta cúpula poligonal que algunos atribuyen también al propio Bramante, aunque se sabe del cierto que no habría sido él, si no Giovanni Antonio Amadeo, quien habría terminado la obra.

Ni que decir que se trata del gran lugar que hay que ver en Milán, hasta el punto que tanto el Cenacolo como la iglesia están incluidos dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad. Pero en realidad lo que más interesa de esta iglesia es el mural de Leonardo da Vinci, la Santa Cena,  quizás una de las mejores obras del artista italiano.

Eso sí, si queréis hacer la visita reservad el billete con tiempo, pues solo se permite la entrada a reducidos grupos cada 15 minutos y los tickets se terminan pronto.

El fresco ocupa la totalidad de la pared norte del refectorio, casi nueve metros de ancho por unos cuatro y medio de alto. Es recomendable contratar la visita guiada. Se agradece que se pueda fotografiar, aunque sea sin usar el flash.

La escena transcurre en el momento en que Jesús, durante la Última Cena, advierte a sus discípulos que uno de ellos le traicionará. Así lo explica el Evangelio de San Mateo: “Yo tenía gran deseo de comer esta pascua con vosotros antes de padecer. Porque os digo que ya no la volveré a comer hasta que sea la nueva y perfecta Pascua en el Reino de Dios, porque uno de vosotros me traicionará”.

La obra nos muestra la reacción de los discípulos ante tamaña afirmación de Jesús. Observamos entonces las distintas reacciones de los apóstoles, asombrados unos, sorprendidos otros o asustados pensando que no pueden ser ellos los menos seguros de sí mismos. Judas, sin embargo, retrocede levemente al sentirse aludido.

Jesucristo, como es habitual en la iconografía de la Última Cena, se sitúa en una posición central, con los apóstoles a ambos lados y en grupos de a tres.

Antes de abandonar el Cenacolo Vinciano no hay que dejar de admirar la pared sur del mismo, justo en el lado opuesto al de la Última Cena de Leonardo Da Vinci. Allí se representa el último momento de la pasión de Cristo. Es decir, la Crucifixión, en una obra de Giovanni Donato Montorfano, una pintura igualmente bellísima pero mucho menos famosa que la Última Cena.

San Bernardino alle Ossa

Bien cerca del Duomo se localiza esta iglesia que pasaría desapercibida si no fuera por su Osario. Se trata de uno de los lugares aparentemente más macabros de Milán, pero la verdad es que tiene un cierto interés visitarla.

Lo más bonito de la capilla es la bellísima bóveda decorada al fresco. Sin embargo, lo más sorprendente es la decoración de las paredes laterales, a base de todo tipo de huesos humanos, particularmente cráneos. Desde luego, no es tan espectacular como el Osario de Kutna Hora, pero merece la pena acercarse hasta allí.

El Castillo Sforzesco

Brevísima historia del castillo

Este castillo fue construido en 1368 como una fortaleza; más tarde se lo reformó para que fuera el palacio en el que habitara el duque de Milán. Durante la revolución y la fundación de la República Ambrosiana, este castillo fue prácticamente destruido.

Más tarde, la familia Sforza lo reformó y su principal figura, el duque de Sforza, conocido como el Moro, fue el encargado de darle popularidad.

Allí se reunían cada semana las personas más ilustres de la corte en magníficas fiestas y galas; de las que participaban incluso artistas del renombre de Leonardo da Vinci e importantes músicos de la época, que componían y tocaban piezas para la corte italiana.

¿Qué visitar en Castello Sforzesco?

Este castillo se encuentra dividido en diferentes áreas, dentro de las cuales se albergan los vastos museos. Además cuenta con un patio alucinante, que te recomendamos no te pierdas por nada del mundo.

Este es uno de los museos que protege el castillo. En él podrás encontrarte con diferentes elementos de la historia de Milán y conocer secretos que ni te imaginas. Hay frescos de la familia Sforza y muchas esculturas de diferentes períodos históricos (de la Antigüedad, el Medioevo y el Renacimiento). Entre lo más destacable podemos mencionar la Piedad Rondanini, la última creación de Miguel Ángel, la cual el artista no tuvo tiempo de concluir.

La Pinacoteca

Es otra de las joyas del castillo. Se conforma de 1.500 pinturas que fueron concebidas entre los siglos XIII y XVIII.

Museo Egipcio

Este es otro de los museos del castillo en el que podrás observar objetos (estatuillas, momias, sarcófagos y máscaras funerarias) procedentes del Antiguo Egipto.

 Museo de Prehistoria y Protohistoria

Posiblemente gracias a este museo podemos conocer más acerca de la historia de Milán. En él se encuentran objetos provenientes de las principales culturas que habitaron Lombardía a lo largo del tiempo.

Museos artísticos

El Museo de Artes Decorativas podemos observar objetos artísticos de diferentes épocas: obras en cerámica, esculturas y tapices. En el Museo de Instrumentos Musicales se atesoran instrumentos procedentes de diferentes puntos del planeta.

Teniendo en cuenta que este lugar fue un foco de concentración de los más importantes artistas de la época medieval, entre los que se encontraba Leonardo da Vinci, encontrarás joyas impresionantes protegidas tras estos muros. Entre ellas podemos recomendarte "Nudo Vinciano", un fresco que se encuentra en una de las salas más imponentes de este edificio, la sala delle Asse


Otra cosa que no debes perderte es la conocida Torre del Reloj, una obra de Antonio Averlino, nativo de Florencia, construida en el año 1450. Es una imponente estructura que te deslumbrará.

Parque Sempione

Milán, a diferencia de lo que muchos dicen, no es una ciudad gris, está llena de verde: parques de todos los tamaños en una ciudad que en primavera se llena de aromas y colores. Entre esos innumerables espacios verdes se encuentra el Parque Sempione, un rincón que no debes perderte si visitas esta ciudad.

Un rincón verde y alegre en el corazón de Milán

Muy cerca del Castillo Sforzesco hay un amplísimo espacio verde, el parque Sempione. Fue construido entre los años 1890 y 1893, inspirado en los jardines ingleses del siglo XIV. Esto lo notas a poco más de pisarlo: se encuentra surcado de árboles que dan sombra a una extensa zona de hierba, cuidadosamente podada por la que serpentean caminos de diversos tamaños rodeados de detalladas ligustrinas. Todo aquí nos hace pensar que habitamos en una de las preciosas novelas románticas de Jane Austen.

Son 47 hectáreas de vegetación, sol y un precioso lago artificial alrededor del cual se reúnen jóvenes en todas las épocas del año para disfrutar de una tarde al aire libre, y en la que habitan diversas especies animales; fundamentalmente patos de heterogéneas variedades.

Estudiantes, trabajadores, niños, jóvenes, parejas, ancianos... todos se concentran en este parque. Los fines de semana es difícil encontrar un cuadradito verde donde guarecerse y disfrutar del sol, ya que toda la ciudad quiere aprovechar este rincón alucinante y enorme, y tan cerca de la vida metropolitana para recargar las pilas de cara a la nueva semana.

Si nos adentramos en el parque encontraremos un precioso lago, no demasiado grande, con un pequeño puentecito de madera, adornado con cientos de candados que sellan historias de amor que ni nos imaginamos. Este lago le da el toque de delicadeza y de romanticismo que te lleva a amar este lugar.

Si vas con tu pareja, a lo mejor quieres registrar ese amor para toda la eternidad en este extraordinario parque. Lo que tienes que hacer es llevar un candado y cerrarlo en las barandas del puente; después, tiras la llave al río que pasa por debajo. Según el saber popular, si haces esto te aseguras que dicho amor mutuo durará para siempre. ¿Te animas a probarlo y desafiar las leyes del destino?

¿Qué visitar en el Parque Sempione?

Lo típico que te encontrarás en el parque Sempione son niños jugando con sus bicicletas, jóvenes con balones pasando un agradable y deportivo rato, personas leyendo tumbados al sol, parejas disfrutando de una tarde romántica, ancianos conversando y dando de comer a los patos y palomas, familias de picnic riendo y aprovechando un tiempo de unión. En fin, lo típico de un buen parque.

La forma más adecuada de saber cómo es la gente de un lugar es observando cómo trata sus espacios verdes, decíamos al principio. Estamos convencidos de ello por eso creemos que si quieres conocer a fondo al pueblo milanés, no deberías dejar de visitar el Parque Sempione.

Además de animales y plantas este parque alberga a algunos de los edificios más importantes de la ciudad. Algunos de los cuales son de visita obligatorio para aquellos turistas que desean llevarse la esencia de cada lugar que pisan. Te citamos a continuación aquellos que se destacan:

Arena Cívica

Es un dilatado anfiteatro en el que se desarrollan diversos eventos musicales y jornadas de atletismo. Fue inaugurado en el año 1806, mientras Napoleón visitaba la ciudad.

Arco de la Paz

Este monumento comenzó a erguirse en el año 1807 para dejar constancia de las victorias conseguidas por Napoleón Bonaparte; no obstante, su edificación se interrumpió. Finalmente, se terminó de construir en 1826 con otro objetivo: conmemorar la paz conseguida en el año 1815.

Los canales navegables de Milán

Introducción, el barrio Navigli

En un intento por convertir la ciudad de Milán en una urbe accesible desde el mar se puso en marcha un proyecto de canalización que tenía como fundamental objetivo llevar el agua hasta el mismo centro de la metrópoli. En el año 1179 se construyó una red de canales artificiales; sin embargo este proyecto duró poco tiempo.

Se trataba de una ruta por la que se transportaba tanto la mercancía como los pasajeros venidos de otros puntos de Europa. Es importante mencionar que gracias a ellos fue posible el traslado de los mármoles necesarios para la construcción del Duomo, la Catedral del centro de Milán. Posteriormente también fueron una vía por la que se trasladaban los rollos de papel que serían utilizados en el periódicos más conocidos del país, el Corriere della Sera.

Si bien en la actualidad estos canales solamente tienen una utilidad pictórica, en su momento fueron fundamentales ejes de la industrialización del país. Además es menester aclarar que trabajaron en este proyecto los mejores ingenieros de su momento y, la prueba de esto es que, incluso mirándolo desde nuestros días, puede descubrirse que se trató de un sistema innovador de presas, cuyo inventor no fue otro que Leonardo da Vinci.

Leonardo da Vinci y la mejora en los Canales

La construcción de estos canales tomó 35 años y consistió en una excavación a lo largo de 90 kilómetros, navegables malamente gracias a la existencia de 25 valles. Durante años se los usó con numerosos problemas derivados de la mala construcción de los canales.

Hasta que apareció en el siglo XV uno de los mayores genios que ha dado la historia, da Vinci, quien propuso la mejora de las presas que convirtió esos canales, poco navegables, en verdaderas rutas de acceso al centro de Milán e incluso conectó este centro con el lago de Como.

En el Museo de los Navigli pueden apreciarse los bocetos y diseños realizados por da Vinci con este fin; te recomendamos que no te pierdas este lugar lleno de historia, donde se huele la aventura y el afán de progreso que caracterizó siempre al pueblo italiano.

Durante tres o cuatro siglos, los canales fueron fundamentales para la comunicación de Milán con el mundo, sin embargo a partir del siglo XIX, este tipo de viajes fueron reemplazados por trenes y tranvías que eran más rápidos y los canales perdieron relevancia para la vida de la ciudad. Para mejorar la estructura de la ciudad todas las ramificaciones de estos canales fueron tapados, esto fue en el año 1929.

Naviglio grande e naviglio pavese

El barrio de los Navigli representa lo que queda de un tiempo perdido: un lugar donde los protagonistas son los dos canales principales que conectaron la ciudad con el mundo en un momento clave de expansión. Dichos canales se conocen como Naviglio Grande y Naviglio Pavese. Visitar este lugar es hacer un viaje en el tiempo para recordar una parte de la historia que fue fundamental para que Milán sea lo que él es.

Si visitas Milán no puedes perderte este barrio. Pasear entre sus canales, viendo las terrazas italianas a ambos lados, con sus colores y su música, es algo impresionante. Está lleno de barcos-restaurantes donde podrás disfrutar de lo mejor de la gastronomía de esta tierra. Te recomendamos que al finalizar tu cena no pierdas la ocasión para saborear un rico chupito de Limoncello, Amaretto o Sambuca.

¿Qué visitar en el barrio de los naviglio?

En el Naviglio Grande hay tres cosas que no deberías perderte: sus preciosos restaurantes, la Iglesia de San Cristóforo y el Callejón de las lavanderas. Verás que todo se conserva en un estado admirable y conocer otra parte de la historia de esta ciudad. En este callejoncito se reunían las mujeres de la clase más humilde para lavar su ropa.

El Naviglio Pavese es más pequeño pero también tiene cosas interesantes para ver; sobre todo hay una gran cantidad de casas de comida y restaurantes que te dejarán embriagado.

Todo este barrio ha tenido un gran auge turístico en los últimos años, convirtiéndose en un punto de encuentro imprescindible para los fines de semana. Es allí donde se concentra lo mejor de la vida nocturna de Milán.

En verano, sobre todo, las calles se atiborran de jóvenes disfrutando y bebiendo en la calle y terrazas y se crea un ambiente precioso para aquellos a los que les gusta disfrutar de la noche de una forma diferente. Dependiendo de tu edad te convendrá más una u otra zona; en el Naviglio Grande hay más polivalencia mientras que en el Pavese suelen reunirse los muchachos más jóvenes y suele haber ambiente de locura adolescente.

Por otro lado, por si te interesa, el último domingo de cada mes se celebra en el Naviglio Grande un mercado de antigüedades. ¡Es un evento impresionante! En él podrás ver toda suerte de objetos curiosos a muy buen precio.

Un poco más lejos de los canales se encuentra el arco de Ticino y la Basílica di Sant´Eustorgio: otros dos elementos históricos que muchas veces pasan desapercibidos incluso para los mismos habitantes de Milán. ¡No te los pierdas!

Quadrilatero d’Oro

Tiendas de lujo en el centro de Milán

En el Quadrilatero d´Oro se encuentran las tiendas de ropa más sofisticadas y caras de toda Milán y, posiblemente, del mundo; las cuales son visitadas cada año por numerosas estrellas que van a buscar exquisitos vestidos y accesorios.

Las tiendas con sede en este dorado espacio son Dolce & Gabbana, Dior, Cavalli, Armani, Valentino…, en locales de un lujo excesivo y rodeados de cafés y peluquerías del mismo nivel.

Es una zona muy pintoresca para pasear y mirar escaparates, rodeado de edificios muy bien cuidados y llenos de encanto: los detalles en cada esquina, son seguramente los iconos más destacables de estas calles.

Puede que esta no sea la zona más recomendable en cuanto a precio, no obstante ¿a quién no le gustaría marcharse de Milán diciendo "esto lo he comprado en el Quadrilatero d´oro"? Si eres de los que piensan así, seguramente encontrarás en este barrio un encanto mayor y sabrás gastar tu dinero con cabeza.

Aun si viajas con poco dinero, te recomendamos que visites esta zona, para conocer lo más distintivo de toda Milán.

La moda más lujosa y exclusiva

¿Por qué un cuadrilátero? A ciencia cierta no se sabe, aunque se estima que, ya que París tiene su triángulo, los milaneses no podían ser menos: crearon un cuadrilátero. Y no lo han hecho muy mal, siendo que al día de hoy a Milán se la conoce como la capital de la moda y que este barrio es el tercero más prestigioso de todo el mundo.

Cuando te asomas a los escaparates del cuadrilátero el corazón te da un vuelco de emoción (sobre todo si eres de esas personas que se derriten ante una sofisticada vidriera), todo allí despide brillos y parece bañado en oro, hasta los dependientes que te atienden.

Aquí las boutiques y showrooms son una fantasía hecha realidad: todo decorado con tan buen gusto. Y no es para menos, si se tiene en cuenta que los diseñadores más importantes de la moda actual se encuentran tras la firma de las prendas más bellas que se exponen en estas callejuelas. Entre las firmas cabe destacar a Armani, Ferragamo, Gucci, Prada, Cavalli, La Perla, Louis Vuitton y Chanel, por nombrar unas pocas.

En pleno Quadrilatero d´oro se encuentra el Armani Hotel, un prestigioso hotel de lujo para los que pueden darse semejante placer. No obstante, no es Armani el único que además de boutiques tiene un establecimiento que, a simple vista, nada tiene que ver con la moda. Gucci y otras firmas tienen cafés y bares de prestigioso reconocimiento en la ciudad; por lo visto, la moda no lo es todo.

Rebajas de prendas en el centro

Lo ideal cuando visites Milán es ir a las rebajas o las prendas que han pasado de moda pero que siguen siendo tan monas como lo fueron en su debut. La mayoría de las boutiques, al finalizar cada temporada (en enero y en julio), realizan rebajas asombrosas y lo que hasta ayer te habría hecho temblar el bolsillo hoy te lo puedes permitir. Hay que aclarar que Milán es la reina de los outlets, fantásticos lugares donde podrás encontrar prendas de reconocidos diseñadores a precios realistas.

En este rincón milanés no solamente encontrarás vestidos y accesorios sino también las mejores tiendas de calzado de la moda actual; entre las firmas a destacar se encuentran Fiorucci, Gianfranco Ferré y Gucci, que gozan de esplendorosos locales donde estamos seguros de que te sentirás tan a gusto que desearás llevarte todo.

Por otro lado, un sitio curioso que no debes perderte es el local de Dmagazine, en pleno cuadrilátero. Se encuentra en el número 26 de la vía Montenapoleone, y ofrece las mejores prendas de colecciones extintas a mitad de precio y de primera calidad.

Vía Montenapoleone

Ya saliendo del cuadrilátero, pero todavía inmersos en la pasión por la moda y los escaparates, te recomendamos darte una vuelta por la Vía Montenapoleone donde encontrarás fantásticas tiendas de Versace, Armani, Dolce & Gabbana, Valentino, Rolex, Dior…, por nombrar los mejores y más prestigiosos representantes de la moda italiana.

Esta calle se presenta como una larga extensión donde se vislumbra el lujo milanés y la pasión que esta ciudad ha desarrollado por la moda, la cual te cautiva aun si no eres un aficionado al sector.

No obstante, lo de siempre: los precios son altísimos y no te recomendamos ir en vistas de comprar algo si no cuentas con una suculenta cuenta o suficientes ahorros como para darte semejantes gustos. Sin embargo, esta calle hay que visitarla, es hermosa y es la mejor puerta de entrada al Quadrilatero d´Oro.



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