Conocida mundialmente por su autódromo, donde cada mes de septiembre tiene lugar el Gran Premio de Italia, Monza, a escasos 10 km de Milán, encierra otros atractivos turísticos que atraen no sólo a los amantes de la velocidad.
Nuestra visita fue totalmente improvisada, como estábamos en plena pandemia, el transito era mejor de lo que esperábamos al dirigirnos al aeropuerto de Malpensa, y al ir con tiempo decidimos visitar la ciudad, y aunque la climatología no nos acompaño, ya que el día soleado de Piacenza se convirtió en una fria tarde de otoño, pero aprovechamos la escapada, mientras al fondo oíamos el rugir de los monoplaza.
Qué ver y qué hacer en Monza
Es una de las urbes más importantes de la región de Lombardía y en sus calles y plazas se nota su importancia histórica. Parte de su encanto radica en su bonito entorno. El río Lambro la cruza dejando románticas estampas como la del Puente de los Leones, de visita obligada.
Es el centro se encuentra la plaza del Duomo, con la magnífica catedral gótica como protagonista. Lógicamente no es tan espectacular como el Duomo milanés pero su fachada policromada en mármol blanco y verde y el espectacular interior hacen de ella uno de los monumentos más importantes de Monza. Sus vidrieras y los frescos que adornan paredes y cúpulas resultan espectaculares.
Finalmente, la Capilla Theodelinda presenta algunas obras de arte increíbles de Zavattari y está dedicada a la Reina Lombarda.No te pierdas, además, el anexo Mueo Serpero, donde podrás conocer un poco de la historia de la ciudad y de la región de Lombardía, ya que aquí se conserva la corona férrea, elemento clave en la coronación de los primeros reyes lombardos.
También merece la pena acercarte a conocer la Villa Real, palacio neoclásico de la época de los Habsburgo rodeado de hermosos jardines, perfectos para unos minutos de relax.
El parque amurallado más grande de Europa, el Parco di Monza cubre unas asombrosas 688 hectáreas y es un verdadero tesoro de la ciudad.
Este parque épico fue creado por el hijastro de Napoleón durante la ocupación francesa de Italia durante el siglo XIX y originalmente sirvió como una extensión del palacio real.
Dentro de los terrenos del parque puede encontrar una variedad de villas históricas como Cascina Frutteto, Cascina San Fedele y la opulenta Villa Mirabello.
Encontramos grandes secciones de bosques que cuentan con senderos para caminar, sin olvidar caminar a lo largo del río Lambro y cruzar el hermoso Ponte Delle Catene.
La ciudad resulta encantadora con sus calles peatonales y sus plazas rebosantes de historia. Una de las más interesantes es la Piazza Roma, donde podrás ver el Palacio Arengario, que fuera hace siglos centro administrativo de la ciudad y donde tenía lugar, en sus soportales, el tradicional mercado.
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