LOULÉ

Breve historia de Loulé
El municipio de Loulé ha estado habitado desde la Prehistoria. Durante el período romano existieron explotaciones mineras en la zona de Alte. También la parte antigua, donde hoy se encuentra el castillo medieval, estuvo habitada por los romanos, a los que sucedieron los visigodos y más tarde los árabes, cuya presencia durante cinco siglos fue decisiva para esta localidad que se transformó en un importante centro urbano, denominado Al –‘Ulya´.

En 1249 los cristianos reconquistan esta localidad que en 1266 recibe el fuero de villa y en 1291, por orden del rey D. Dinis, empieza a organizarse una feria anual, que sin embargo no conseguiría impedir la decadencia de los siglos siguientes.

Con la llegada de los Descubrimientos marítimos en el siglo XV, Loulé atravesó un nuevo período de prosperidad, basado en el comercio y la exportación de productos como aceite, frutos secos, sal y pescado.
Tras una recesión a finales del siglo XVII, Loulé, tal como sucedió en gran parte del país, resurgió durante el reinado de D. João V, época en que se construyen iglesias y palacetes que todavía hoy salpican el trazado urbano de la ciudad.

Después del terremoto de 1755 y la inestabilidad política de comienzos del siglo XIX, Loulé encontró en la industria del corcho y de los frutos secos una nueva fuente de desarrollo hasta llegar a ser, en la década de los setenta del siglo XX, uno de los municipios turísticos más destacados del Algarve, integrado por localidades como Vilamoura y Almancil.
Las evocadoras almenas de un castillo medieval. El laberinto de calles estrechas y blancas donde los artesanos mantienen viejas tradiciones. Las líneas verticales del minarete de una antigua mezquita. Los amplios horizontes de un venerado santuario en la cima de una colina. Estampas de Loulé, ciudad de contrastes y encantos.

Castillo
Ocupando un rincón saliente de la colina donde se levantó la primitiva población, incluía el conjunto de murallas que la defendía, con cerca de 940 metros de perímetro. Origen posiblemente anterior a la reconquista cristiana (siglo XIII).
Tres torres, un torreón y parte de las murallas con camino de ronda definen la estructura defensiva. En su interior la “alcaiadaria” - lugar de residencia del alcaide - que, con posible origen en el siglo XIV, sufrió remodelación en el siglo XVIII. La alcaiadaria recibió la visita de los reyes D. Pedro I, en 1359, D. Afonso V, en 1458, tras la conquista de la plaza norteafricana de Alcácer Ceguer, y de D. Sebastião, en 1573. En el patio del castillo, un pozo, algunas piedras medievales y el arco de la antigua puerta de conexión con la población.

Murallas de defensa  
Dos torres y algunos tramos de muro entre las viviendas son todo lo que queda de las murallas medievales.
Iglesia Matriz (Parroquial) de San Clemente 
Construida probablemente en el lugar de antigua mezquita. Edificio del tercer cuarto del siglo XIII, se integra, según los expertos, en el estilo gótico meridional. Sufrió modificaciones posteriores, sobre todo en los siglos XVI y XVIII.

Fachada con pórtico ojival rodeado de gablete y una tronera. Puerta lateral gótica. Torre campanario proveniente de la adaptación de un minarete - lugar de llamamiento de los fieles a la oración - musulmán, con decoración final barroca.
En el interior de la torre, junto a la puerta, está encajada una columna antigua, de origen desconocido. Interior de tres naves, de arcos ojivales asentados sobre capitales con follaje que, por la decoración, son, posiblemente, obra de artistas musulmanes. Las columnas con diferentes alturas, parecen ser un aprovechamiento de materiales romanos o árabes. Altar mayor con retablo de talla dorada del siglo XVIII e imágenes del mismo período.


Entre las capillas laterales tres merecen una especial atención. En primer lugar, la de Nuestra Señora de la Consolación con arco y techo en bóveda manuelinos (siglo XVI), revestida con azulejos historiados y retablo en talla del siglo XVIII. Seguidamente, la capilla de San Blas con un arco del siglo XVI, retablo de talla policroma del siglo XVIII y una valiosa imagen del patrón, del siglo XVI. Al final, la Capela das Almas (Capilla de las Almas), de finales del siglo XVI, que además de un bonito retablo de talla del siglo XVIII, tiene las paredes revestidas con azulejos policromos muy singulares del siglo XVII, probablemente de fabricación española.

Completan el patrimonio de la parroquia otros retablos de talla dorada del siglo XVIII y un valioso conjunto de imágenes de los siglos XVII y XVIII, que incluye un São Crispim (San Crispín) perteneciente a la Cofradía de los Zapateros, oficio tradicional de los descendientes de los árabes, y las de Nuestras Señoras de Gracia y del Carmen, de buena escultura.
La sacristía guarda paramentos y algunas piezas de orfebrería de los siglos XVI, XVII y XVIII y tiene, en medio, una interesante mesa de mármol.

Instalado en el edificio de la antigua alcaiadaria, en el castillo. Su colección abarca la arqueología, etnografía y arqueología industrial del municipio.
La alcaiadaria contiene, igualmente, el Archivo Histórico Municipal, y una cocina tradicional algarvia.

Centro Histórico
El cuadrilátero irregular de la muralla medieval atesora buena parte del ambiente de otros tiempos. Es una invitación a un paseo por calles sinuosas y estrechas, descubriendo aquí una casa encantadora, más adelante la sorpresa de un jardín, allá una ermita junto a una antigua puerta.

Interesa, también, recorrer la parte de la ciudad que rodea las murallas, donde todavía se descubren artesanos en su labor secular, rincones escondidos como el pintoresco de la Rua dos Arcos o de la fuente de la Bica Velha, tan buscada en tiempos pasados por las mujeres y aguadores.
No acaba aquí la visita a Loulé. Falta penetrar en el mercado, de estilo árabe de inicios del siglo XX, con su colorido y su bullicio. O recorrer la Praça da República y otras calles donde los burgueses ostentaban su riqueza con una arquitectura fantasista.

Las Minas de Sal Gema de Loulé 
De los muchos kilómetros de galerías que se extienden bajo Loulé a entre 230 y 270 metros de profundidad, se extrae sal gema de gran pureza (superior al 90%). Una curiosidad de Loulé que, de momento, no constituye un atractivo turístico.

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