TORTOSA


La historia de Tortosa nos cuenta que desde siempre tuvo un papel protagónico en su comarca. Antigua capital íbera y centro de gran importancia durante el período romano (llamada Dertosa). Durante la ocupación árabe se la conocía como Turtusha.

Fue durante la Edad Media y el Renacimiento, cuando Tortosa se convierte en el eje de la vida política de la comarca. La ciudad de Tortosa posee un conjunto histórico de notables dimensiones que más allá de su recinto fortificado y sus 3 monumentos nacionales se encuentra salpicado por todo tipo de construcciones o restos arquitectónicos de especial interés.
La Catedral de Santa María: se inició en el año 1347, pero fue consagrada recién en 1597. El edificio gótico fue construido sobre uno anterior románico y las excavaciones arqueológicas, han puesto de manifiesto que aproximadamente en este lugar se encontraba el foro romano.
Se encuentra situada en el centro de la ciudad de Tortosa a orillas del río Ebro. Desde 1931 es también Basílica. Tiene planta de tres naves separadas por pilares y con capillas laterales. La nave central consta de cinco tramos con bóvedas de crucería sostenidas por grandes pilares que recuerdan a la catedral de Barcelona, e incorpora vitrales en los dos muros superiores para la iluminación del interior.
El claustro del siglo XIII, se encuentra adosado al muro sur de la catedral y consta de planta trapezoidal, con galerías cubiertas y formadas por arcos ojivales sobre columnas. En este hermoso espacio se escribieron muchas páginas de la historia de Tortosa y su región, ya que en la Edad Media el consejo de la ciudad se reunía en sus galerías.

Como curiosidad, te diremos que bajo el claustro se construyó un gran refugio antiaéreo entre 1937 y 1938. Puede visitarse..
El Portal del Romeu: uno de los más emblemáticos de la ciudad amurallada, es la puerta de entrada y salida al Camino de Sant Jaume de l’Ebre. Diversos palacios se encuentran concentrados en el núcleo antiguo de la ciudad. Lo encontrarás cerca de la plaza de la Cinta.
El Palacio Despuig: Construcción de finales del siglo XV. De estilo gótico, con un patio, escalinata exterior lateral y galería de arcos apuntados sobre columnas, ha sufrido bastantes alteraciones a lo largo del tiempo. La portalada de acceso presenta un arco de medio punto y grandes dovelas. En el interior se encuentra el artesonado de uno de los habitáculos superiores y el de la planta baja cuenta con pinturas medievales.

El Palacio Oriol: También conocido por Bellet por ser la residencia del Marqués de esta dinastía, se accede a él por la portalada con arco de medio punto. La fachada presenta, además, ventanales rectangulares y está coronada por una galería de arcos. Actualmente acoge el Conservatorio Profesional de Música.

El Palacio Oliver de Boteller Situado anteriormente junto al río y trasladado en 1962 al solar entre la calle Canvis y la calle de la Ciutat, lugar que ocupó el Ayuntamiento en la Edad Media. De la construcción original de finales de siglo XV se conserva la fachada. El portal de entrada es de medio punto con grandes dovelas. El resto del edificio fue destruido durante la Guerra civil.


El Palacio Episcopal Situado en la calle de la Creuera, el edificio fue construido entre los siglos XIII y XIV. La fachada del edificio ha sufrido bastantes alteraciones a lo largo del tiempo, con remodelaciones en los siglos XVIII y XIX.

Convento de Santa Clara: fue uno de los primeros de la orden en instalarse en Cataluña y es el más antiguo de Tortosa. Fue fundado en vida por Santa Clara de Asís en 1283. El edificio perteneciente al estilo gótico, fue destruido parcialmente durante la guerra civil de 1936-39.

De la primitiva construcción se conservan dos alas del claustro, prototipo del gótico provenzal y formadas por arcos trilobulados sostenidos por columnas adosadas. A resguardo del monasterio de Santa Clara, se forma uno de los barrios más peculiares de la ciudad. Las calles que dibujan su estructura empiezan por la calle de Montcada, eje importantísimo en la Edad Media, para subir escarpadas y estrechas por la vertiente norte de la montaña fortificada del Sitjar.

La Lonja de Tortosa es una obra del gótico catalán. Construida en el siglo XIV (entre los años 1368 y 1373) sirvió de modelo al resto de las lonjas de la región catalano aragonesa.
Patrimonio modernista. Tortosa cuenta con una espléndida serie de edificios de claro modernismo catalán. Una ruta por sus calles nos llevará a descubrir obras de los principales arquitectos de esa escuela... pero ésta es otra historia, y la contaremos mas adelante.
Tortosa es una ciudad que nos lleva en un viaje en el tiempo. Recorrer sus calles, subir a su castillo o recorrer las murallas puede convertirse en una auténtica aventura si además, recorres la ciudad convertido en un caballero, un soldado o una dama de la época. Por las calles de Tortosa y en sus principales edificios históricos se realizan visitas teatralizadas participando en un juego de rol en el que adoptarás un personaje y cumplirás tu papel para que la historia vuelva a repetirse.
Entre Al Ándalus y la Marca Superior, lo que ahora es Tarragona, existió un reino de taifa independiente. Allí, sobre un promontorio que fue acrópolis romana, una impresionante alcazaba árabe dominaba la ciudad medieval. Una vez reconquistada, el castillo cristiano se convirtió en el guardián de la ciudad y de la cuenca baja del Ebro.

En el castillo de la Zuda se ubica, desde 1976, el Parador de Tortosa. Es un edifico de nueva planta integrado en el conjunto de un castillo cuyo nombre, Zuda, hace referencia al gigantesco pozo que mandaron construir allí los árabes al convertirlo en alcazaba en el siglo X.

De esa época quedan, también, el cementerio, el único al descubierto de Cataluña y el trazado de las murallas.

La fortaleza fue conquistada en 1148 y el cerro fue dividido, como botín de guerra, entre los vencedores: los genoveses, los Montcada y los templarios. Poco después, Ramón Berenguer compró su parte a los genoveses y, en 1182, el rey Alfonso I lo cedió a los templarios, de ahí que este castillo se identifi siempre con la Orden del Temple. El castillo tuvo una función defensiva sobre el bajo Ebro pero, en ocasiones, fue residencia real, como cuando la ocupó Jaime I. De este rey se dice también que tenía una especial debilidad por este castillo desde el que planeó la conquista de Valencia. Entre los siglos XVI y XVII fue un fortín y sufrió daños irreparables durante las guerras de Sucesión y contra los franceses ya en el siglo XIX. La Guerra Civil aceleró su destrucción.

LOS TEMPLARIOS EN LA CORONA DE ARAGÓN
La Orden del Temple nació en 1120 en Jerusalén para proteger a los peregrinos de Tierra Santa pero pronto se convirtió en una importante fuerza militar que llegó a tener más de mil castillos entre Europa y Oriente. A la Corona de Aragón llegaron en el siglo XII y se incorporaron al esfuerzo reconquistador de los reyes cristianos. Sus éxitos militares y su contribución al avance territorial les confirieron prestigio y un gran poder que controlaban a través de sus fortalezas y encomiendas. Cuando en 1307 el papa ordenó la disolución de la orden, algunos de estos castillos opusieron una feroz resistencia que duró meses de asedio.
UN CEMENTERIO ÁRABE EN TORTOSA
En el castillo apareció, en 1973, una lápida funeraria. Es la pieza arqueológica más destacada de la necrópolis árabe del castillo, una de las más importantes de Cataluña. Se trata de un personaje ilustre, el gobernador Qaid Abd Al-Salamb, que murió el 7 de enero del 961. La lápida es de mármol con una bella escritura cúfica  de traza florida  en altorrelieve que hace mención a la vida más allá de la muerte y a preceptos religiosos coránicos.
  

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