Ver el amanecer en el Machu Picchu es uno de los recuerdos que jamás se puede olvidar, en este viaje el cielo estaba totalmente cubierto de nubes bajas que obstaculizaban la visión de la montaña, pero al ir apareciendo el sol en el horizonte, fue abriendo las nubes, y el espectáculo fue extraordinario.
Recomiendo a todos los que vayan a visitar la ciudad que, madruguen, que procuren tomar los primeros buses para ascender, por la mañana siempre hay cola, pero el alcanzar la cima con poca gente y poder ver despuntar el día allí, ya es por si sólo un espectáculo.
Los incas creían que las montañas tenían espíritu, los Apus, y por eso adaptaban sus construcciones a la montaña respetando el equilibrio natural. Buena parte de los cimientos de los edificios se han conservado y pueden observarse las típicas ventanas y marcos de las puertas de forma trapezoidal para soportar mejor los terremotos, como ya vimos en Pisac o en Qorikancha. En el punto más alto de las ruinas se alzan los restos impresionantes del templo del sol, que te dejan sin aliento con sus bloques ciclópeos de roca maciza tallados y encajados con precisión milimétrica por los artesanos incas de hace seiscientos años. Desde este punto es posible contemplar los tres valles que confluyen a los pies de la colina. Al otro lado del río Vilcanota, se alzan las montañas donde se tallaron los bloques de piedra y se transportaron sobre rodillos hasta Ollantaytambo. Al otro lado, en la ladera de la montaña que queda en frente de los bancales, puede observarse el gran rostro del dios Viracocha, soportando a sus espaldas el mundo inca. No está claro si lo tallaron los incas o si el rostro ya estaba allí antes, pero en todo caso es un elemento sorprendente del entorno, que le da un aire mágico a las ruinas. Sobre esta imagen de Viracocha, se alzan varios almacenes incas, estratégicamente situados en las alturas para que el aire fresco de las montañas mantuvieran en buen estado los alimentos que se guardaban.
Otro elemento fascinante de la zona arqueológica de Ollantaytambo y que me dejó perpleja fue el baño de la ñusta. En estos baños, la esposa del inca se bañaba para purificarse y, sorprendentemente, si pasas el dedo por el borde del canal de piedra por donde cae el agua, el flujo de agua se corta. ¡Alucinante! No sé si la forma en que está tallada la piedra tiene algo que ver, pero el guía nos hizo una demostración en vivo y en directo ante nuestra atónita mirada.
Esta antigua ciudad inca es uno de los tesoros más preciados de Perú. Fue construida a mediados del siglo XV y se cree que fue una de las residencias del noveno inca del Tahuantinsuyo, Pachacútec, aunque en ella también están los restos de un santuario. Su nombre significa montaña vieja, y hace alusión al lugar donde se ubica, a unos 2.453 msnm, en un premonitorio rocoso entre Machu Picchu y Huayna Picchu. Es frecuente que durante la subida los viajeros sientan el mal de altura.
Actualmente, esta joya inca es uno de los focos turísticos del país. Los viajeros se acercan hasta Aguas Calientes para iniciar la ruta inca que Hiram Bingham, el profesor de Yale, popularizó a principios del siglo XX. El Santuario histórico de Machu Picchu está considerado como una de las siete nuevas maravillas del mundo moderno y ha sido declarado como patrimonio de la humanidad en 1983.
En 2011 se cumplio un siglo del descubrimiento científico de Machu Picchu por parte del arqueólogo estadounidense Hiram Bingham. Sin embargo, aún se ignora cómo se construyó esta maravilla, ni por qué se despobló a los pocos años.
Bingham, creyó haber encontrado Vilcabamba, la última capital del imperio incaico. En realidad, la ciudadela de Machu Picchu había sido construida entre 1438 y 1493 por el Inca Pachakutec como hacienda de la familia real, ya que la capital estaba en Cusco.
Era también un centro de culto y de observación astronómica. Todo ese territorio en plena selva de montaña, con una gran biodiversidad, está cargado de significado cultural sagrado.
Sus diversos sitios, complejos, monumentos y ciudadelas están entrelazados entre sí y con su entorno natural .
La parte urbana o santuario propiamente dicho está conformado por palacios y templos, viviendas y depósitos, pero sobre todo por edificios que cumplían funciones ceremoniales religiosas. Los edificios, las plazas y las plataformas están conectados entre sí mediante una red de callejuelas, mayormente en forma de escalinatas. Algunas están talladas sobre la roca.
Los más espectaculares son los mausoleos labrados en la roca. El trabajo de la montaña y de las grutas naturales, al pie del Huayna Picchu, es una pieza maestra de la arquitectura y la ingeniería.
Aún es una incógnita el proceso de edificación, así como la construcción de las terrazas agrícolas.
Se cree que la mano de obra fueron mitimaes, familias de pueblos conquistados por el imperio inca, y reasentados en otros lugares.
Pero el mayor misterio sigue siendo su declinación. Se cree que perdió prestigio en la guerra civil inca (1531-32), y que fue despoblándose cuando Manco Inca, en 1536, convocó a los nobles a la resistencia contra los españoles. Éstos convirtieron luego a la población residual en parte de la encomienda de Ollantaytambo. Hacia 1570 ya había religiosos, evangelizando. Luego, los españoles ignoraron la ciudadela, que quedó aislada y desierta, y envuelta en la vegetación del bosque nuboso.
En 2007 Machu Picchu fue elegida como una de las 7 nuevas maravillas del mundo, junto con la Muralla China, Coliseo de Roma y el Taj Mahal.
Huayna Picchu
También conocida como Wayna Pikchu, esta montaña es uno de los principales símbolos locales. El pico está ubicado a trescientos metros de la ciudadela. De ahí, el visitante tiene una bella vista panorámica de Machu Picchu. La caminata para subir suele durar dos horas y sale en dos horarios, por la mañana. La reserva anticipada es obligatoria, y es recomendable realizarla con la máxima antelación, ya que el número es reducido por la dificultad del ascenso, máxime en épocas de temporada alta.
Intihuatana
Este reloj solar situado en el sector sagrado, en uno de los puntos más altos de Machu Picchu, no se puede tocar. Es muy común ver turistas con las manos extendidas sobre el monolito que lo compone, buscando absorber la energía que se concentra en el lugar. Aparte de registrar el paso del tiempo, el reloj era utilizado como auxiliar en los ciclos de la agricultura.
Puerta del Sol
Diariamente el sol pinta la ciudad de piedra con los primeros rayos del día. Es desde este punto que los turistas que recorren el camino inca divisan la inmensidad de Machu Picchu por primera vez, normalmente al amanecer del tercer día de trekking. Para los que llegan en autobús, la caminata hasta el objetivo dura dos horas y es buena para observar la flora y fauna de la región.
Ruinas de Paucarcancha
Este es uno de los lugares más visitados y fotografiados de la ciudad , al que se accede el primer día del camino inca. El paisaje es arrebatador, tal como se espera de Machu Picchu, con vista hacia las plataformas y campos.
Templo del Cóndor
La piedra no solo representa el cuerpo del ave sagrada de los incas. Las paredes laterales dibujan las alas del cóndor que, según la visión del pueblo antiguo, cumplía el papel de conectar los dioses con los mortales, llevando los muertos a los cielos. El templo está ubicado en la parte baja de Machu Picchu.
Templo del Sol
También se le conoce como Torreón y queda encima de una roca maciza. En este templo están las famosas ventanas trapezoidales, cuya abertura recibe la luz del sol que es dirigida hasta la piedra central del templo en el solsticio de invierno. El templo está conectado también al complejo de abriga la fuente de agua principal y las tres paredes del culto al viento.
Templo de La Luna
Complejo de grutas ubicado en la parte posterior de Huayna Picchu. No es posible identificar su utilidad; se especula que servía para rituales especiales. El camino hasta el Templo de la Luna parte de una bifurcación del camino que conduce a la cima de Huayna Picchu y se tarda cerca de una hora y media en llegar.
Templo de las Tres Ventanas
Desde esta increíble vista de Machu Picchu, concéntrate en la construcción. Bien tallados, los gigantescos bloques de piedra están perfectamente encajados. El templo se ubica al este de la plaza principal y tiene tres ventanas, que representan las tres divisiones del mundo según los incas: el cielo (vida espiritual), la tierra (vida mundana) y el subterráneo (vida interior).
Winay Wayna
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