MALLOS DE RIGLOS

El conjunto formado por las enormes moles rocosas de los Mallos con el pueblecito de Riglos a sus pies, conforma una de las estampas más características del paisaje aragonés.
La palabra aragonesa "mallos" (mazos) se aplica a los grandes escarpes rocosos que por efecto de la erosión van quedado aislados de la montaña, a modo de pilones. En Riglos constituyen unos esbeltos relieves, con paredes de más de 200 m. en vertical, rematados por cimas cupulares cuyas cotas absolutas enrasan a los 900 m. Contemporáneos o ligeramente posteriores a la elevación de las cadenas alpinas, los Mallos de Riglos se formaron por acumulación de material procedente de la destrucción de los relieves pirenaicos, depositado al pie de la montaña por el río Gállego en un gran cono de deyección. Su aspecto actual se debe a la erosión.

Cada mallo tiene un nombre propio, cuyo origen procede en algunos casos del nombre de algunas casas de Riglos (Firé y Pisón), de su forma o color característico o en homenaje a escaladores y otras personalidades. Son: Firé, Pisón, el Puro, el Castilla, los Volaos, el Cuchillo, el Melchor Frechín, la Visera, el mallo del Agua, Colorado, Chichín, Herrera, Magdalena, Cored, Carilla, Aguja Roja, Gómez Laguna, Capaz, Paredón de los Buitres y Macizo d'os Fils.

Las paredes de los Mallos han atraído a escaladores desde los orígenes de este deporte y su nombre está ligado al de grandes escaladores de Aragón y del resto de España. La incesante actividad escaladora ha propiciado la creación de numerosas vías de ascensión. Además, desde sus cimas es habitual la práctica del salto Base y en el macizo d'os Fils se ha habilitado una vía ferrata.
Los cañones del Gállego y los Mallos hacen de Riglos uno de los grandes centros del deporte de aventura en Aragón.


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