Kyoto fue la capital de Japón durante más de mil años y a
lo largo de estos siglos, fue cuna de gran parte de lo más elaborado que
produjo el país en el ámbito de las artes, la cultura, la religión o las ideas.
El Shinkansen conecta Tokyo con Kyoto en 2 horas y 40 minutos. La ciudad se
encuentra a 1 hora y 15 minutos del Aeropuerto Internacional de Kansai, cerca
de Osaka.
En el centro de Kyoto, descubriremos el Palacio Imperial,
cuya arquitectura es conocida por haber alcanzado la quinta esencia de la
simplicidad. Cerca del palacio se encuentra el Castillo Nijo, con la
arquitectura más suntuosa, que fue la residencia del shogun Tokugawa Ieyasu
durante sus escasas visitas a la ciudad.
Gion Corner, cerca de Shijo-Kawaramachi, es el lugar ideal para descubrir el teatro y las artes tradicionales. Los restaurantes de estilo antiguo, decorados con un gusto exquisito, contribuyen al ambiente refinado que emana el barrio.
En el área de Higashiyama, el Templo Sanjusangendo se
distingue por las 1.001 estatuas de madera dorada de Kannon, la diosa de la
misericordia. El Templo Kiyomizu es famoso por su espectacular construcción sobre
pilotes de madera, dominando un precioso valle y ofreciendo magníficas vistas
sobre la ciudad. El Templo Ginkakuji, el Pabellón de Plata, debe su fama a su
preciosa arquitectura y a sus jardines paisajísticos minimalistas.
La Villa Imperial Katsura, en los barrios oeste de Kyoto,
es considerada una de las joyas más bonitas de la arquitectura y de los
jardines paisajísticos tradicionales japoneses. La Villa Imperial Shugakuin fue
construida en el siglo XVII por el shogunato Tokugawa para servir como lugar de
retiro del Emperador Go-Mizuno. Para visitar ambos lugares hay que obtener una
autorización de la Agencia de la Casa Imperial.
Al oeste de Kyoto es donde se encuentra el paraíso de los
turistas: los Templos Kinkakuji y Ryoanji. El reluciente Kinkakuji, llamado el
Pabellón de Oro, ofrece un notable contraste con el jardín Ryoanji, cuyo jardín
de piedras, formado por rocas y arena blanca, encarna la más pura simplicidad.
Fue originalmente la villa de descanso de un shogun Ashikaga, el generalísimo
de la época Muromachi (1336-1573). A su muerte, se transformó en un templo. En
el jardín, se extiende un maravilloso pabellón recubierto de hojas de oro, una
perfecta réplica del edificio original destruido en 1950 y reconstruido en 1955
(este acontecimiento fue el tema de la novela El Pabellón de Oro de Yukio
Mishima).
Continuaremos la visita para conocer el Santuario de
Fushimi Inari, famoso por su aparición en la película Memorias de una Geisha, y
el Templo Kiyomizu.
El Santuario Fushimi-Inari es uno de los santuarios
sintoístas más famosos del país. Llama sobre todo la atención la presencia de
innumerables torii pequeños (tipo de pórtico), regalados por los fieles. Se
alzan en la colina, formando un túnel de 4 km de largo.
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