Poblet es un monasterio de monjes cistercienses que siguen la Regla de San Benito, desde su fundación, en 1150. Suprimido por las leyes del Estado español en el año 1835, fue refundado en 1940 por monjes de la misma Orden llegados de Italia. Pertenece a la Congregación Cisterciense de la Corona de
Aragón, de la cual forman parte también los monasterios femeninos de Santa María de Vallbona y de Santa María de Valldonzella, y el monasterio masculino de Santa María de Solius. Actualmente la comunidad monástica de Poblet consta de 31 monjes profesos, 1 oblato regular y 1 donado.
«Cuando el visitante de Poblet entra en el monasterio y se encuentra sumergido en este conjunto monumental que, como ha dicho Josep Pla, es “un mundo de formas, de tradiciones y de símbolos”, después de disfrutar del espectáculo de la piedra y la luz, siente surgir en su interior una serie de preguntas: Todo esto, ¿por qué es así? ¿Qué ha hecho que Poblet se haya convertido en lo que es? ¿Qué intención primitiva y qué proceso ulterior han dado lugar a esta sabia composición de edificios y de estilos? ¿Qué institución, y con qué vicisitudes, fue produciendo, siglo tras siglo, este hecho monumental? ¿Qué relaciones con el mundo exterior tuvieron los que hicieron posible esta enorme realidad artística e histórica?»
(Agustí Altisent, Història de Poblet, 1974)
El éxito de la aventura cisterciense explica Poblet. Cister es fundado en 1098, y Poblet en 1150, cuando todavía no han pasado cien años. Los siglos XII y XIII son fundamentales en la historia de nuestro monasterio. De hecho, ellos nos dejan acabadas las principales dependencias de la casa: un espacio, bello y funcional a la par, para la búsqueda de Dios, que nos ha llegado casi intacto en su totalidad. El XIV es todavía un siglo de grandes realizaciones, y también el del declive, lento pero indefectible. Se ha de decir que la documentación conocida sobre la vida privada de la comunidad de Poblet no refleja, a lo largo de los siglos, desviaciones notables del ideal inicial de los fundadores de Cister y, a su vez, de los fundadores de Poblet, provenientes de Fontfroide. De hecho, ésta, la auténtica historia de Poblet, aún no ha sido escrita ni seguramente lo será nunca; la de los monjes que, dia a dia, enfilando salmos, aseguraron el crecimiento y la continuidad de la casa, la domus Populeti. Podríamos explicar así la sucesión de los días y de los años que completan los siglos XV, XVI, XVII y XVIII: Poblet, la institución, la comunidad, sus monjes, buscan dar un nuevo rostro, formas diferentes a aquello que viven en la intimidad del propio corazón. Sin embargo, no siempre lo podrán hacer con la transparencia y el vigor del primer ideal. El siglo XIX, con una sociedad que experimenta cambios profundos, plantará, con el abandono y el progresivo expolio del monasterio desierto, la semilla de una futura recuperación. Una recuperación que también hará posible, con el retorno de los monjes el año 1940, la vuelta a una formas de vida más puras, más auténticas, más profundamente benedictinas y, por tanto, también más evangélicas. Los monjes actuales, herederos de los antiguos, nunca lo podremos agradecer suficientemente, porque la autenticidad es, quizás, uno de los valores más importantes que podemos y debemos ofrecer a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
En 1342 el rey Pedro el Ceremonioso pidió a los abades de Poblet y Santes Creus una copia del Breviario cisterciense, porque deseaba rezar el Oficio divino según el rito de la Orden. Años más tarde, el rey Martín el Humano (1395-1410) enviará un copista de su confianza al monasterio de Poblet para obtener otra copia del Breviario de la Orden para su uso personal. Se trata del magnífico manuscrito conservado hoy en la Biblioteca Nacional de Francia, en París, dentro de la colección Rothschild. La función de Poblet en la confección de este Breviario no fue ni la caligráfica ni la artística, sino que consistió en programar su contenido, en parte a base de los breviarios usados ??en el monasterio mismo y en parte con los textos de las homilías de san Agustín que los monjes suministraron al copista real, determinando los pasajes más adecuados que el escribano debía reproducir, siempre de acuerdo con las instrucciones del rey Martín. El códice fue comenzado alrededor de 1398. En 1403 las ilustraciones no estaban terminadas todavía. Entre 1420 y 1430 el rey Alfonso el Magnánimo lo completó añadiendo el oficio de San Jorge. El Breviario llegó a la Biblioteca Nacional de Francia en 1947.
El Archivo Montserrat Tarradellas y Maciá y el Archivo de la Casa Ducal de Medinaceli en Cataluña se encuentran en el antiguo palacio del abad. Este edificio está situado fuera del recinto fortificado, en el extremo sudoeste. Se empezó a construir durante el abadiato de Francesc Oliver de Boteller (1583-1598): es de esta época una bella galería de estilo toscano. El palacio fue ampliado durante el abadiato de Josep Tresánchez (1684-1688), y se acabó su construcción en el siglo XVIII, con la fachada barroca que lleva la fecha del año 1776. El edificio llegó a nuestros días prácticamente en ruinas y fue reconstruido durante el abadiato de Maur Esteva (1970-1998). Los archivos ocupan las tres plantas del ala de poniente del palacio. El ala de levante alberga salas de conferencias y de exposiciones. La Biblioteca del Monasterio de Poblet ocupa la estancia del antiguo scriptorium de los monjes y otra estancia destinada a los novicios: dos bellos espacios construidos con el estilo que el P. Agustín Altisent, en su Historia de Poblet, convino en llamar el primer estilo arquitectónico de Poblet del siglo XIII; y, desde el año 2010, también el espacio del antiguo dormitorio de los monjes del siglo XIII, situado justo encima del scriptorium y de la estancia de los novicios.
La Fundación Poblet es una institución creada en el 2003, moderna y arraigada en la sociedad, cuyo principal objetivo es contribuir a la difusión de una tradición de pensamiento casi milenaria constituida por los ideales que la comunidad de monjes cistercienses ha venido representando durante siglos por todas partes y, especialmente, en los territorios (extendidos por el Estado Español, Francia e Italia) que, en el pasado, formaron parte de la Corona de Aragón.
En esta web podréis encontrar informaciones de interés, actividades atractivas, preguntas apasionantes y, con toda seguridad, respuestas sugerentes.
«Cuando el visitante de Poblet entra en el monasterio y se encuentra sumergido en este conjunto monumental que, como ha dicho Josep Pla, es “un mundo de formas, de tradiciones y de símbolos”, después de disfrutar del espectáculo de la piedra y la luz, siente surgir en su interior una serie de preguntas: Todo esto, ¿por qué es así? ¿Qué ha hecho que Poblet se haya convertido en lo que es? ¿Qué intención primitiva y qué proceso ulterior han dado lugar a esta sabia composición de edificios y de estilos? ¿Qué institución, y con qué vicisitudes, fue produciendo, siglo tras siglo, este hecho monumental? ¿Qué relaciones con el mundo exterior tuvieron los que hicieron posible esta enorme realidad artística e histórica?»
(Agustí Altisent, Història de Poblet, 1974)
El éxito de la aventura cisterciense explica Poblet. Cister es fundado en 1098, y Poblet en 1150, cuando todavía no han pasado cien años. Los siglos XII y XIII son fundamentales en la historia de nuestro monasterio. De hecho, ellos nos dejan acabadas las principales dependencias de la casa: un espacio, bello y funcional a la par, para la búsqueda de Dios, que nos ha llegado casi intacto en su totalidad. El XIV es todavía un siglo de grandes realizaciones, y también el del declive, lento pero indefectible. Se ha de decir que la documentación conocida sobre la vida privada de la comunidad de Poblet no refleja, a lo largo de los siglos, desviaciones notables del ideal inicial de los fundadores de Cister y, a su vez, de los fundadores de Poblet, provenientes de Fontfroide. De hecho, ésta, la auténtica historia de Poblet, aún no ha sido escrita ni seguramente lo será nunca; la de los monjes que, dia a dia, enfilando salmos, aseguraron el crecimiento y la continuidad de la casa, la domus Populeti. Podríamos explicar así la sucesión de los días y de los años que completan los siglos XV, XVI, XVII y XVIII: Poblet, la institución, la comunidad, sus monjes, buscan dar un nuevo rostro, formas diferentes a aquello que viven en la intimidad del propio corazón. Sin embargo, no siempre lo podrán hacer con la transparencia y el vigor del primer ideal. El siglo XIX, con una sociedad que experimenta cambios profundos, plantará, con el abandono y el progresivo expolio del monasterio desierto, la semilla de una futura recuperación. Una recuperación que también hará posible, con el retorno de los monjes el año 1940, la vuelta a una formas de vida más puras, más auténticas, más profundamente benedictinas y, por tanto, también más evangélicas. Los monjes actuales, herederos de los antiguos, nunca lo podremos agradecer suficientemente, porque la autenticidad es, quizás, uno de los valores más importantes que podemos y debemos ofrecer a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
En 1342 el rey Pedro el Ceremonioso pidió a los abades de Poblet y Santes Creus una copia del Breviario cisterciense, porque deseaba rezar el Oficio divino según el rito de la Orden. Años más tarde, el rey Martín el Humano (1395-1410) enviará un copista de su confianza al monasterio de Poblet para obtener otra copia del Breviario de la Orden para su uso personal. Se trata del magnífico manuscrito conservado hoy en la Biblioteca Nacional de Francia, en París, dentro de la colección Rothschild. La función de Poblet en la confección de este Breviario no fue ni la caligráfica ni la artística, sino que consistió en programar su contenido, en parte a base de los breviarios usados ??en el monasterio mismo y en parte con los textos de las homilías de san Agustín que los monjes suministraron al copista real, determinando los pasajes más adecuados que el escribano debía reproducir, siempre de acuerdo con las instrucciones del rey Martín. El códice fue comenzado alrededor de 1398. En 1403 las ilustraciones no estaban terminadas todavía. Entre 1420 y 1430 el rey Alfonso el Magnánimo lo completó añadiendo el oficio de San Jorge. El Breviario llegó a la Biblioteca Nacional de Francia en 1947.
El Archivo Montserrat Tarradellas y Maciá y el Archivo de la Casa Ducal de Medinaceli en Cataluña se encuentran en el antiguo palacio del abad. Este edificio está situado fuera del recinto fortificado, en el extremo sudoeste. Se empezó a construir durante el abadiato de Francesc Oliver de Boteller (1583-1598): es de esta época una bella galería de estilo toscano. El palacio fue ampliado durante el abadiato de Josep Tresánchez (1684-1688), y se acabó su construcción en el siglo XVIII, con la fachada barroca que lleva la fecha del año 1776. El edificio llegó a nuestros días prácticamente en ruinas y fue reconstruido durante el abadiato de Maur Esteva (1970-1998). Los archivos ocupan las tres plantas del ala de poniente del palacio. El ala de levante alberga salas de conferencias y de exposiciones. La Biblioteca del Monasterio de Poblet ocupa la estancia del antiguo scriptorium de los monjes y otra estancia destinada a los novicios: dos bellos espacios construidos con el estilo que el P. Agustín Altisent, en su Historia de Poblet, convino en llamar el primer estilo arquitectónico de Poblet del siglo XIII; y, desde el año 2010, también el espacio del antiguo dormitorio de los monjes del siglo XIII, situado justo encima del scriptorium y de la estancia de los novicios.
La Fundación Poblet es una institución creada en el 2003, moderna y arraigada en la sociedad, cuyo principal objetivo es contribuir a la difusión de una tradición de pensamiento casi milenaria constituida por los ideales que la comunidad de monjes cistercienses ha venido representando durante siglos por todas partes y, especialmente, en los territorios (extendidos por el Estado Español, Francia e Italia) que, en el pasado, formaron parte de la Corona de Aragón.
En esta web podréis encontrar informaciones de interés, actividades atractivas, preguntas apasionantes y, con toda seguridad, respuestas sugerentes.
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