EIVISSA

Conocía Eivissa de haber viajado por cuestiones puramente comerciales, y siempre en desplazamientos muy rápidos y concretos, que no permiten ver los lugares en profundidad.
En esta ocasión nuestro viaje fue completo de una semana (marzo 2012) lo que nos permitió saborear al completo la Isla.

La primero a destacar es que al igual que Menorca, Eivissa y Formentera son islas que afortunadamente no están salvajemente explotadas por el turismo, y esperemos que esto siga por muchos años, ya que este aspecto casi natural es lo que destaca de su belleza.

Eivissa es una pequeña isla, en la que uno se mueve con cierta comodidad, por lo menos en marzo, y justo una semana antes de Semana Santa, es la época que nos gusta viajar, y siempre procuramos eludir esta semana y los meses de julio y agosto, donde todo está demasiado sobreexplotado, los precios son caros y el trato acostumbra a dejar mucho que desear, y como sea que cuando trabajaba y por descontado ahora, lo puedo organizar, disfrutamos al completo de los viajes.

Hay que tener en cuenta que cruzar la Isla aún no serán 100 kms de viaje, por lo que nos permitía visitar varias localidades, playas o calas cada día.

Para nosotros las playas más bonitas son Cala Gració, Cala Bassa, Platja de Santa Eularia des Riu, Cala Llonga, Puerto San Miquel de Balansat….. y sin lugar a dudas para playas marchosas las d’en Bossa y Ses Figueretes donde se encuentran muchos de los bares musicales de la Isla, como por ejemplo Spice.

Para aquellos que este verano vayan a la Isla y quieran marcha, lo último es Ushuaia, sin menospreciar el clásico Pacha.

Un dato a tener en cuenta, a excepción de la capital, todas las localidades de la Isla tienen nombre de Santos, excepto una Jesús, que naturalmente es el Boss.

EIVISSA (La Isla)
La isla está situada unos 79 km al este de la Península Ibérica, frente a Denia, 140 km al suroeste de la isla de Mallorca, y al norte de Formentera. Su capital es Eivissa, y las dos poblaciones más importantes, además de la capital, son San Antonio Abad y Santa Eulalia del Río, y el mayor municipio, San José.

Las islas de Ibiza y Formentera reciben el nombre de Islas Pitiusas. Forman un archipiélago diferente al integrado por Mallorca y Menorca, aunque hoy en día se hable del Archipiélago Balear y formen parte de la misma unidad administrativa. Ocupa una superficie de 572 km² y por ella discurre un solo río, el de Santa Eulalia del Río, único río de Baleares, que desde hace bastantes años permanece seco por la excesiva explotación de los recursos acuíferos de la isla. En la ciudad de Ibiza, el visitante encontrará el recinto amurallado renacentista (Dalt de la Vila), la iglesia de Santo Domingo, las casas señoriales, la Catedral, la Casa de la Curia, el Museo Arqueológico, el Castillo, el Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza y la Necrópolis Púnica del Puig des Molins, entre otros puntos de interés.

Sant Josep de Sa Talaia ofrece un patrimonio extenso. La iglesia de Sant Jordi, la de Sant Francesc de s’Estany, las torres des Carregador y de ses Portes, el poblado fenicio de Sa Caleta, declarado también Patrimonio de la Humanidad; la iglesia parroquial de Sant Josep, la Torre del Pirata o d’es Savinar, el establecimiento rural púnico-romano de Ses Païses de Cala d’Hort y la torre de Comte o d’en Rovira. Sin olvidar la iglesia de Sant Agustí o la parroquia de es Cubells.

En Sant Antoni de Portmany se pueden visitar la iglesia de Sant Rafel, la capilla subterránea de Santa Agnès, la Cova des vi o de ses Fontenelles, las torres d’en Lluc, la iglesia de Sant Antoni y la de Sant Mateu y la pequeña capilla de Buscastell.

En Sant Joan de Labritja pueden disfrutar del conjunto arquitectónico rural de Balàfia, las iglesias de Sant Miquel y de Sant Llorenç, la torre de Portinatx, las iglesias de Sant Joan y Sant Vicent y el santuario púnico de es Culleram.

En Santa Eulària des Riu pueden visitar ses Feixes junto al núcleo de Jesús, la iglesia de Puig d’en Valls y el Puig de Missa en Santa Eulària, donde se encuentran el museo Barrau y el museo Etnológico junto a la iglesia. En la zona de Sant Carles, encontraremos la iglesia con el mismo nombre y la Torre d’en Valls, cerca del Pou d’es Lleó. En Santa Gertrudis de Fruitera nos deleitaremos con la arquitectura de su bella iglesia.

El monumento más importante de Ibiza son las murallas renacentistas de Dalt Vila en la ciudad de Eivissa, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.

Además existe un importante patrimonio histórico y cultural diseminado por el territorio como son los montes sagrados de Santa Eulària y Sant Miquel; las iglesias-fortaleza repartidas por todos los municipios, las singulares torres de defensa o los pozos y albercas de origen árabe, declarados bien de interés cultural.

A lo largo de su historia, Ibiza siempre ha interactuado con otras culturas. Púnicos y fenicios, romanos, árabes, etc. Todos se rindieron a su luz brillante, a la pureza de su cielo y a la transparencia de sus aguas. 

Asentados los cristianos tras la reconquista, la isla fue rodeada de torres defensivas de piedra desde las que otear el horizonte en busca de goletas de piratas berberiscos, que desembarcaban y se adentraban en los campos en busca de mujeres y alimentos. Los ibicencos, alertados por los vigías, abandonaban entonces sus casas de campo, impecablemente encaladas, y corrían a refugiarse en las murallas de la ciudad o en las iglesias fortificadas de los pueblos.

A salvo ya de invasiones, el ibicenco sigue protegiendo con esmero esta herencia histórica. Los montes de Santa Eulària y Sant Miquel, con sus iglesias fortaleza, los templos de Sant Josep, Sant Jordi o Sant Antoni, el poblado de Sant Llorenç de Balafia, los pozos y albercas de origen árabe diseminados por valles y llanos. El legado de los antiguos es generoso y espectacular y, junto con los museos (arqueológico y etnológico), ofrece un repertorio de posibilidades para disfrutar y entender isla.

Ibiza cuenta con 2 parques naturales de especial interés por sus valores ecológicos y belleza natural. Son el Parque Natural de ses Salines y la reserva natural de Es Vedrà, Es Vedranell i de los islotes de poniente.

El parque natural de Ses Salines comprende el área situada entre el sur de Ibiza y el norte de Formentera y ocupa un territorio de 1.786,52 Hectáreas terrestres y 13.611,80 marinas. En este parque podemos encontrar una gran variedad de ambientes con características ecológicas diferentes: los estanques de las salinas, las playas, los cordones lunares con sabinas centenarias, los acantilados y las costas rocosas, donde se encuentran como el halcón peregrino y el águila pescadora, y los islotes des Freus (s’Espalmador, s’Espardell, el islote des Penjats...).

La reserva natural de es Vedrà, es Vedranell i de los islotes de poniente se encuentra en el sudoeste de la isla de Ibiza, en el término municipal de Sant Josep de sa Talaia. El territorio protegido comprende islotes, medio marino, acantilados, torrentes, playas y campos de cultivo, bosques e importantes macizos montañosos.

Una característica relevante es que esta reserva incluye la elevación más importante de la isla de Ibiza (sa Talaia), con 485 mts de altura sobre el nivel del mar.

EIVISSA  (Ciudad)
En el municipio de Eivissa se ubica la capital, con su impresionante recinto amurallado, que fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, en 1.999. Esta distinción internacional reconoce el valor histórico, cultural y arquitectónico de la fortaleza costera mejor conservada del Mediterráneo. El recinto amurallado está repleto de callejuelas y monumentos, como el Castillo o la Catedral. Un paseo por Dalt Vila permite disfrutar de la impresionante belleza de la Muralla y de las espectaculares vistas de la ciudad y el mar. 

En el casco histórico, hoy convertido en un museo al aire libre, se pueden encontrar las huellas de todas las civilizaciones que han pasado por Ibiza, desde los fenicios a los cartagineses, pasando por los romanos y musulmanes, hasta la conquista catalana en el siglo XIII. La entrada principal al conjunto histórico monumental es el puente levadizo del Portal de Ses Taules, junto al Mercat Vell, aunque hay otros accesos igualmente bellos como el Portal Nou, junto al parque Reina Sofía. 

La construcción de la Muralla fue decisión del rey Felipe II, que confirió a Eivissa un papel estratégico en su política de defensa en el Mediterráneo y ordenó levantar la fortaleza para frenar las invasiones y los saqueos constantes de los piratas berberiscos. El ingeniero italiano Giovanni Batista Calvi dirigió el ambicioso proyecto del recinto amurallado. Jacobo Paleazzo Fratín amplió el proyecto inicial y acabó de ejecutarlo. Los trabajos empezaron en 1554 y se cree que duraron 31 años. 


Dentro del recinto amurallado se pueden visitar la Catedral, sede del Museo Diocesano; la Iglesia de Santo Domingo, la Capilla de San Ciriaco, la sede del Ayuntamiento, cuyo claustro acoge exposiciones, conciertos y citas culturales de diverso tipo a lo largo del año, y el Museo Arqueológico, que posee un impresionante colección de piezas relacionadas con las culturas que habitaron la isla, desde la Prehistoria hasta la época medieval islámica. 

La señalización del recorrido dentro del recinto amurallado permite orientarse y conocer la historia de la ciudadela, en la que también se encuentra un impresionante Castillo, que se va a convertir en Parador de Turismo.

El Museo de Arte Contemporáneo y el Museo Puget también se encuentran en Dalt Vila, así como el Centro de Interpretación Madina Yabisa, que permite profundizar en la historia de la ciudad a través de tecnología audiovisual.

En el casco histórico de Dalt Vila conviven el peso de la historia y el encanto de una ciudad alegre y cosmopolita. La vida fluye en la Plaza de Vila y en la Plaza de Sa Carrosa o en la calle de la Virgen, donde convergen ciudadanos de todo el mundo ávidos de disfrutar de un entorno multicultural y creativo. En el casco histórico existen numerosas tiendas de artesanos, galerías de arte, hoteles y restaurantes.

Éste es el marco en el que los representantes de las instituciones de la isla y los residentes celebran cada año la declaración de Dalt Vila como Patrimonio de la Humanidad. La cita es el segundo fin de semana de mayo, fecha en la que el recinto amurallado se convierte en una gran Feria Medieval, poblada de juglares, artistas, orfebres, músicos o reposteros, que además disfrutan de unas maravillosas vistas sobre el mar y el puerto. El evento, abierto a todo tipo de público, dura tres días y cada año congrega a más de 100.000 personas.

Pero también hay otros lugares de interés fuera del recinto amurallado, como la necrópolis de Puig des Molins, usada como cementerio durante más de 1.000 años y que posee 3.500 hipogeos (tumbas subterráneas), o los antiguos sistemas de regadío conocidos como ‘Portals de Feixa’, declarados Bien de Interés Cultural por el gobierno de la isla.

Además, la ciudad de Eivissa acoge las principales instituciones de la isla y ofrece numerosos servicios a viajeros y residentes, como hospitales, farmacias, sucursales bancarias o sedes de consulados de países europeos, además de zonas comerciales. El Barrio de La Marina, la Plaza del Parque, el Paseo de Vara de Rey, la Avenida de España, la calle Bartolomé Roselló o la Avenida de Isidoro Macabich son algunos de los centros neurálgicos de la actividad comercial. En la última, además, confluyen las estaciones de autobuses que recorren distintos puntos de la isla, así como las paradas de taxi.

El Barrio de la Marina se ha desarrollado en torno al Puerto, donde tienen su punto de partida y llegada los buques de pasajeros y mercancías procedentes de Dénia, Valencia o Barcelona. El Barrio de La Marina tiene el encanto de dar la bienvenida a la isla a través del mar, pero además es una de las zonas comerciales y de ocio más frecuentada por residentes y turistas. La ciudad cuenta además con un puerto deportivo, en la zona de Marina Botafoc, alrededor del cual también se encuentran numerosos locales de ocio y establecimientos comerciales. En su prolongación, el dique de Botafoc, lugar de atraque de cruceros, ofrece vistas espectaculares de Dalt Vila y es uno de los lugares preferidos por los residentes para dar largos paseos.

Varias playas, como Talamanca o Platja d’en Bossa, salpican su litoral y en ellas pueden practicarse toda clase de deportes náuticos. Además, el municipio tiene otra playa, Ses Figueretes, accesible desde el casco urbano.

RUTA DESCONOCIDA
Esta ruta está ideada para pasear y perderse en el encanto de las callejuelas medievales de Dalt Vila. Se inicia el paseo por el Pasaje de Simó Pouet y girando a la derecha para llegar a la Plaça de Vila, antiguo mercado conocido también con el nombre de Plaça de les Ferreries, en el que encontraremos tiendas, terrazas de bares y restaurantes. Se continúa por la Calle de Santa Creu hasta las de Sant Antoni y Santa Ana. La estrechez de estas calles, su configuración arquitectónica y su pavimento de piedras son algunos de los elementos que ayudan al visitante a evocar tiempos pasados.

Tras este apacible recorrido se llega a la escalinata del Portal Nou, la cual nos conducirá a Sa Carnisseria, lugar donde se sacrificaban los animales y se vendía su carne. Tras girar a la izquierda se continúa por la Calle Sant Josep donde se conserva un tramo de la muralla medieval y dos torres, la XX y la XXI. Al final de la calle se halla la Iglesia del Hospitalet, actualmente utilizada por la comunidad ortodoxa. Siguiendo por la Calle de Santa Faç se llega hasta el antiguo seminario, antigua residencia de los jesuitas, y a la Calle Conquesta, una de las más curiosas de Dalt Vila por tener su particular “Paseo de la fama”, donde en la pared de esta calle algunas celebridades del mundo del cine han estampado sus manos en cemento.

Bajando por la Calle Joan Roman se llega a la Calle Pintor Mariano Tur que conduce a la Calle Santa Maria, ubicada al pie de la muralla renacentista, y muy cerca del Palacio de Can Botino, donde se han descubierto restos de hábitats y enterramientos de la época púnica. Prosigue la ruta hacia la Portella d’en Serra (”Sa Portella”), puerta del primer recinto de la muralla musulmana, que conduce a la Calle Major. Es esta la zona más silenciosa de Dalt Vila, con numerosos caserones señoriales de los siglos XV al XVII, como la Casa Bardaixí, la Casa Gotarredona o la Casa Balansat. Se llega a la Plaça de la Catedral, la parte más alta de Dalt Vila, donde se encuentran la Casa de la Curia, el Mirador del Rey Jaume I, el Museo Arqueológico, la Catedral y el Palacio Episcopal. Se inicia el descenso por la Calle Major, siguiendo por la Calle San Ciriac hasta el Convento de las monjas Agustinas (Convento de clausura) y, por la Calle de Joan Roman, hasta la Calle de Ponent que conduce a la Plaça d’Espanya.

Tomando la Calle General Balanzat se llega hasta la Calle Ignasi Riquer y a la Plaça dels Desamparats. Se gira a la izquierda y se llega a la Plaça de Vila y al Patio de Armas que llevan al final del recorrido, el Portal de Ses Taules, puerta principal del recinto amurallado.

SANT ANTONI DE PORTANY
Es uno de los lugares más conocidos por los turistas europeos, por la espléndida belleza de su Bahía y sus espectaculares puestas de sol en la costa de ses Variades. La llegada de turistas cada verano ha transformado la vida de este pueblo, que hace medio siglo estaba por completo dedicado al campo, al mar y a las tradiciones más ancestrales de la isla. Hoy en día, Sant Antoni tiene una importante oferta de hoteles, hostales y apartamentos y además ofrece todo tipo de servicios para los turistas.


Junto al Paseo Marítimo se encuentra el Passeig de ses Fonts que constituye el centro neurálgico de Sant Antoni, donde se ubica la sede del Ayuntamiento, la oficina de Turismo, múltiples terrazas, tiendas y donde se celebran conciertos al aire libre. En esta misma zona está situada la parada de taxis y la estación de autobuses, que comunica Sant Antoni con las distintas localidades de la isla. Desde el Passeig de ses Fonts se accede a las calles interiores del pueblo, donde existen numerosos bares, restaurantes y todo tipo de comercios, entre los que pueden encontrar moda ibicenca y otros productos específicos de la isla como telas bordadas a mano, trabajos en piel, cerámica, bisutería y una oferta gastronómica que incluye productos de repostería, quesos, sobrasadas, licores o vinos, entre otros. 

Fuera del centro urbano de Sant Antoni, se encuentra la cueva de ses Fontanelles, que alberga una colección de pinturas rupestres. Situada en una zona escarpada entre sa Forada y el Cap Nono, esta cueva, a la que se accede desde Cala Salada, también recibe el nombre de sa Cova des Vi (cueva del vino), ya que sirvió de bodega. Sus paredes refrescantes ayudaban al vino a soportar mejor el calor, sin avinagrarse. Los dibujos fueron realizados en la edad de Bronce (1.000 años a. C.), según un arqueólogo francés, el abate Henri Breuil, que las descubrió en 1.917. En la pared de poniente de la cueva se pueden apreciar dibujos de barcos. A esta excursión cabe añadir el atractivo de la belleza del paraje de acantilados, que se mantiene a lo largo de todo el municipio, siguiendo la costa hacia el Norte.

Otro punto de interés es la Capilla de Santa Agnès. Desde la calle Obispo Torres, continuando por la de Ramón y Cajal, hasta el camino de cas Ramons, en las afueras de la ciudad (1,5 km de distancia), se llega a una colina, en cuyo interior se encuentra la capilla subterránea de Santa Agnès. Según la leyenda popular, un barco estuvo a punto de naufragar con todos sus pasajeros. Uno de ellos, que portaba la imagen de la virgen de Santa Inés, prometió que si salvaban la vida le dedicaría una capilla. Y, efectivamente, así fue. La capilla fue descubierta en 1907 y cada 24 de agosto se celebra la fiesta de Santa Inés en recuerdo de aquel mismo día del año 1300, en que se obró el milagro y los marineros llegaron a Sant Antoni sanos y salvos. Ha sido centro de culto en diversas épocas, ya que en su interior se han encontrado objetos que se atribuyen a la dominación púnica, romana y musulmana.

A dos kilómetros del centro de Sant Antoni, muy cerca de Cala Gració, junto a la carretera, está el camino hacia el Aquarium de es Cap Blanc, también conocido como sa Cova de ses Llegostes, sa cova des Peix o sa cova des Vell Marí. Con éste último nombre se denomina en ibicenco a las focas monjes, que hasta no hace demasiados años se refugiaban en esta preciosa cueva natural. Durante mucho tiempo éste era un lugar donde se celebraban fiestas populares y, hoy en día, es un acuario natural en el que el visitante puede contemplar la extensa variedad de la fauna marina pitiusa.

Pero aunque la cara más conocida del municipio es la Bahía de Sant Antoni, también forman parte del mismo término municipal los pueblos de Sant Rafel (el único de la isla declarado ‘Zona de Interés Artesanal’), Sant Mateu (conocido por su producción de vino) y Santa Agnès de Corona (con un característico paisaje de almendros y naturaleza en estado puro). 


Desde Sant Mateu se puede ir hacia Ses Torres d’en Lluc, un yacimiento arqueológico integrado por dos antiguas torres y una muralla que algunos historiadores aseguran que corresponden a la Edad Media. El recorrido hacia el Este, en dirección a Cala d’Aubarca, lleva hasta una costa acantilada de enorme belleza y difícil acceso que suele dar cobijo a numerosas especies de aves, entre ellas el halcón de Eleonor, que emigra desde Madagascar, y el halcón real. No hay carretera para llegar a Cala d’Aubarca, por lo que los caminos deben ser hechos a pie. 

Los amantes del senderismo pueden recorrer desde Sant Antoni distintas rutas que discurren a través de campos cultivados y zonas de pinos, por playas y acantilados, en diversos paisajes que combinan naturaleza y belleza. Los aficionados al deporte también tienen en Sant Antoni un punto de referencia por la posibilidad de practicar desde ciclismo a deportes náuticos, además de ofrecer instalaciones deportivas de diverso tipo. 

Hay gran cantidad de caminos para hacer senderismo o rutas en bicicleta, teniendo en cuenta que los caminos que bordean las playas casi todos tienen una dificultad mínima, mientras que los de interior varian ostensiblemente. 

El municipio cuenta con numerosas playas. Cala Salada, a 5 kilómetros del centro de Sant Antoni, es un conjunto de calas de arena fina en una zona protegida de los vientos y que tiene un ambiente familiar. Cala Gració y Cala Gracioneta, dos preciosas calitas unidas por un pequeño paseo de rocas, están situadas a 2,5 kilómetros del centro de Sant Antoni. Caló des Moro está al noreste del núcleo urbano, a un kilómetro del centro de Sant Antoni, y es una zona muy frecuentada para ver la espectacular puesta de sol. Desde esta zona de Caló des Moro, rodeada de bares y restaurantes enfocados a disfrutar del ocaso, se puede iniciar un largo y agradable paseo costa a costa. La playa de S’arenal bordea el Paseo Marítimo de Sant Antoni y presenta un sistema de playas largas y estrechas, que también se puede conocer en un agradable recorrido a pie. Desde la orilla se puede contemplar toda la bahía de Sant Antoni. Es Pouet, otra playa pequeña de arena, está muy cerca del núcleo de Sant Antoni. Se accede a ella por la carretera que bordea la bahía, en dirección a Port des Torrent.

SANT JOAN DE LABRITJA
El Municipio de Sant Joan, situado al Norte de la isla, es el menos habitado de Ibiza. Con una población de alrededor de 4.500 personas, esta área posee extensos bosques vírgenes y notables extensiones rurales, donde se mantiene una forma de vida basada en la agricultura. En sus montes, atravesados por torrentes y bancales de piedra, la naturaleza puede disfrutarse con toda intensidad, al igual que en sus acantilados y tramos de costa.
Sant Josep de Talaia
El Municipio está compuesto por cuatro parroquias: Sant Joan, Sant Miquel, Sant Vicent y Sant Llorenç. Se trata de pueblos pequeños en los que vecinos de toda la vida conviven con personas llegadas de todo el mundo, que han querido refugiarse en la Ibiza más rural.

El municipio comparte con Sant Antoni el Área de Especial Interés de Es Amunts, una zona de gran valor ecológico donde convive una fauna y una flora únicas. Asimismo, ofrece excursiones sorprendentes, como las que pueden realizarse a la torre defensiva de Balanzat, a las cercanas cuevas d’en Marçà o al yacimiento de la cueva de Es Culleram, donde fue hallada la pieza arqueológica más importante de la historia púnica pitiusa: la diosa Tanit.

La costa está plagada de acantilados, interrumpidos tan sólo por algunas calas encantadoras, como Benirràs, famosa por su ambiente hippie y sus percusionistas, Es Caló des Multons, Cala Xarraca, Es Caló d’en Serra o la Cala de Sant Vicent. 

El municipio cuenta también con algunos núcleos turísticos, como el Port de Sant Miquel o Portinatx.

SANT JOSEP DE SA TALAIA
Ubicado al Sur de la isla, Sant Josep es el municipio más extenso de Ibiza. Al Este comparte Platja d’en Bossa (con el municipio de Eivissa) y al Oeste, la bahía de Sant Antoni. Además del pueblo que da nombre al municipio, integra las parroquias de Sant Jordi, Sant Agustí y es Cubells, todos pueblos pintorescos con bellas iglesias y ambiente tranquilo.

El municipio cuenta con alrededor de 80 kilómetros de costas, que albergan, además de importantes núcleos turísticos, algunas de las calas más bellas del litoral pitiuso, como es Cavallet, Ses Salines, Cala Jondal, Cala d’Hort, Cala Carbó, Cala Vedella, Cala Tarida o Platges de Comte, además recónditas calas de pescadores, como Porroig, es Xarco, sa Caleta, Cala Llentrisca o Cala Corral, que conservan todo el sabor de antaño. 

La costa también está plagada de acantilados e islotes, como es Vedrà, es Vedranell, sa Conillera, s’Espartà, s’Illa des Bosc o ses Bledes, que presiden el horizonte desde tierra. El paisaje es muy bello, especialmente en los dos espacios naturales protegidos, el parques natural de Ses Salines y la reserva natural d’es Vedrà, es Vedranell y los islotes de Poniente en los que la naturaleza se mantiene en estado puro.

El municipio ofrece rutas muy atractivas por sus espacios naturales, que además incluyen torres defensivas situadas en enclaves mágicos, como la del Pirata en Cala d’Hort, la d’en Rovira en Platges de Comte o la des Carregador cerca de Ses Salines.


El monte más alto de la isla, sa Talaia, de 475 metros de altura, está situado en el centro del municipio y desde allí puede contemplarse una de las mejores panorámicas de la isla. 

Sant Josep cuenta también con importantes yacimientos arqueológicos, como el poblado fenicio de sa Caleta (siglo VII a. C.), que es Patrimonio de la Humanidad y fue fundado por las primeras civilizaciones de la isla, o el asentamiento púnico-romano de Ses Païses de Cala d’Hort.

SANTA EULARIA DES RIU 
Santa Eulària es el segundo municipio en número de habitantes de la isla, tras la ciudad de Eivissa, y ofrece una gran variedad de playas, pueblos encantadores, campos solitarios y mercadillos que atraen a miles de turistas cada temporada. 

El pueblo de Santa Eulària está coronado por es Puig de Missa, con su iglesia fortificada, el cementerio y varias casas encaladas. Esta localidad goza de mucha actividad a lo largo de todo el año y posee multitud de servicios y comercios, una playa en el centro urbano, un atractivo paseo marítimo y un puerto deportivo.


Los aficionados al golf encontrarán en Santa Eulària, en la carretera que conduce a la playa de Cala Llonga, el único campo de toda la isla. La zona ofrece también muchas facilidades para la práctica de deportes náuticos y el desarrollo de actividades por el interior de la isla. 

Otros tres pueblos forman parte de este municipio: Santa Gertrudis, Jesús y Sant Carles. Los tres coinciden en sus pequeñas dimensiones, la sencilla belleza de sus iglesias y su ambiente tranquilo.

El municipio ofrece también un litoral plagado de playas, islotes, acantilados y torres de defensa. Entre sus calas más emblemáticas, es Figueral, Cala Boix, Cala Llenya, Cala Nova, Es Canar, Cala Martina, s’Argamassa, Cala Pada y Cala Llonga. Todas ellas son calas de arena fina, aunque también existen idílicos rincones marineros, como Pou d’es Lleó o Cala Mastella. 

Los dos mercadillos más frecuentados de la isla se hallan en este municipio, en es Canar y Sant Carles, y también ofrece algunos paseos inolvidables. Entre ellos, una visita a la Torre de Campanitx, situada entre Pou d’es Lleó y Cala Boix, donde puede contemplarse un horizonte de campos y mar, presidido por el islote de Tagomago.

PARQUES NATURALES
Ibiza cuenta con 2 parques naturales de especial interés por sus valores ecológicos y belleza natural. Son el Parque Natural de ses Salines y la reserva natural de Es Vedrà, Es Vedranell i de los islotes de poniente.

El parque natural de Ses Salines comprende el área situada entre el sur de Ibiza y el norte de Formentera y ocupa un territorio de 1.786,52 Hectáreas terrestres y 13.611,80 marinas. En este parque podemos encontrar una gran variedad de ambientes con características ecológicas diferentes: los estanques de las salinas, las playas, los cordones lunares con sabinas centenarias, los acantilados y las costas rocosas, donde se encuentran como el halcón peregrino y el águila pescadora, y los islotes des Freus (s’Espalmador, s’Espardell, el islote des Penjats...).

El Parque Natural de Cala d’Hort y la reserva natural de Es Vedrà, Es Vedranell y los islotes de Poniente ofrecen una postal impresionante de la Ibiza más virgen. Recorrida por bosques de pinos y sabinas, este rincón insólito proporciona refugio a diferentes especies protegidas. Al valor paisajístico y ambiental se unen las leyendas que revelan, por ejemplo, que en las aguas de Es Vedrà nunca ha perecido ningún marinero, que en el islote han ocurrido milagros y que cualquier ser humano podría sobrevivir entre sus ariscos peñascos, que proporcionan agua dulce e inesperados alimentos. La excursión de bajada hasta Sa Pedrera de Cala d’Hort, bautizada contemporáneamente como ‘Atlantis’, requiere energía y paciencia. Pero, una vez abajo, sorprenden las piedras excavadas y las inscripciones de hippies y aventureros que con frecuencia acuden a este lugar, atraídos por su aureola de triángulo de las Bermudas. En días luminosos, este enclave rara vez aparece desierto y su magia reúne a los amantes del yoga, la meditación o a los coleccionistas de momentos de paz.

El ascenso tiene su punto culminante en la Torre des Savinar, otro enclave mítico construido para avistar barcos piratas y al que hoy acuden caminantes, aficionados al esoterismo y fotógrafos, para contemplar una de las imágenes más espectaculares de la isla, que ha dado la vuelta al mundo.

Igual de impactante es la contemplación del acantilado y los islotes desde un mar en calma. En kayak, en ‘llaüt’ o en velero, quien navega junto a Es Vedrà y se zambulle en sus aguas cristalinas comprueba la extraordinaria pureza de los fondos marinos. Su transparencia y el intenso color turquesa también seducen desde el cielo, a bordo de un avión, en globo o en parapente. Cala d’Hort y es Vedrà son sinónimo de naturaleza pura, historia, fábulas y buenos presagios.

Una característica relevante es que esta reserva incluye la elevación más importante de la isla de Ibiza (sa Talaia), con 485 mts de altura sobre el nivel del mar.

GASTRONOMÍA
Saborear un pescado exquisito al borde del mar es uno de los mayores placeres que proporciona en Ibiza, en cualquier época del año. El mero, la sirvia, el gallo de San Pedro, el ‘bullit de peix’ o la paella son platos deliciosos de la gastronomía local, que saben a gloria en una mesa frente al mar, donde la intensa luz y el romper de las olas siempre acompañan cada brindis. Los deliciosos vinos de la tierra, ricos en matices, completan una sinfonía que nos acerca suavemente a la quimera de la  felicidad.

Difícilmente encontrarán pescados y mariscos tan deliciosos como las especies autóctonas que los pescadores ibicencos entregan cada mañana a los restaurantes de la isla. A la frescura del producto y al sabor más auténtico, se une la belleza del paisaje que actúa como un efecto multiplicador de emociones. Playas como Talamanca, Ses Salines, Es Cavallet, Cala Martina o Es Jondal, frecen todo el  año la mejor materia prima, rodeada de una naturaleza exuberante. En el Club Náutico de Sant Antoni y en los puertos deportivos de Ibiza y Santa Eulària, el sabor del mar inunda la mesa y los sentidos. Pero existen muchos otros rincones encantadores donde hallarán un ambiente cálido, una carta sabrosa y temperaturas muy suaves que permiten disfrutar de una comida en mangas de camisa, bajo el alegre sol del invierno. Una experiencia insuperable para quienes disfrutan extrayendo el jugo a la vida.
La gastronomía ibicenca se caracteriza por la utilización de productos frescos y naturales, que se sirven acompañados de extraordinarios vinos locales.

La sobrasada ibicenca, el ‘botifarró’, el queso o la miel elaborada en la propia isla concentran sabores intensos, al igual que la fruta y la verdura, que se consumen en su momento justo de maduración y pasan del árbol a la mesa, conservando  aromas, sabor y vitaminas, algo ya olvidado en las grandes ciudades.

Los dulces, como el ‘flaó’, la ‘greixonera’ o las magdalenas de almendras, son postres típicos que no faltan en las casas de la isla y en los restaurantes, y aunque no sea un producto típico de la Isla, encontraremos en todas partes las características "ensaimadas" en sus variedades, lisa (sin relleno), con cabello de ángel, crema quemada (una delicia), nata......

Carnes como el pollo payés, el cordero o el cabrito, criadas en la tierra, se cocinan de forma suculenta en platos tan tradicionales como el ‘sofrit pagès’, que potencian la calidad de la materia prima.

Esta surtida despensa ibicenca oscila al compás de las estaciones y las lunas y ha originado una sabiduría culinaria que se ha ido transmitiendo de generación en generación.

Los vinos que producen las bodegas de la isla componen el maridaje perfecto para la cocina ibicenca, que aporta la energía y el bienestar de los alimentos naturales. En Ibiza, la gastronomía es un homenaje para los sentidos.

MERCADILLOS
Los mercadillos de Ibiza son un maravilloso bazar de sorpresas, donde se puede encontrar ropa, joyas, obras de arte, instrumentos musicales, antigüedades, zumos naturales y pasteles exóticos, junto con objetos procedentes de distintas partes del mundo. La diversidad es enorme, tanto en los productos que se venden como en el origen multicultural de las personas que allí se dan cita: hippies, artesanos, músicos, mercaderes, ejecutivos, poetas, pintores…

Los mercadillos más famosos de la isla son el de Las Dalias, que se celebra los sábados a lo largo de todo el año, y el de Es Canar, los miércoles, desde abril a octubre. Las Dalias organizan también el tradicional mercadillo de Navidad y las noches de los lunes durante todo el año reúne artesanía, joyas, cerámica y decoración. Pero hay muchos más mercadillos repartidos por el resto de la isla durante todos los días del verano, como en Ses Figueretes (Ibiza), en el Passeig de Ses Fonts (Sant Antoni) o en el Passeig de S’Alamera (Santa Eulària). Los jueves  también se celebra el mercadillo artesanal de Sant Miquel en época estival. La isla blanca ofrece compras insólitas en un universo cosmopolita y la posibilidad de respirar el ambiente de la Eivissa más indómita, cuyo lema era amor y paz.

PUESTAS DE SOL
En Ibiza se contemplan las puestas de sol más bellas del Mediterráneo. Un acontecimiento que ocurre cada día, pero que en esta isla se convierte en un evento que convoca a miles de personas. Ses Variades, en Sant Antoni, alumbró el ‘chill out’ para acompañar la armonía del  ocaso. Actualmente, este tipo de música es conocida en todo el mundo, pero en la costa de Ses Variades  los mejores dj´s continúan ensayando nuevos ritmos y siguen emocionan al público en el instante mágico en el que el sol se esconde entre los islotes de poniente y miles de corazones estallan en un gran aplauso.

En Platges de Compte el protagonismo sólo le pertenece al paisaje; a un horizonte de aguas cristalinas salpicado de islas que el sol cubre con un manto de luz anaranjada. La arena blanca, la espuma y los últimos destellos invitan a despedir el día con un baño en el mar o tomando un cóctel en la orilla.

Frente a la grandiosidad de Es Vedrà, el crepúsculo se convierte en una experiencia más íntima. El abrupto acantilado, la omnipresencia del islote, la tranquilidad de las aguas y la soledad del entorno convierten el atardecer en un recuerdo que trasciende la intensidad de esos instantes.

En Benirrás la vivencia es compartida con el sonido de los tambores. Muchas familias, parejas o  amigos contemplan la ceremonia de cortejo entre el sol y el Cap Bernat, hasta que el astro se deja mecer por el compás de las olas y desaparece. Los tambores celebran con emoción la secuencia.

Pero en Ibiza hay muchos atardeceres: en Cala Vedella, en los acantilados de Sant Joan, en es Cap des Falcó, en Cala de Bou, en el Puig de Missa, … Y de cada puesta de sol brota un sueño.

PASEOS EN BARCO (Ferrys)
Cruceros Santa Eulalia es una compañía de barcos ferry y catamaranes que comunican las diferentes calas de la zona este y norte de Ibiza y también Formentera. Con trayectos regulares diarios y excursiones por las islas, así como una variada oferta de servicios personalizados.

Pasea en barco
Por todo el litoral Sur-Este de Ibiza, viajes entre Santa Eulalia, Ibiza, Cala Llonga y Es Caná.
Viaje a Formentera

Desde Santa Eulalia, Es Caná, Cala Pada, Cala Llonga y Es Figueral. Con unas vistas inmejorables, bar e información turística a bordo, su precio desde Eivissa a Formentera es de unos 28 € ida y vuelta. Nosotros la realizamos organizada que nos incluia el desplazamiento desde Santa Eularia al puerto de Eivissa, el viaje en barco y la visita a la Isla de Formentera con guía y almuerzo, con un precio sobre los 60 € por persona.

2 comentarios:

  1. Unas fotografías preciosas... como la isla. ¡Un viaje 100% recomendable!

    Silvia

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    Respuestas
    1. Silvia, ciertamente una hermosa isla, muy acogedora, por lo menos en esta época.
      Dentro de pocos días publicarán algunas fotos en La Vanguardia, ayer me pusieron algunas de Formentera.
      http://www.lavanguardia.com/fotoatlas/20120413/54284470379/playas-formentera-fotoatlas.html

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