TOSSA DE MAR

Tossa de Mar, posee algo que la diferencia de muchísimas ciudades turísticas del litoral catalán, en ella conviven la belleza de sus playas y la historia que emana del recinto amurallado, que alcanzo su mayor promoción cuando en los años 50 Ava Garner y James Mason llegaron a la localidad para rodar el film “Pandora y el holandés errante”, que salía en la película bajo el nombre de “Esperanza”.

Es una localidad turística que afortunadamente no esta excesivamente masificada, quizás gracias a las carreteras sinuosas que durante años la han protegido de la invasión de turistas.

En la época de primavera y otoño son los momentos más tranquilos y donde uno puede disfrutar plenamente de la población y pasear por sus playas y calas.

Ideal para disfrutar de unas vacaciones, y para aquellos que vivimos a escasos kilómetros la hacen única para una escapada de fin de semana, esta última opción especialmente en primavera u otoño.

Muy recomendable el visitar el litoral, sea en una barca de fondo de cristal o por otros medios, la primera de ella nos llevara a visitar los abruptas paredes que han hecho celebre la Costa, profundizar en sus cuevas como Cala Bona o Bergamí y disfrutar de las playas de Cala Pola o Cala Giverola donde uno se puede quedar y esperar a otro barco que nos retorne a Tossa.

Un lugar muy recomendable para pernoctar es el Hotel Vila de Tossa situado en la Avinguda de la Costa Brava justo a la entrada de la población, cercano a la zona de aparcamiento y a poca distancia de la playa.


Descubierta en el año 1914 por el Dr. Ignasi Melé, la villa romana dels Ametllers (s. I a.C. - s. VI d.C.), es una de las villas más importantes de la antigua provincia de Tarraco. Dedicada especialmente al cultivo de la vid y a la exportación de vino de gran consumo, es un ejemplo clásico de explotación agrícola en el ámbito Mediterráneo romano. Desde el punto de vista arquitectónico consta de dos áreas bien diferenciadas: la pars urbana y la pars fructuaria. Su situación en la ladera oriental de la colina de Can Magí, de cara al mar y dominando claramente la bahía, condicionó la distribución del edificio.

La parte urbana o zona noble del conjunto, situada en el nivel superior, constata la magnitud de esta villa, especialmente durante el siglo II d.C. Elementos como el magnífico conjunto termal, los mosaicos, los estucos, el raro comedor de invierno, el ninfeo (fuente), o la piscina con su imponente conjunto escultórico de mármol de Carrara, que se conserva en el Museo Municipal, ponen de manifiesto la excepcionalidad de esta construcción.

La pars fructuaria, situada en el nivel inferior, era la zona industrial. Allí se encontraban los almacenes y las salas de procesamiento de los productos agrícolas, donde se elaboraban el vino, el aceite, las salazones y donde también se guardaban los cereales. Los estilos de hueso y de marfil, las cerámicas, las monedas o las fíbulas que se encuentran expuestos en el Museo Municipal, son un testimonio fidedigno de la vida cotidiana de este lugar.

Este tipo de villas combinaban a la perfección la explotación del territorio, que en el caso de la villa dels Ametllers abarcaba buena parte del actual municipio de Tossa, con el lujo y las comodidades de sus propietarios. La mayoría de las estructuras que se conservan en la actualidad son de época augustal (finales del s. I a.C. - inicios del s. I d.C.).


Declarado monumento histórico-artístico nacional en el año 1931, el recinto amurallado de la Vila Vella, es el emblema del municipio. Actualmente es el único ejemplo de población medieval fortificada que todavía existe en el litoral catalán. Aunque fue construido a finales del s. XII, prácticamente no se conserva nada de esta época. Todo lo que puede contemplarse en la actualidad responde a diversas restauraciones llevadas a cabo en épocas posteriores, especialmente a finales del s. XIV y durante el s. XVIII. Se conserva la casi totalidad del perímetro original con muros almenados. El lienzo de muro distribuye cuatro torreones y tres torres cilíndricas rematadas por matacanes. Las torres más conocidas son la torre d’en Joanàs, que preside la bahía; la torre de las Horas, situada a la entrada del patio de armas, que debe su nombre a que era el único lugar donde se situó un reloj público; y la torre de es Codolar, también conocida como la torre del Homenaje, que preside la playa de es Codolar.

En el punto más alto de la Vila Vella había habido un castillo, que consistía en una torre de vigilancia y una estancia de planta rectangular. Actualmente no existe, puesto que en su lugar se edificó el actual faro. El interior de la Vila Vella es un espacio encantador de callejones estrechos pavimentados con guijarros. Todavía se puede disfrutar del encanto de muchos de sus ventanales góticos, bellamente historiados. En el momento de su máximo esplendor (s. XV), la Vila Vella integraba unas ochenta casas. La mayoría de éstas aprovecharon el muro de la muralla como pared de fondo. A partir del s. XVI la población se empezó a expandir fuera de la muralla y se levantaron las primeras edificaciones en el barrio de sa Roqueta y a lo largo del camino real. Hay que destacar el magnífico portal dovelado que da acceso a la Vila Vella a través del patio de armas.

Del interior de la Vila Vella, cabe mencionar especialmente la antigua iglesia de San Vicente. Esta iglesia de estilo gótico tardío se construyó en el s. XV, sobre una iglesia románica anterior, descubierta recientemente y fechada entre los s. XI - XII. Orientada norte-sur y situada en una posición privilegiada, sobre un acantilado de cincuenta metros, su aspecto original debía resultar seguramente imponente. Es de una sola nave, con cabecera poligonal a tres lienzos, una sacristía y una capilla lateral a modo de brazo del transepto en su lado oeste; es probable que el espacio se extendiera al este mediante una hilera de tres capillas. Actualmente, solamente el ábside y la sacristía conservan la cubierta. En la cabecera, la vuelta ojival se sostiene por seis nervios que tienen su punto de encuentro en la clave de bóveda decorada con la imagen de San Vicente. Se han encontrado restos de una escalinata en la galilea (en la entrada). En uno de los nervios del absidiolo izquierdo se puede contemplar el capitel dedicado a San Juan Bautista

De estilo neoclásico, la iglesia parroquial de San Vicente se empezó a construir en el año 1755 y se terminó en el 1776. En el s. XVIII, la antigua iglesia de San Vicente (inicios del s. XV), situada en el interior de la Vila Vella, se había quedado pequeña para albergar a los feligreses. Además, en el s. XVI la población de Tossa se había expandido fuera del recinto amurallado y la lejanía de la iglesia resultaba incómoda. El 12 de noviembre de 1750 se obtuvo la licencia del Consejo Real para construir un nuevo templo. Aun tratándose de un edificio sencillo, cabe destacar el volumen de su nave central. Decorada originalmente con altares e imágenes de estilo barroco popular, muchos de ellos procedentes del taller local de Cas Fuster, hay que lamentar la desaparición de este valioso patrimonio durante la Guerra Civil. Muchos de estos elementos decorativos, perdidos irremisiblemente, procedían de la antigua iglesia, como en el caso de la escultura yaciente de la Virgen de la Antigua, de factura claramente gótica y de una singular belleza.

La pintura de su interior ha sido recientemente restaurada y la iglesia ha recuperado parte de su belleza y luminosidad

Éste es un edificio singular debido a su eclecticismo estético. Fue construido en el año 1906 por encargo de su propietario Joan Sans. El arquitecto fue Antoni de Falguera, que había sido discípulo de Puig Cadafalch. El edificio tiene una fachada marítima singular, con gárgolas modernistas que representan las cuatro estaciones, mosaicos de cerámica vidriada y forja muy similar a la que se encuentra en la Casa Vicens de Barcelona. Esta fachada estaba originalmente decorada con pinturas de temática vegetal y con dos figuras femeninas que no se han conservado. En el interior todavía se conserva gran parte del repertorio decorativo que diseñó Antoni de Falguera. Los magníficos vitrales con elementos vegetales, junto con la espectacular chimenea, son de estilo absolutamente modernista. En el año 1930, la Casa Sans pasó a ser propiedad de la familia Vilallonga. Pertenecen a esta época la escalera de mármol y la fuente con la escultura de Diana cazadora, atribuida a Frederic Marés.

Recomendamos especialmente dar un paseo por las calles y callejuelas del interior del recinto amurallado y subir hasta el Faro de Tossa, desde donde se pueden contemplar unas magníficas vistas de nuestra costa.

Fuera de las murallas y delimitado por las calles Portal y Estolt encontraréis el barrio de Sa Roqueta, un tradicional barrio de pescadores, fruto de la primera etapa de expansión del municipio durante el s. XVI.


Más allá, continuando por la calle Portal, llegaréis a la zona comercial del centro de la población, que se extiende, básicamente, por las calles Socors, La Guàrdia, Plaza de España y Pou de la Vila hasta la Avenida Costa Brava, esta última ya situada en una zona del municipio de construcción bastante más tardía.
Otra área que resulta muy agradable para pasear es toda la fachada marítima desde los pies de las murallas hasta la playa de la Mar Menuda, un recorrido que os permitirá disfrutar del mar y de las espectaculares vistas que ofrecen el Cabo de Tossa y el recinto amurallado.

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