Actualmente algunas compañías atracan en La Spezzia por razones económicas, situándose la ciudad portuaria con poca variación kilométrica comparándola con Livorno (50 Kms. adicionales para Florencia, algo más para Pisa y Lucca), lo que no afecta en general a los pasajeros.
Livorno es la primera parada a la hora de visitar la región; se trata de uno de los puertos más importantes de Italia y sede de la Academia Naval.
La ciudad aún conserva el encanto y el orden dado por los Médici entre los siglos XVI y XVII: la construcción de muros pentagonales circundados por canales navegables, las fortalezas características por su color rojo, entre las cuales destaca la Fortaleza Vecchia, obra de Antonio de Sangallo, o el Duomo y la Via Grande con sus pórticos.
También fascinante es el barrio de Venezia Nuova, realizado en el siglo XVII e inspirado en el modelo de la ciudad lagunar: incluye una densa red de canales con puentes y palacios de varios pisos y donde se encuentran locales a la moda y restaurantes típicos.
De particular importancia artística es la iglesia de Santa Caterina, mientras que de importante nivel religioso es el Santuario dedicado a Santa María de las Gracias, situado en el pueblo de Montenero, a pocos kilómetros de la ciudad.
Entre las obras arquitectónicas destacan el Cisternone y el Cisternino, dos grandes depósitos en estilo neoclásico del arquitecto Poccianti, hoy sede de eventos culturales.
No hay que perderse el Museo Cívico Giovanni Fattori ubicado en la maravillosa Villa Mimbelli y que acoge una riquísima colección de pinturas toscanas realizadas entre los siglos XIX y XX, y una colección de obras de Fattori.
Destino ideal para una estancia en la playa es el Golfo de Baratti con su característico puerto, las aguas cristalinas, la playa de arena que se adentra en un fresco pinar y el Parque Arqueológico con las necrópolis etruscas y los restos de la actividad del trabajo del hierro procedente de la cercana Elba.
El golfo está dominado por el típico pueblo de Populonia, ubicado en lo alto del promontorio, rodeado por murallas y defendido por una imponente Roca.
En el corazón de las Colinas Metallifere merece una visita el Parque arqueo-minero de San Silvestre, que alberga los restos de la actividad de extracción de metales y los restos de un pueblo minero de la Edad Media.
Centros de particular valor cultural son Castiglioncello, con la necrópolis de época tardía republicana, y Cecina con su interesante museo etrusco-romano.
De particular interés es Castagneto Carducci, compuesto por distintos pueblos, como Bolgheri, donde por un periodo vivió el poeta G. Carducci. Aún hoy es posible admirar el Oratorio de San Guido y recorrer la avenida con la doble hilera de cipreses, celebrados por el poeta en sus versos.
Pueblo de gran sugestión y orígenes antiguas es Suvereto, ubicado en posición panorámica sobre las colinas; comprende un notable patrimonio artístico, desde la iglesia románica de San Giusto al palacio del Ayuntamiento del siglo XIII, o también la Roca.
Meta turística por excelencia es la Isla d’Elba, característica por sus aguas cristalinas y sus costas altas y abruptas, en las que se abren bahías y playas de piedras, arena o rocas.
La isla es rica en minerales y ha sido habitada desde la antigüedad, con testimonios y característicos centros como Rio Marina y Capoliveri. Las localidades más frecuentadas por los turistas son el típico Porto Azzurro, con su grandiosa Fortaleza, y Portoferraio, que mantiene muchos recuerdos de Napoleón, como los lugares en los que vivió: el Palacio de los Mulinos, con decoraciones y objetos originales, y Villa San Martino, su residencia de campo.
En general la ciudad no tiene demasiado atractivo
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