En los confines del Alto Egipto se halla uno de los monumentos más impresionantes y colosales de Egipto: Abu Simbel. La zona arqueológica comprende obras maestras de gran envergadura: los templos de Ramsés II y el templo de la reina Nefertari, esposa favorita de Ramsés. La construcción de la Alta Presa significaba la inundación de los templos y su ruina, patrocinada por la Unesco se organizó una expedición de salvamento, que consistió en cortar los templos en grandes bloques, elevarlos a su nuevo asentamiento a 180 m. del enclavamiento original y reconstruirlos cuidadosamente; la obra fue terminada en 1.968.
El gran templo de Abu Simbel es uno de los más colosales monumentos erigidos por Ramsés II en honor de Horakthi, Amon-Ra, Path y en su propio honor. Es el más completo en su construcción y, el más rico en lo que a la belleza artística se refiere. Protegen la fachada cuatro gigantescas estatuas de Ramsés II con una altura de 20 m. cada una y otras figuras menores esculpidas en la roca.
La exaltación de los personajes reales continúa en la sala mayor con enormes columnas que representan bajo la forma de Osiris al faraón y su consorte, en los muros grabados que evocan la batalla de Kadish, mientras que en otra sala más pequeña varios bajo relieves muestran a Ramsés II presentando sacrificios a los dioses. Al fondo del santuario se encuentra un altar con cuatro estatuas donde los rayos del sol penetran dos veces al año.
El pequeño templo totalmente excavado en la roca se dedicó a la diosa del amor y de la belleza Hator, pero también estaba dedicado a Nefertari. La fachada del templo está adornada por seis estatuas de pie, cuatro de Ramsés II y dos de la reina Nefertari. En el interior, enormes pilares representan a Nefertari bajo el aspecto de la diosa Hator y estatuas menores están dedicadas a los miembros secundarios de la familia real. Asimismo, pinturas de Ramsés II y Nefertari decoran las paredes.
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