ALMUNIA DE DOÑA GODINA

La Almunia de Doña Godina atrae al visitante por el rico patrimonio que alberga, y que podrás descubrir paseando por sus calles de sabor medieval, como diversas casas solariegas de los siglos XVI al XVIII o los edificios que ocupan el ayuntamiento y la actual casa de cultura –instalada en el Palacio de San Juan-.

La vistosa cúpula de color verde de la iglesia de la Asunción rivaliza en altura con la torre mudéjar, perteneciente a una primitiva iglesia románica, ampliada en el siglo XIV. La actual iglesia es un gran edificio en cuyas dependencias podrás disfrutar de una rica colección de arte religioso.

El otro gran tesoro se encuentra a unos dos kilómetros del casco urbano: la ermita románica de Nuestra Señora de Cabañas. Esta obra construida entre los siglos XII y XIII es el único testimonio que se conserva de lo que fue el antiguo poblado medieval de Cabañas, predecesor de La Almunia. Admirar sus bellas pinturas murales es motivo más que suficiente para visitarla.

Hoy La Almunia sigue siendo punto de encuentro de diferentes culturas gracias a una creciente economía basada en el cultivo de la fruta y a una próspera actividad industrial.

Paseo de las Huertas

Pasear entre campos de cultivo, explotaciones agrarias, acequias y brazales, permite entender la esencia rural y campesina de donde surgió La Almunia. Por el camino, en cada época del año, encontraremos campos en flor, fruta y hortales en plena producción o colores otoñales e invernales que festonean el mosaico agrícola almuniense.

Regresamos hacia La Almunia pasando por la Fuente La Nava, que da nombre al paraje y que no será fácil de observar, perdida entre la vegetación. El camino desemboca en el de Vargas, que pasando por las Huertas de La Vita y Los Castellanos, nos permitirá alcanzar el peirón de Vargas, sito en un pequeño ramal del mismo. Se trata de otro antiguo peirón, dedicado al Sagrado Corazón, que data del s XVIII.

Paseo de los cerezos

Poder contemplar de cerca la zona en la que florecen cerezos, domasquineros, almendros, manzanos o melocotoneros, árboles que en primavera se cubren de flores multicolores, y acercarse a la linde con Ricla, en las laderas de la zona de Valdefajas, en la que también hay un mosaico agrícola de gran interés, es el máximo atractivo que ofrece este paseo.

El paseo parte del polideportivo municipal y asciende por la calle Tenerías hasta abandonar el casco urbano por el camino de Cantalobos para llegar, sin dejar dicho camino, hasta el cruce de cuatro caminos que hay poco antes de una granja de terneros; de derecha a izquierda son el camino de Olleros o de Ricla, el camino de Cantalobos (con dos trayectorias paralelas, una de las cuales finaliza más arriba, entre campos, ya en el término de Ricla, mientras que la otra continúa hasta el pinar de repoblación al final del camino), y el camino de Olleros o de Ricla, que cruza hacia el camino de Fontellas junto a la vaquería de la familia Castel.

 




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