TRIESTE


Es una ciudad con una historia compleja y rica de vicisitudes, que sólo al final de la Primera Guerra Mundial formó oficialmente parte de Italia 

Ubicada entre la naturaleza salvaje del Carso y el mar, la encantadora Trieste tiene muchos testimonios históricos y artísticos de diferentes épocas y, en particular, de la larga dominación de los Habsburgo, como se evidencia en las numerosas arquitecturas de estilo neoclásico. 

Centro de la ciudad es la escénica Plaza de la Unidad de Italia, Estamos en el corazón de la antigua ciudad, construida sobre el  puerto romano. Esta elegante plaza rectangular con  tres de sus lados rodeados por edificios históricos, y el cuarto abierto al mar, es la imagen más emblemática de Trieste y nos recibe con su estilo único de la Europa Central. En el siglo XVIII, este puerto constituía la salida al mar de Viena y el Imperio austrohúngaro. 

El Gran Canal ofrece unas hermosas vistas panorámicas, El paseo marítimo y el puerto se extienden en el centro de la ciudad a través del Gran Canal, excavado a mediados del siglo XVIII para permitir a los veleros encontrar un puerto seguro y descargar las mercancías directamente en los almacenes. El canal está cerrado en su parte inferior por la fachada neoclásica de la iglesia de Sant'Antonio Nuovo.  Una ciudad con sólidas tradiciones culturales, Trieste se incluyó en los grandes itinerarios literarios europeos cuando James Joyce escribió la novela "Ulises". Alrededor del Canal Grande se recoge el característico Borgo Teresiano, mientras en la colina de San Giusto surgen importantes monumentos como la Catedral de San Giusto. El centro histórico y religioso de la ciudad es la antigua catedral, resultado de una unión de dos iglesias románicas del siglo XIV, San Giusto a la derecha y Assunta a la izquierda. A la derecha de la armoniosa fachada encontramos la capilla de San Michele del Carnale, mientras que al otro lado encontramos los restos de la basílica romana y, a la derecha, los muros del castillo.  El Castillo de San Giusto símbolo de la ciudad, en cuyo interior hay un museo con objetos del siglo XV.



No te pierdas los cafés San Marcos, de los Espejos, Tomaseo y Torinese. Si bien para algunos son copias de los típicos venecianos, lo cierto es que ellos por sí mismos tienen su propia belleza y una muestra de la vida bohemia de la ciudad.

Características son las “orillas” que incluyen muelles, ensenadas y cuencas donde se asoman unos majestuosos edificios. 

Desde siempre cosmopolita, Trieste acoge unos museos, galerías, teatros y promueve diferentes exposiciones y iniciativas culturales. 

Gracias a su ubicación céntrica, es el punto de partida ideal para empezar unas rutas turísticas para descubrir el territorio entre naturaleza y arte, como el maravilloso Castillo de Miramare, hecho en piedra blanca de Istria, situado sobre el mar azul. 

Después del almuerzo en una típica Trattoria y una visita a la ciudad, seguimos nuestro viaje hacia Venecia, nuestro aeropuerto de embarque para regresar hacia Barcelona.

Como anécdota final, mencionar que la autovía que va desde Venecia a Eslovenia sostiene un intenso tráfico que lleva desde el Adriático a las ciudades del centro de Europa, y evidentemente al regreso el tráfico es idéntico, y aquí empezó nuestra "pequeña aventura", en un determinado momento el tráfico se paralizó, y cuando caminaba era a paso de tortuga, lo que no dejo indiferente a nuestro guia-organizador que, ya estimaba que perderíamos el vuelo, y aunque disponíamos de mucho tiempo, ya comenzó a preparar un plan B, que al final y para alivio de los pasajeros, pero muchísimo más para Ricard, que creo que estaba a punto de........, pero el relajo desato un divertidísimo discurso al más puro estilo del Club de la Comedia, con lo que se relajo él, y todos nosotros.  Lo que demuestra que siempre hay que ir con tiempo a los lugares, para evitar problemas. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario