A 1425 m se encuentra Tregurà donde las casas están distribuidas de tal manera que forman dos núcleos: Tregurà de Dalt y Tregurà de Abaix.
Un entorno típicamente pirenaico, rodeado de paisajes de alta montaña espectaculares, enmarca un pueblo que ha logrado preservar el aire rural y tradicional de tiempo pasados, manteniendo elementos de arquitectura ancestral como son los callejones irregulares, estrechos y empinados, la acequia descubierta, y las casas antiguas construidas con madera, y piedra vista con tejados de pizarra.
El nacimiento del Ter (que después de 167 km de recorrido y de un notable aprovechamiento industrial desemboca en el Mediterráneo cerca de Torroella de Montgrí) se encuentra al NW del término, en Ulldeter o circo de Morens, bajo las tarteras del monte de Construcciones , rodeado por el pico de la Mujer, la cresta de Espalda de Asno y el Grano de Alforfón. Dentro del mismo término recibe una serie de arroyos y torrentes, como los de Coma Ermada, de Coma de l'Orri, de Carbonero, los Forquets, de la Cabanassa, de Valle-llobre, etc., que lo convierten, pasada la población, en un río fressós y de buen caudal, donde se crían unas truchas excelentes.
El valle del Ter desde bajo el Grano de Alforfón hasta el pueblo de Setcases, que es la cabeza de municipio, recibe el nombre de valle de Carlat, ancho y en constante desnivel, y es recorrido en buena parte por la carretera que la comunica con Camprodon, abierta o arreglada en 1918 y que llega hasta el pla de los Hospitalets o estación de esquí alpino de Vallter 2000. Otros caminos o cañadas de montaña lo comunican con Nuria, Mentet o el circo del Tec (por el Coll de Pal), donde se pueden realizar actividades relacionadas con el excursionismo
Los orígenes históricos se remontan al 965, año en que el conde Sunifred de Besalú menciona el lugar en unas donaciones hechas al monasterio de San Pedro de Camprodon. En 1017 una bula papal de Benedicto VIII al monasterio de Camprodon vuelve a mencionar el lugar, con el nombre definitivo de Septem Cases, confirmando al cenobio el derecho de pesca en el Ter desde Setcases los Calquers. Pero el hecho histórico más importante fue la donación, por parte del conde Ramón Berenguer III de Barcelona, en el monasterio de Ripoll, el 1118, del extenso alodio que poseía en la parroquia de San Miguel de Setcases y que debía comprender la mayor parte del término. Desde entonces el monasterio fue señor alodial, y las rentas de Setcases fueron asignadas al monje camarero. A pesar del dominio señorial de Ripoll, la jurisdicción del término fue ejercida desde el siglo XVII por el veguer de Camprodon.
Setcases tiene un origen legendario que dice que una familia de ganaderos, un padre y siete hijos que no habían subido a la montaña, se detuvo en el llano de los Hospitalets para que las ovejas pastasen. Cuando llevaban dos días, comenzó a nevar y los hijos quedaron maravillados porque nunca habían visto aquellas motas blancas. Corrieron a decirlo al padre que era ciego. El padre les explicó que aquello era nieve, que llegaría a cubrir toda la hierba y que las ovejas se morirían de hambre.
Se fueron a continuación hacia abajo y el padre decidió que permanecerían donde hubiera un saúco y allí se quedaron. El lugar era placentero y cada uno de los hijos construyó su cabaña. Por eso el pueblo que creció en el entorno de las primeras cabañas es conocido con el nombre de Setcases.
Actualmente el número de casas ya es muy superior al de sus inicios; incluso el número de hostelería y restaurantes sobrepasa la legendaria cantidad de siete. Pero, a pesar de esta evolución de las edificaciones, Setcases sigue siendo un bonito paraje del Pirineo Oriental donde se puede encontrar la paz y la tranquilidad que las grandes ciudades no nos dejan disfrutar.
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