BELMONTE

Enclavado en plena “ruta del Quijote”, Belmonte no sólo es conocido por ser la cuna del poeta Fray Luis de León, sino también por su impresionante fortaleza del siglo XV. Su casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural.
A los pies de su castillo, la villa de Belmonte, rinde pleitesía al edificio que lo identifica y corona su estampa. Entre las calles y casas, el rumor de los siglos nos muestra la iglesia de la Colegiata que le disputa su liderazgo de piedra y cultura.
El Castillo con su exterior pentagonal extiende sus brazos de murallas hacia la población, cilindros de piedra flaquean sus vértices y le otorgan su soberbia planta castellana. En el interior cambia…, nos sorprende con el esquema triangular de su patio de armas. Sus cubiertas interiores repletas de artesonados mudéjares vuelven a atraparnos en su belleza que se agranda en la decoración gótica de sus chimeneas.
El abrazo de las murallas se abre en sus cinco puertas de las cuales tres siguen siendo de acceso a la población. La puerta de San Juan, Chinchilla, Almudí, la de Toledo y la Puerta Nueva.
Colegiata de San Bartolomé
La Colegiata situada en el barrio alto de la Villa de Belmonte (Cuenca), dentro del recinto amurallado, guarda la riqueza de la fe y religiosidad de un pueblo hecho historia y arte, durante más de cinco siglos.
La puerta del Sol, orientada al medio día está flanqueada por dos pináculos góticos, el hueco de la puerta es un arco rebajado e inscrito dentro de otro trilobulado del gótico florido. El tímpano fue transformado en el S. XVI adosando elementos platerescos en su decoración. Entre los escudos heráldicos de los Marqueses de Villena se abrió un ventanal en forma de óvulo en 1614.
La puerta de los Perdones, es la de poniente, en la que dos arcos germinados y rebajados se cobijan bajo otro ligeramente apuntado, en cuyo tímpano y sobre el parteluz, aparece la figura de San Bartolomé, queriendo otorgar el perdón a los penitentes en los días penitenciales de la antigua disciplina.
De las estancias más destacables de la Colegiata, está el Coro, (de Egas Cueman y Hanequín de Bruselas en 1454), la Capilla de la Anunciación, (capilla de la familia de Fray Luis de León), Capilla de S. Pedro y S. Pablo, Capilla Mayor, Capilla de Santiago o la Capilla de Bautismo.
Todo esto realizado por los mejores artesanos de la época. Por ejemplo, arquitectos tan importantes como Juan de Homa, los hermanos Eguas Cueman y Hanequín de Bruselas, Esteban Jamete, Francisco de Luna o Andrés de Valdelvira. La gran maestría de artesanos, en retablos como Diego de Tiedra, o Juan de Borgoña. Pintores tan reconocidos como Bartolomé Matarana, Luis Morales "El Divino", García Salmerón o Alonso Cano. Rejeros como Hernando de Arenas, Juan Francés o Esteban Lemosín. Todos estos importantes artesanos y artistas trabajaron en la ejecución de la Colegiata, desplegando su gran maestría e imaginación.
Castillo de Belmonte
Es un castillo restaurado y convertido en museo y lugar de celebración de eventos, lo que nos permite visitarlo en profundidad, apreciando su origen renacentista y las reformas del siglo XIX encargadas por Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia.
El recinto exterior del castillo, amurallado y pentagonal, se une a las murallas que descienden hasta Belmonte. En la puerta de acceso encontramos una portada gótica. La fortaleza dentro de ese recinto está formada por tres cuerpos formando un triángulo, compuesto por la torre del homenaje, y seis torres circulares reforzándolos. En el interior se conservan habitaciones, galerías, la capilla, y varios arcos. Algunos de estos elementos son originales, y otros forman parte de las reformas del siglo XIX, en estilo neogótico.
Sobre una fortaleza medieval, se inició la construcción del actual en 1465, perteneciendo desde entonces a la misma familia. Una de sus propietarias, Eugenia de Montijo, se convirtió en emperatriz de Francia al casarse con Napoleón III. La condesa encargó una serie de reformas que han dejado un aire francés en el castillo.
En este lance, entre castillo e iglesia,  la villa sale vencedora y se ensancha en la plenitud de otras obras que pueblan, calles, plazas e historia: el palacio de Buenavista, el convento de los Jesuitas, la casa de Comedias, la ermita de Nuestra Señora de Gracia o los museos. Belmonte, monumental y gloriosa, nos permitirá la partida sabiendo que será su imagen la que no nos abandonará a nosotros.  Aquí se filmó la película el Cid.
Restaurante la Muralla ( 967171045. No cierra)


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