PAMPLONA



Pamplona, nos presenta un gran contraste entre la ciudad moderna, con numerosos jardines y grandes avenidas y la ciudad medieval amurallada, con pequeñas callejuelas, plazas y antiguos monumentos. Y esto ocurre, a diferencia de otras ciudades que mantienen separados su casco antiguo y el moderno, conjugando admirablemente tradición con modernidad en las mismas zonas.
Así lo podremos apreciar fundamentalmente en su muralla, reconstruida en el s. XVI y XVIII, que en extraordinaria longitud, parcialmente paralela al río Arga, abraza la ciudad. A su flanco pasaremos por los más bellos y modernos jardines, grandes avenidas y los más antiguos monumentos de la ciudad, todo ello en extraordinaria armonía.
Y es esta la razón por la que la hemos elegido como espina dorsal de nuestro itinerario pues nos orientará en nuestro recorrido monumental y a su vez nos mostrará la bella conjunción de la modernidad con la tradición.
Comenzamos por un simbólico extremo, el de la Plaza de toros, llamada de Hemingway, por ser a este insigne autor al que Pamplona agradece el haberse hecho tan conocida en el mundo entero.
Pamplona taurina

El extremo de la muralla junto al río Arga, se encuentra la Plaza de Toros, que queda fuera de la muralla, señalando uno de sus extremos. Esta plaza que Hemingway citara en su literatura constituye uno de los más importantes escenarios taurinos de España, sobre todo en época de Sanfermines, cuando se constituye en meta de la aforada carrera de los jóvenes que participan en el encierro y escenario de las mejores corridas del año.

Muy cerca de la misma se encuentra la Plaza del Castillo también taurina, pues en ella tenían lugar las corridas de toros hasta 1893. En 1910 se instalaron sus cafeterías, donde más de una vez se sentara Hemingway. Esta plaza sigue siendo, de algún modo, el "corazón de la ciudad".
Monumentos cerca de la Plaza del Castillo
En la esquina de la plaza se encuentran los Archivos de Navarra, edificio moderno de líneas neoclásicas que contiene una de las más ricas colecciones de archivos medievales a partir del s. X. Está adosado a la Diputación Foral de Navarra, inaugurada en 1851 y reformada en 1934. Alberga las capillas de Santa Maria la Real, San Fermín y San Francisco Javier. Destaca su espléndido Salón del Trono y el Salón del consejo de Gobierno.
Tras la Iglesia de San Ignacio de Loyola nos encontramos con el Monumento a los Fueros de Navarra, erigido en 1903 por subscripción popular como alegoría a la justicia, la historia, la autonomía, la paz y el trabajo.
Pasando por la Iglesia de San Nicolás y el Monumento a San Francisco de Asis, llegamos a la Cámara de Comptos, encantadora casita gótica del s. XIV que sirvió de Casa de la Moneda y Tribunal de Cuentas del Reino de Navarra.
La Catedral
Obra de estilo gótico, reconstruida entre 1397 y 1530, es uno de los edificios religiosos más importantes de España. Su fachada, de estilo neoclásico, fue realizada por Ventura Rodríguez en el s. XVIII.
El templo se asienta sobre uno anterior de estilo románico, consagrado en 1124. De éste se pueden aún apreciar sus vestigios en el Museo Navarro así como en su Refectorio. Su claustro gótico está considerado como uno de los más perfectos y bellos de Europa. En su nave central se pueden admirar el Mausoleo de los Reyes de alabastro, realizado en 1415 en el más puro estilo borgoñón, con las figuras yacentes de Don Carlos III de Navarra y Doña Leonor.
Merecen también mención especial el retablo del s. XV; La Adoración de los Magos; la Capilla de Barbanza, del s. XIV; la Fuente de Santa Cruz, con el Sepulcro de los Condes de Gades y la Puerta Preciosa.
En el Museo Diocesano, antiguo refectorio de los canónigos, construido en 1330, se encuentran dos importantísimas reliquias; la del Lignum Crucis y la del Santo Sepulcro.
Los parques junto al río
El Parque de la Media Luna, sobre la muralla, domina la vega del río Arga y alberga el monumento al violinista Pablo Sarasate.
El Parque de Taconera, junto a los más antiguos monumentos de la ciudad y corriendo paralelo al río, supone un itinerario de gran belleza. Aquí nos encontraremos con los torreones que flanquean uno de los extremos de la muralla y la plaza de Santa Maria la Real, recinto que alberga el Palacio del Arzobispo, de estilo barroco.
Siguiendo la muralla y pasando por la Puerta de Zumalacárregui, una de las seis puertas de entrada a la ciudad, llegamos al Parque de Santo Domingo, el tercero de los que se encuentran entre la muralla y el río.
Desde aquí podremos visitar el Ayuntamiento, de cuya original estructura solo queda la fachada barroca del s. XVIII; el Seminario de San Juan Bautista, que alberga en su interior el Museo de Sarrasate y el Archivo Municipal, donde se conserva el Fuero (privilegio) dado por Alfonso el Batallador a los francos del Burgo de San Cenín en 1129.
Los Burgos
Los burgos que constituyen el casco antiguo de la ciudad, los de San Cenin, Navarrerias y San Nicolás, fueron como tres poblados separados que durante años estuvieron en luchas entre sí. Hasta que en Septiembre de 1423, Carlos III, rey de Navarra, promulgó el privilegio de la Unión, fuero que aglutinó las tres poblaciones y supuso la paz y prosperidad de la ciudad.
Merecen mención las iglesias en relación con los mismos, como lo son: San Cenín, de estilo gótico, del s. XIII; San Nicolás, de estilo de transición y Santo Domingo, de estilo gótico tardío, construida durante el s. XVI.. En la Basílica se adora la tumba de San Ignacio.

En la plaza de los Burgos, podremos admirar el Hotel de la Villa , con su interesantísima fachada barroca, uno de los más característicos monumentos de la ciudad. Justo al lado se encuentra la Iglesia de San Saturnino.
Volviendo otra vez a la muralla nos encontraremos con el Museo de Navarra, en el edificio de un Hospital del s. XV con bellísima portada plateresca. Alberga restos arqueológicos desde el paleolítico hasta época visigoda, objetos de piedra desde la época romana hasta el Renacimiento, una magnífica serie de pintura mural gótica. Merece la pena mencionar la valiosa arqueta hispanoárabe del s. XI procedente del monasterio de Leyre, y sus colecciones de pintura, (desde un cuadro de Goya hasta una exposición de arte contemporáneo).
La Taconera
Siguiendo nuestro recorrido por la muralla, nos alejaremos definitivamente del río, pasando por la bella puerta por la que pasa la avenida de Guipuzcoa. Así llegamos al Parque de la Taconera, amplio parque de denso arbolado. Salpicados por el mismo encontraremos bellos monumentos conmemorativos como lo son el del famoso tenor navarro Julián Gayarre, el de Hilarión Eslava, el de Navarro Villoslada y el de la Inmaculada Concepción y la Fuente de Neptuno, obra neoclásica de Luis Paret.
La Iglesia de San Lorenzo, flanqueando el parque, tiene en su interior la Capilla de San Fermín, construida con el esfuerzo de muchos navarros, tanto ricos como pobres, que incluso ayudaron a construirla con sus propias manos. El 7 del 7 de 1717 fue inaugurada.
La Ciudadela

Conjunto fortificado de cinco baluartes, alzado en el s. XVI, durante el reinado de Felipe II. Su construcción está basada en el sistema Vauban, similar a la de Amberes. En su interior encontramos preciosos jardines. Sus salones interiores se utilizan actualmente para exposiciones y conciertos.

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