EL RIN

EL VALLE DEL RIN
Quien siga al Rin durante su largo viaje de 1.320 kilómetros desde su nacimiento en Suiza hasta su desembocadura en el Mar del Norte, quedará fascinado sobre todo del valle del Rin Central entre Maguncia y Bonn. Donde el Rin atraviesa la montaña de pizarra Schiefergebirge entre Bingen y Coblenza, en el “alto valle del Rin Central”, la UNESCO lo ha declarado patrimonio de la humanidad. Es considerado la sustancia de los castillos románticos alemanes. Muy pocas regiones en el mundo tienen una historia tan densa y auténtica. La canción de los Nibelungos que data del año 1200 cuenta que el sombrío Hagen, quien debe haber radicado en Hunsrück, hundió aquí en el Rin el tesoro de los Nibelungos. La estrechez del valle, la incontenible corriente y el misterioso eco tienen mucho que ver con la leyenda de la chica rubia sobre la roca Loreley.  Ella, con su fascinante canto y misteriosa belleza sedujo en el pasado a los navegantes del Rin y los llevó a la perdición. La leyenda existe desde hace mucho tiempo y también la Loreley existe aún, sin embargo, ya no mata a nadie.

Hoy las atracciones del escenario al aire libre de la roca Loreley son rock, pop y folclor. Mitos, sagas, leyendas y cuentos, acontecimientos históricos y políticos, torneos de caballeros y querellas religiosas de los príncipes electores, disputas espirituales y militares, todo esto marcó la región. Desde hace mucho que los caballeros no recorren los muros con sus pesadas y ruidosas armaduras, no hay más golpeteos de los cascos de caballos en los patios interiores de los castillos y el canto de los trovadores ha enmudecido.

Pero los castillos siguen soñando y uno desea en secreto que ellos puedan contar historias. En ningún otro río del mundo hay tantos castillos como en el Rin. Construidos en el pasado para asegurar el poder y la propiedad fueron fortificados lugares de refugio y vivienda, pero también fueron lucrativas estaciones de aduana y tristemente célebres nidos de caballeros-bandidos. Debido a la favorable ubicación geológica, esta región está marcada por viñedos y laderas sembradas de vides, que ya habían sido cultivadas por los romanos. Aquí, donde durante el día el sol calienta las uvas que de noche brillan doradas en las copas de vino, siempre hay algo que celebrar. Cada cantina, cada taberna “Strausswirtschaft” donde se sirve vino del lugar es aquí una “farmacia para el ánimo”. No existe ninguna casa real europea en cuya mesa no se hayan servido estas nobles gotas. Corriente abajo, la boscosa montaña Siebengebirge - el parque natural más pequeño de Alemania – forma con sus legendarias cimas y cúspides el final del tramo del Rin Central. Además de excursiones y andar en bicicleta, una de las formas más hermosas de descubrir el pintoresco valle del Rin es en un viaje en barco.

El resplandor anual de las luces durante la "iluminación del Rin" es un espectáculo único para los visitantes de todas partes del mundo. El "Rin en llamas" se puede vivir desde el centro mismo o a bordo de un barco. Románticas ciudades vinícolas con entramado, castillos encantados, el mito Loreley y por supuesto el río más hermoso de Alemania – el Rin – así como los hospitalarios habitantes esperan con alegría su visita. Los huéspedes se dejan inspirar por la corriente y el legendario paisaje, como antiguamente lo hacían poetas y pensadores

EL CANTAR DE LOS NIBELUNGOS
Alemania tiene una larga y rica tradición de poesía y leyendas épicas. Muchas de ellas se centran en torno al río Rin y presentan hazañas románticas de personajes heroicos. Una de las más importantes de estas sagas es el cantar de los nibelungos, un poema épico de estrofas de cuatro líneas escrito hacia finales del siglo XII.

En la leyenda, el príncipe Sigfrido partió para Worms con el fin de cortejar a la bella Crimilda. Durante el viaje se encontró por casualidad con los enanos Schilbung y Nibelung que discutían acerca de un tesoro. Él es lo suficientemente fuerte para derrotarlos a ambos así como a su ejército de 700 hombres. Además, toma posesión de su tesoro de oro y de la capa de la oscuridad, que hace invisible a su portador.

Sigfrido permanece muchos años en la corte de Worms y llega a conocer al rey Günter, a quien aconseja que corteje a Brunilda. Con la ayuda de su capa mágica, Sigfrido ayuda a Günter a embaucar a Brunilda para llevarla al matrimonio. Como regalo de bodas Sigfrido le entrega el tesoro de los nibelungos. Como reina, naturalmente Brunilda se considera la mujer más importante de la corte. Pero Crimilda, como esposa del invencible Sigfrido, tiene la misma ambición. Ambas discuten sobre quién tiene el derecho de entrar a la iglesia la primera y Crimilda le revela el engaño de Günter a Brunilda.

Mientras, Hagen está enamorado de su amante Brunilda y engaña a Crimilda para que le revele la única vulnerabilidad de Sigfrido. Cuando era joven, Sigfrido había matado al dragón y frotado todo su cuerpo con la sangre del dragón, volviéndose así invulnerable. Pero una hoja de tilo había cubierto una parte de su hombro y lo había dejado sin protección. Hagen organiza una cacería y utiliza esa información para asesinar a Sigfrido. Él también roba el tesoro de los nibelungos y lo tira al Rin. Crimilda mata a Hagen como venganza y más adelante ella también será asesinada por su segundo marido. No queda nadie convida que conozca el lugar del fondo del río donde se encuentra el tesoro.

Existen muchas variaciones de este cuento épico y el compositor Richard Wagner lo utilizó para crear su gran ópera, El anillo de los nibelungos.

EL RIN Y LOS ROMANOS
El nombre de Germania proviene del Rin e inicialmente era el nombre de una tribu que habitaba el Bajo Rin. César utilizó esta palabra para describir a todas las tribus hostiles de la zona durante sus campañas de los años 58-51 a.C. en el transcurso de las cuales subyugó a los galos hasta el Rin.

Cerca de Coblenza, construyó el primer puente a través del Rin y de este modo pudo conseguir el control sobre el área de la orilla derecha. En el siglo primero d.C., los romanos construyeron un muro fronterizo para protegerse de las tribus germánicas conocido como el Limes, que fue fortificado con numerosas torres vigía y campamentos fortificados. Cerca de Rheinbrohl, una torre de vigía reconstruida recuerda a esta frontera fortificada, que se extendía desde aquí hasta 620 Km. A través de las cordilleras de Westerwaid y de Taunus hasta el río Main y luego hacia el sur hasta Lorch y al este hasta el Danubio. En muchas zonas todavía se pueden ver los cimientos.

Durante sus ocupaciones, los romanos construyeron las murallas de la ciudad y las torres, los puertos y los baños del balneario, los anfiteatros y circos, los acueductos, ciudades y pueblos a lo largo de Rin –desde Colonia (Cologne) hasta Basilia (Basel)- aparecieron repentinamente en el lugar donde había habido asentamientos romanos. El acueducto romano fue una proeza de ingeniería particularmente importante, que trajo agua fresca de las fuentes de Mechernich en las cordilleras Eifel a través de una distancia de aproximadamente 105 Km. Hasta Colonia.

Para lograr un descenso constante a través de varias cordilleras y valles fue necesario hacer desvíos. Veinte mil metros cúbicos de agua fresca de manantial llegaban diariamente a la ciudad. Los romanos incluso trajeron al Rin las parras y la viticultura, empezando lo que hoy es una de las áreas productoras de vino más importantes del mundo.

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