SANTIAGO DE COMPOSTELA

Orientarse por la Ciudad

Santiago de Compostela es una ciudad de estructura sencilla. Su centro es el llamado ‘casco histórico', que corresponde aproximadamente al espacio que desde el siglo XI en adelante fue delimitado por una muralla, hoy desaparecida. La denominación es extensible además a algunas calles limítrofes de esa gran zona monumental, pues entran bajo el plan de protección, conservación y rehabilitación trazado por el Ayuntamiento.

En el casco histórico se concentra buena parte de los monumentos visitables, un comercio muy activo, numerosos alojamientos y establecimientos gastronómicos, así como instituciones, museos, fundaciones y los edificios más antiguos de la Universidad de Santiago, pero también viviendas, mercados, cafés y bares que hacen de él un espacio vivo y dinámico.

Sus principales calles –rúas do Franco, Vilar y Nova-, de origen medieval, son paralelas entre sí y conducen desde los alrededores de la plaza de O Toural hacia las plazas catedralicias del Obradoiro, das Praterías y da Quintana, respectivamente. Atravesar la plaza del Obradoiro hacia el norte supone llegar a la rúa de San Francisco, desde donde se alcanzan la dársena de autobuses de Xoán XXIII y el Campus Norte de la Universidad.

Otra rúa paralela a las do Vilar y Nova, llamada Caldeirería –que comienza en la plaza do Toural llamándose Orfas y desemboca en la plaza de Cervantes como rúa do Preguntoiro- es una de las de mayor vocación comercial, lo mismo que las Algalias (de Arriba y de Abaixo) que parten de esta última plaza en dirección norte. Desde Cervantes es muy fácil llegar al Mercado de Abastos. Y como es parte del tramo urbano que recorren los peregrinos hacia la Catedral , la plaza del escritor también es buen punto de partida (andando en dirección contraria a los peregrinos por las rúas das Ánimas y Casas Reais) para alcanzar la Porta do Camiño y, desde ella, el complejo cultural de Bonaval. Alrededor, en torno a importantes conventos e iglesias, se extienden barrios tradicionales de la ciudad, como Sar al sureste, Belvís o San Pedro.

El punto donde se alzaba una de las antiguas puertas de la muralla, Porta Faxeira, es el acceso natural desde el casco histórico a la Alameda. Este parque urbano, que se extiende entre la zona monumental, el Ensanche y el Campus Sur universitario, es además punto de partida de una interesante ruta por las zonas verdes compostelanas, que permite rodear el casco histórico con magníficas vistas sobre los monumentos, y conocer algunas de las más destacadas obras de la arquitectura contemporánea en la ciudad.

Por esa Porta Faxeira, pero también por el punto llamado Porta da Mámoa –cercano a la rúa das Orfas- se accede además al Ensanche. Este es el nombre que recibe la primera ampliación urbana del casco histórico, trazada a principios del siglo XX y ubicada al sur de éste. sus límites son las rúas de Castrón Douro al este, la avenida de Romero Donallo al sur y Rosalía de Castro al oeste.

Las principales rúas del Ensanche son la del Hórreo (que parte de la plaza de Galicia, pasa por el Parlamento gallego y desemboca en la Estación de Trenes de Renfe); y sus paralelas, Doutor Teixeiro, Xeneral Pardiñas y Alfredo Brañas. Estas calles y sus vecinas –normalmente con un solo sentido de circulación- forman una zona que combina el uso habitacional con un activo y variado comercio, establecimientos hoteleros, de restauración y agitada vida nocturna de jueves a sábados.

Algunas de las principales avenidas y calles de la ciudad –en el sentido de las agujas del reloj, Galeras, Xoán XXIII, Santa Clara-Basquiños, Rodríguez de Víguri, Concheiros, Fontiñas, avenida de Torrente Ballester, avenida de Lugo, avenida de Antón Fraguas, Romero Donallo y Mestre Mateo- permiten salir de estos núcleos hacia barrios exteriores como Vite, Vista Alegre, San Caetano –con las dependencias administrativas de la Xunta, y aledaño a la estación de autobuses -, San Lázaro –sede del Palacio de Congresos y Exposiciones de Galicia, y punto por donde entra en Santiago el Camino Francés - ,Fontiñas –con un importante centro comercial cubierto llamado Área Central -, O Paxonal, Conxo, Santa Marta y A Choupana –vecino del Hospital Universitario -, entre otros, eminentemente residenciales, y al resto de las parroquias del municipio.

Casa do Deán

Rúa do Vilar, 1

Mediados s. XVIII.

Fue construida entre 1747 y 1753 por Clemente Fernández Sarela. Domina el conjunto la decoración de la fachada alrededor de la puerta principal, diseñada a base de placas, volutas y cilindros, atributos jacobeos y pináculos, todos de considerable robustez. Destacan ya en el interior un amplio vestíbulo y una elegante escalera. La profusa decoración funde la puerta y el balcón situado encima que parece proyectarse sobre la calle. Era propiedad de Doña Xoana de Ulloa, perteneciente a uno de los más nobles linajes de Galicia, y en ella se hospedaban los obispos forasteros que visitaban Compostela. Más tarde fue destinada al uso de los deanes de la Catedral apostólica y en la actualidad acoge la Oficina del Peregrino.

Casa do Cabido

Praza de Praterías, s/n.

Mediados s. XVIII.

Esta fachada ornamental de poco más de tres metros de fondo y levantada frente a la Puerta de Platerías cierra la hermosa plaza en la que se asienta. Fue construida en 1758 por el arquitecto Clemente Fernández Sarela con una función puramente teatral: la de cerrar y embellecer la plaza.

Colegio de Fonseca

Rúa do Franco, s/n

981 563 100

S. XVI. Renacentista.

Este colegio fue mandado construir por el arzobispo Alonso de Fonseca adaptando la casa donde él había nacido y que pertenecía a su influyente familia, para ejercer la función pedagógica. Comenzó a funcionar en el año 1544 y en él tendrá sede la Universidad Compostelana creada con el patrocinio de su familia a principios de siglo. La fachada es de estilo renacentista. Consta de dos cuerpos con estatuas góticas en los intercolumnios y en los nichos del friso. En el centro de la fachada, en el medio del friso que separa los dos cuerpos con los que cuenta el edificio, destaca el escudo con las cinco estrellas de los Fonseca, rodeado de las imágenes que representan a los Doctores de la Iglesia. En el interior podemos visitar el patio circundado por una leyenda epigráfica, obra de Gil de Hontañón. A la derecha de la puerta está la entrada a la capilla gótica y a la izquierda la entrada al Salón Artesonado. En la actualidad acoge la Biblioteca Xeral da Universidade

Catedral

Praza do Obradoiro

La Catedral de Santiago, concebida como una pequeña ciudad de piedra en torno a unas reliquias y dotada de vida propia, evolucionó con vitalidad a lo largo de los años, mostrándose hoy, como un conjunto heterogéneo de estilos y tendencias de diferente signo y cronología que se han ido superponiendo sucesivamente.

La Catedral Románica, trazada siguiendo el modelo francés de las iglesias de la peregrinación, se levanta (1075-1211) sobre los restos de las primitivas iglesias construidas en el lugar donde aparecieran las cenizas del Apóstol, la última destruida por Almanzor en el verano del año 997. El auge de las peregrinaciones y las riquezas de uno de los señoríos feudales más grandes de la Península Ibérica permitieron el inicio de la construcción de la catedral bajo el episcopado de Diego Peláez. Se organiza el espacio sobre la tradicional planta de cruz latina y tres naves. El deambulatorio rodea al Altar Mayor con la finalidad de facilitar el acceso a las reliquias a través de un pequeño corredor transversal donde se encuentran las cenizas apostólicas. Las naves se levantan sobre pilares cruciformes con columnas anexas. Los volúmenes se distribuyen sobre elegantes arcos de medio punto. La tribuna se construye sobre las naves laterales. Su espacio recorre el tramo longitudinal del templo y continúa por los brazos del crucero y el deambulatorio. En la parte exterior o triforio, consta de arcadas con tramos que inscriben dos arcos más pequeños. La tribuna es una construcción característica de las iglesias de peregrinación, por la necesidad de ampliar el aforo para acoger muchos visitantes. La nave central de 97 m. de largo y 20 de alto, está cubierta por bóveda de cañón y las laterales con bóvedas de arista.

EL PÓRTICO DE LA GLORIA:  

La entrada oeste fue completada en el año 1188 con la realización de la obra cumbre de la escultura románica: el Pórtico de la Gloria. Concebido como atrio o nártex de la catedral, este complejo conjunto esculpido por el Maestro Mateo en sólo 20 años consta de tres arcos. Más de 200 figuras de granito componen un mensaje teológico centrado en la idea de la salvación. En el arco central, la visión apocalíptica de la Jerusalén Celeste: Cristo resucitado, rodeado por los cuatro Evangelistas, Juan, Lucas, Mateo y Marcos, que dejan espacio a los justos y a un cortejo de ángeles. Sobre ellos, en la arquivolta, los 24 ancianos conversan entre sí mientras afinan los instrumentos con los que entonarán el canto de la Gloria. El arco lateral izquierdo se destina a escenas del Antiguo Testamento, y se apoya sobre columnas que muestran a los profetas. Entre ellos sobresale la figura de Daniel, poseedor de una sonrisa que hizo historia, por cuanto su naturalidad y expresividad, inusuales en el Románico, se consideran precursoras de nuevos tiempos artísticos. Eran los primeros pasos del gótico en Compostela, anunciados también por la bóveda de crucería. El arco derecho, por su parte, se dedica al Juicio Final, y se apoya sobre figuras de apóstoles: Pedro, Pablo, Santiago y Juan. El patrón de la Catedral, Santiago Apóstol, vuelve a aparecer en la columna central de mármol. Este parteluz, labrado con una representación del Árbol de Jesé o genealogía de Cristo, muestra a media altura las profundas huellas de las manos peregrinas. Detrás de la columna, el Maestro Mateo arrodillado ha pasado a ser conocido como el ‘Santo de los Croques’. La tradición popular le atribuye el poder de transmitir su talento a quienes le den tres ‘croques’ o cabezazos.  

NAVES, ALTAR MAYOR Y CAPILLAS:  

Al avanzar por la nave central puede comprenderse el esquema de la Catedral, perfectamente conservado en su estilo románico original. Se trata de la típica planta de cruz latina de las iglesias de peregrinación, con tres naves en el sentido longitudinal y tres en el crucero. La nave central mide unos 97 metros y está coronada por un triforio que rodea todo el templo. Esta galería resultaba un elemento útil en la Edad Media, cuando muchos peregrinos se veían obligados a pernoctar en la Catedral a la espera del primer oficio religioso. Además, imprime elegancia el espacio interior, al elevarlo hasta los 24 metros. La altura, sumada a la cantidad de luz que entra por el gran ventanal, hace de la Catedral de Santiago una construcción románica particularmente luminosa y esbelta. Las naves laterales de este brazo mayor se abren a cuatro de las 16 capillas de la Catedral, que se vuelven 18 si se cuentan la de la cripta y el claustro. Las de la izquierda son la capilla de la Comunión, de estilo neoclásico, y la del Santo Cristo de Burgos. Tras la reconstrucción del claustro, en el siglo XVI, las dos capillas de la derecha fueron destinadas a albergar las colecciones de reliquias, el panteón real y el tesoro del museo catedralicio, por lo que es necesario pagar la entrada del museo para visitarlas. El Altar Mayor da muestra de la fastuosa intervención de la arquitectura barroca en la Catedral románica. El espectacular baldaquino de columnas salomónicas, que protege el altar de plata y el camarín del Apóstol, está coronado por la efigie ecuestre del Apóstol. Es una obra del siglo XVII, cuando el Cabildo decidió dotar de mayor espectacularidad al conjunto de la catedral. El trabajo del canónigo Vega y Verdugo fue completado por el maestro Domingo Andrade, con maderas doradas, mármoles, jaspes y plata, desmesurados ángeles y un esplendor que rematan los órganos ubicados en los primeros tramos de la nave central, decorados por Miguel de Romay. La profusa ornamentación se justifica cuando pensamos que en este punto se cumplen las máximas expectativas de los peregrinos. Aquí tienen lugar la Misa del Peregrino, todos los días a las 12, y los rituales individuales que hacen olvidar a los caminantes las penurias de la ruta y todos los kilómetros andados. En efecto, subiendo por las escaleras de la derecha, en el camarín, un Santiago sedente -figura románica del siglo XIII- recibe el emocionado abrazo de los fieles. Después se baja por las escaleras de la izquierda para visitar las reliquias del Apóstol en el pequeño mausoleo de origen romano que ha sido epicentro espiritual de la ciudad, base de su construcción y de la fe que impulsa a millones de peregrinos a acercarse a tierras gallegas. Esta cripta alberga los restos mortales del siglo I, descubiertos según la tradición en el siglo IX, y que reposan en una urna del siglo XIX. A ambos lados del Altar Mayor se extienden los 65 metros del crucero, que es recorrido en fiestas solemnes por el Botafumeiro. Este enorme incensario comenzó por ser -probablemente en el siglo XIII- instrumento de purificación de la Catedral compostelana, en la que se apiñaban multitud de peregrinos, muchos de ellos enfermos. Hoy, incorporado a la liturgia, muestra su metro y medio de altura y sus 53 kilos de peso cuando, accionado por ocho "tiraboleiros", comienza a "volar" de Norte a Sur por el transepto. Basta minuto y medio para que el Botafumeiro alcance una velocidad de 68 kilómetros por hora y forme un ángulo de 82 grados sobre la vertical, lo que lo acerca hasta un escaso metro de la bóveda. La magia del desplazamiento radica en la aplicación de principios físicos aparentemente "descubiertos" por experimentación en esta catedral antes de que fuesen oficialmente formulados: los experimentados operarios ‘bombean’ el incensario, soltando cuerda en el punto más alto del movimiento y tirando de ella en el más bajo. La cuerda y el sistema de poleas ideado en el siglo XVI pueden verse siempre colgando de la cúpula octogonal. El recorrido pausado por los brazos del crucero y la girola permitirá admirar arquitecturas y piezas artísticas de diferentes épocas, especialmente en las capillas, en las que los peregrinos de diferentes naciones encontraban a los santos de su devoción. Es el caso de la capilla de la Corticela, un antiguo oratorio benedictino del siglo IX unido al brazo norte del crucero, que conserva sin embargo su carácter de parroquia independiente de la Catedral. La actual es obra del siglo XIII y muestra en el tímpano una hermosa Adoración de los Reyes. Una vez en la girola puede verse la capilla central o del Salvador, punto de arranque de la construcción románica en el año 1075. Aquí se daba la Comunión a los peregrinos y se les hacía entrega de una carta que acreditaba su peregrinación. A su lado se encuentra la Puerta Santa, que se abre exclusivamente en los Años Santos para que los creyentes que la atraviesen puedan ganar la absolución plenaria, tras confesarse y comulgar. En el extremo derecho del deambulatorio, el desbordante barroco de la capilla del Pilar, decorada con mármoles y jaspes portugueses y motivos relativos a la peregrinación, como las conchas y la cruz de Santiago, culmina en una impresionante bóveda.  

FACHADA DE PLATERÍAS:  

La única fachada románica que conserva la Catedral domina el lado Sur del edificio. Data del año 1078 o 1103, y algunos investigadores la atribuyen al maestro Esteban, constructor de la catedral románica de Pamplona, ya desaparecida, y escultor de los hermosos portales de San Isidoro de León. Lo cierto es que esa primera fachada fue severamente dañada durante los alzamientos populares contra el arzobispo Gelmírez, en la segunda década del siglo XII, por lo que fue reconstruida pocos años más tarde. En el transcurso de los siglos se le añadieron más figuras románicas procedentes de la llamada Puerta del Paraíso, al lado norte de la Catedral, para crear un conjunto que hoy sorprende por su rica iconografía. En el friso, por ejemplo, conviven apóstoles, ángeles y signos zodiacales. El centro lo ocupa un estilizado Cristo, a cuyo lado está Santiago. En los portales, el tímpano de la izquierda parece representar la tentación de Cristo; el de la derecha, escenas de la Pasión claramente reconocibles: el juicio de Pilatos, la flagelación y la traición de Judas. Otras figuras destacables decoran las paredes laterales: a la izquierda, el rey David, sentado en su trono y tocando la fídula; sobre él, la creación de Adán. El portal de Platerías está enmarcado por la Torre del Reloj y el lienzo del claustro. La Torre del Reloj recibe el curioso nombre de Berenguela, en honor al arzobispo Berenguel de Landoira, que ordenó su construcción en el siglo XIV. Entonces era un robusto cubo defensivo coronado de almenas, cuya altura no superaba la posición actual del reloj. Fue el arquitecto Domingo de Andrade quien la dotó de su aspecto actual, añadiendo el remate y la ornamentación barroca que la distinguen como una de las más hermosas de Europa. La torre alberga la mayor de las campanas de la Catedral, conocida también como Berenguela, de 14 toneladas de peso. Su nota do grave puede oírse cuando marca las horas. Al otro lado de la fachada, sobre los arcos de las platerías, el claustro muestra medallones con escenas inspiradas en la tradición jacobea, como el traslado de sus reliquias o su transfiguración en Santiago Matamoros. En la parte superior, los medallones corresponden a la genealogía de Cristo, y culminan, en la esquina derecha, con la figura de María y el Niño. Por este motivo la torre piramidal de su extremo izquierdo se llama Torre de David.  

CABECERA:

La cabecera románica de la Catedral está hoy separada de la Plaza de la Quintana por un muro barroco que dio una nueva imagen en el siglo XVII al conjunto constituido por la Torre del Reloj, el Pórtico Real, la Puerta Santa y la Puerta de los Abades. El centro de atención de los peregrinos está en la Puerta Santa, que conduce al interior del deambulatorio y a las reliquias apostólicas, pero que sólo se abre con ocasión del Año Santo, celebrado cada vez que el día de Santiago (25 de julio) cae en domingo. Traspasarla, cumpliendo además las condiciones de confesión y comunión, hacen ganar a cualquier visitante la gracia del Jubileo. De resto, la puerta de bronce diseñada en 2004 por Suso León permanece cerrada tras las rejas que la dejan entrever desde el muro de cierre, enmarcado por un retablo pétreo en el que se colocaron las imágenes románicas de veinticuatro santos procedentes del coro de piedra que tuvo la Catedral, tallado en el siglo XII por el Maestro Mateo. En la parte superior destaca la estatua barroca de Santiago, flanqueada por las de sus discípulos Atanasio y Teodoro.  

FACHADA DE LA AZABACHERÍA:  

La Fachada de la Azabachería debe su nombre a la tradicional presencia de talleres dedicados a la talla del azabache en la plaza Norte de la catedral. Allí desemboca el último tramo urbano de los Caminos Francés, Inglés y del Norte, que entra al casco histórico por la llamada Puerta del Camino. La primitiva fachada aparece descrita en el Códex Calixtinodel siglo XII como ‘la Puerta del Paraíso’, no sólo por su belleza, sino porque representaba la historia de Adán y Eva, el pecado original y la redención. Ante ella estaba la Fons Mirabilis, fuente hoy trasladada al claustro, en la que se aseaban los peregrinos antes de entrar a la catedral. El ambiente medieval se completaba con las mesas de los cambistas de dinero, mezclados con vendedores de calzados, cuero y especias, y posaderos que ofrecían alojamiento. Hoy la fachada norte de la Catedral muestra trazas barrocas y neoclásicas, pues fue reformada por entero en el siglo XVIII. En su polémica construcción intervinieron numerosos maestros. Los primeros edificaron el cuerpo inferior, en el que predomina el estilo barroco con dos grandes escudos arzobispales y los segundos el cuerpo superior, de estilo jónico y presidido por la imagen de la Fe con los ojos vendados. En la cima del frontón se eleva la figura del Apóstol.  

FACHADA DEL OBRADOIRO:  

La estampa más fotografiada de la Catedral es su fachada oeste, llamada del Obradoiro por la presencia de talleres de canteros (obradoiros en gallego) que poblaron el espacio durante las obras la construcción de este gran telón barroco. Los 74 metros de altura de las torres se alcanzaron a mediados del siglo XVIII, cuando el arquitecto Fernando Casas y Novoa, continuando la remodelación iniciada en 1670 por Peña de Toro, añadió los remates barrocos a las torres medievales ya existentes. Las torres, conocidas como Torre de las Campanas la de la derecha, y Torre de la Carraca la de la izquierda, le confieren un fuerte efecto ascensional, debido al estrechamiento de los bloques a medida que se elevan. En el cuerpo central destacan los grandes ventanales que constituyen uno de los mayores vidrios anteriores a la Revolución Industrial En medio de las torres, se dispuso un gran retablo de piedra presidido por la figura de Santiago con atuendo de peregrino, sombrero, capa y bordón. Lo escoltan otras representaciones alusivas a la tradición jacobea, como sus dos discípulos, responsables del traslado de las reliquias del Apóstol a tierras del confín continental, por ser aquí donde Santiago había predicado el evangelio tras la muerte de Cristo. La escalinata fue construida entre 1594 y 1600 por el andaluz Ginés Martínez, dando una solución definitiva a los problemas de desnivel. A sus primeros peldaños de abre la cripta, obra atribuida al taller del Maestro Mateo realizada para salvar el gran desnivel existente entre la cabecera y los pies de la catedral. El espacio, que reproduce la planta de una iglesia y alberga una de las más antiguas bóvedas de crucería de España, puede visitarse con la entrada del Museo y Tesoro de la Catedral.

Colegio de San Xerome

Praza do Obradoiro, s/n

981 56 31 00

S. XVII.

El Colegio de San Xerome era el llamado Estudio Viejo, establecido por el arzobispo Fonseca III para estudiantes pobres, cerca del Convento de San Martiño. Cuando los monjes de San Martiño Pinario lo compraron para ampliar el convento, se levantó este nuevo edificio en la Praza do Obradoiro. En su entrada se instaló la portada románico-gótica del antiguo colegio. En el centro de la arquivolta figura la Virgen con el Niño rodeada de numerosos santos. El tímpano está presidido por la Inmaculada. Sobre la portada encontramos el escudo del fundador, el arzobispo Fonseca. En el interior, que en la actualidad alberga el Rectorado de la Universidad, hay un patio clasicista que hoy vemos acristalado

Hostal dos Reis Católicos

Praza do Obradoiro, 1

981 582 200

S. XVI.

El actual edificio fue mandado construir en 1501 por los Reyes Católicos para atender a los enfermos y peregrinos del divino Xacobe, según se puede leer en la inscripción latina que recorre el friso superior de la portada. Su construcción, no obstante, se decidió ya en 1492 coincidiendo con el descubrimiento de América.

El proyecto de las obras se debe al arquitecto real Enrique Egas. Delante de la fachada podemos ver una fuerte cadena del siglo XVI sostenida por pilares esmeradamente tallados que delimita la propiedad del hospital y que tiene su origen en las disputas de propiedad entre el Ayuntamiento y las autoridades del Hospital. Cuenta con una hermosa portada plateresca obra de los maestros franceses Martín de Blas y Guillén de Colás. En las pilastras de esta portada podemos ver de abajo arriba, las figuras de Adán, Santa Catalina y San Juan Bautista en la izquierda y las de Eva, Santa Lucía y María Magdalena en la derecha. En el friso de la puerta, estructurada a modo de arco triunfal romano aparecen alineadas las figuras de los doce apóstoles. En las pechinas sobre el arco podemos ver los medallones que recogen los bustos de los reyes Isabel y Fernando. Sobre el friso, en el cuerpo superior se abre la ventana del Aposento Real, reservado para hospedar a los monarcas cuando acudieran a Compostela y flanqueada por las imágenes de Cristo, la Virgen, Santiago, San Juan Evangelista, San Pedro y San Pablo. Dos grandes escudos, con las armas de Castilla flanquean así mismo, la portada. Recorriendo todo el frente del edificio vemos los balcones diseñados por fray Tomás Alonso, apoyados en ménsulas muy trabajadas que representan figuras fantasiosas. La cornisa se decora con una minuciosa cadena en la que sobresalen grotescas y obscenas gárgolas.

El espacio interior está estructurado en una planta rectangular con cuatro patios. El más artístico de estos patios es el primero que encontramos entrando a la izquierda, en el que destaca sobre todo, la puerta que conduce a la antigua sala de San Luis. El interior del Hostal alberga una hermosa capilla ojival, declarada Monumento Nacional en 1912. La parte más interesante de esta capilla de planta de cruz latina, situada entre los cuatro patios, es el crucero al que se accede a través de un enrejado de hierro de hermosa factura, obra del cerrajero francés Guillén. La bóveda del crucero, confeccionada en piedra litográfica de Coimbra, es de una bellísima filigrana. 

Monasterio e Iglesia de San Paio de Antealtares

Antealtares, 23

981 583 227

S. IX. Actualmente Barroco.

Fue fundado en el siglo IX por Alfonso II con doce monjes benedictinos, para que cuidaran y dieran culto al recientemente aparecido sepulcro del Apóstol Santiago. La actual construcción pertenece casi en su totalidad a los siglos XVII y XVIII, ya que la primitiva fue derrumbada.

Uno de los muros laterales cierra un flanco de la Plaza de la Quintana con absoluta sobriedad, a base de muros lisos sin decoración. En el centro de este muro, una lápida recuerda la formación del Batallón Literario organizado por los universitarios compostelanos para defensa de Galicia contra las Tropas de Napoleón.

En la fachada opuesta a la Plaza de la Quintana, encontramos la portería y en el ángulo la llamada puerta de los carros.

Tras la marcha de los monjes benedictinos en 1499, el monasterio fue ocupado por monjas de clausura. El convento se dedicó a San Paio, que siendo niño fuera martirizado en Córdoba. Su imagen degollada preside la fachada del templo.

La iglesia, de planta de cruz griega fue diseñada por frei Gabriel de Casas. Destaca en su interior el retablo del altar mayor.

A través de la iglesia podemos acceder al Museo de Arte Sacra, en el que se conserva el primitivo altar que acompañaba al sarcófago apostólico y que fue regalado por Xelmírez a este convento, substituyéndolo por otro más grandioso en el interior de la catedral.

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