La catedral.
Sobre la planta de cruz latina se alza una de las construcciones románicas más grandes e importantes de Alemania: la Kaiserdom. El emperador sálico Conrado II fundó esta edificación alrededor del año 1030 con el objetivo de erigir la iglesia más grande de Occidente. La catedral fue consagrada en 1061 bajo el reinado de su nieto Enrique IV. La imponente basílica abovedada de tres naves lleva a la perfección una estructuración de la planta que en el periodo siguiente ejerció una gran influencia en el desarrollo de la arquitectura románica de los siglos XI y XII. Como sepultura de los soberanos sálicos y de las dinastías Hohenstaufer y Habsburgo y sus esposas, la catedral se considera símbolo del imperio medieval. La cripta, que se ha conservado intacta hasta el día de hoy, merece una consideración especial. Se trata de la sala de columnas románicas más grande de Europa. En la plaza, delante del portal principal de la catedral, se encuentra el Domnapf (un recipiente de piedra de 1560 litros de capacidad), que antaño simbolizaba el límite de inmunidad entre la ciudad y el obispo
A sólo 21 km río arriba en el río Neckar se encuentra Heidelberg, con su castillo romántico en ruinas.
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