VILLEFRANCHE SUR MER

Muchos barcos hacen escala en este pintoresco pueblo francés para que los pasajeros puedan realizar excursiones por sus alrededores.
Ubicada en una bahía donde atracan los barcos de crucero, realizando el desembarque en lanchas (tenders).
La bahía ya era frecuentada antiguamente por los marinos griegos y romanos. Éstos la hacían servir como fondeadero y la llamaron: Olivula Portus. La bahía fue objeto de múltiples ataques bárbaros y sus habitantes abandonaron la orilla del mar para refugiarse en los montes cercanos; allí fundaron otra ciudad a la que llamaron: Montolivo.
En 1295 Carlos II de Anjou, conde de Provenza, se dio cuenta de la importancia estratégica del lugar y estableció, en el mismo, las fronteras de sus dominios. A fin de que los habitantes volvieran a repoblar la bahía les otorgó una franquicia contributiva. La ciudad fue bautizada, por ello, como: Villa Franca.

Tras la sedición de Niza, en 1388, Villefranche-sur-Mer pasó a los dominios del Ducado de Saboya. La ciudad pasó a ser, por tanto, el único puerto marítimo del ducado alpino hasta la construcción del puerto de Niza en el siglo XVIII, obteniendo los ingresos de todos los barcos mercantes que llegaban al puerto.

En 1543, tras la ocupación de la bahía por la flota franco-turca dirigida por Barbarroja, el duque de Saboya, Manuel Filiberto, ordenó la fortificación de la rada. Asimismo se construyeron, en esa época, el fuerte de Mont Alban y la ciudadela Saint-Elme, su construcción se terminó en 1557 y, por primera vez, se construyó una flota de barcos de guerra en la dársena del puerto.
La ciudad fue víctima de múltiples ocupaciones francesas entre 1720 y 1820 y fue anexionada, definitivamente, a Francia en 1860 junto con los dominios del Condado de Niza.
Lugar de veraneo desde finales del siglo XIX, la rada de Villefranche-sur-Mer, fue el lugar en el que se estableció la 6ª flota de guerra americana durante la Segunda Guerra Mundial entre 1945 y 1962.
Villefranche-sur-Mer es, actualmente, el primer puerto de Francia dedicado a los cruceros de recreo.
Una de las opciones de esta escala es visitar la ciudad portuaria, de la que destacamos, la Iglesia de San Miguel (Église Saint-Michel), en el centro de la antigua ciudad, fue erigida durante el primer cuarto del siglo XV, y transformada a finales del siglo XVIII. Es de estilo barroco italiano. En ella se conservan numerosas piezas artísticas, entre las cuales se halla un cuadro que representa a San Miguel y un Cristo esculpido del siglo XVIII (conocido como el Cristo de la galería), este edificio está clasificado, desde 1990 como Monumento histórico.
Capilla de San Pedro (Chapelle Saint-Pierre), en el puerto pesquero, fue decorada por Jean Cocteau en 1957.
Puerto de la Darse en él se llevan a cabo numerosas actividades (puerto recreativo, astilleros navales, etc.); donde también se encuentra el observatorio oceanológico de Villefrance-sur-Mer. Dependiente de la Universidad Pierre y Marie Curie, y bajo la dirección del CNRS es la sede de tres laboratorios de investigaciones científicas (oceanología, geociencias marinas y biología celular), en el que trabajan cerca de 150 personas.
Y por no hay que olvidar el tomar un aperitivo, mejor un Pernod, o almorzar en uno de los muchos restaurantes que encontramos a lo largo de su paseo.
Al final del mismo se encuentra la estación de ferrocarril, que nos puede conducir a Niza o Cannes en uno de los sentidos, o hacia Montecarlo en el otro, los tres destinos están a poca distancia, y nos permite visitarlos plácidamente.
Si se quiere realizar algo distinto, recomiendo visitar la ciudad de Sant Paul de Vence, situado en el interior entre las ciudades de Niza y Cannes.

Visitar la web para la información de estas ciudades.

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